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sábado, 12 de abril de 2014

Clase N° 2 08-Abr-14



La lectura  - quiebres

Desde principios de la historia y hasta fines de la Edad Media, el conocimiento estaba limitado a un pequeño grupo de personas (sacerdotes, escribas, filósofos, etc.). Durante la Edad Media, por ejemplo, el conocimiento estaba contenido (y aislado) dentro de los monasterios. Además, en Occidente, la Iglesia se consideraba la fuente de toda verdad, extendiendo su censura y a las ideas que desafiaban a sus dogmas.

La invención de la imprenta. La imprenta ya existía antes de Gutenberg, creada presuntamente por los chinos, pero era menos versátil, por ello, las tiradas más pequeñas, textos más caros. Gutenberg inventa los tipos móviles, que permiten formar fácilmente las hojas. Así, bajaron los costos y permitieron el acceso a la lectura a más personas.
Con el siglo XX se populariza la lectura, a través de la escolarización masiva, fruto de las teorías sociales surgidas a fines del siglo XVIII y principios del XIX, y así,  llegaba a todas las clases sociales.

Antes no se escribía tanto, pero por defecto. Y hoy, que hay tanto para leer, y tanto bueno, se pregunta uno ¿qué puedo agregar?

¡Se puede agregar nuestra mirada!

Consejos de Ray Bradbury para jóvenes escritores (2001)

No empieces escribiendo novelas. Toman mucho. Empieza escribiendo “una cantidad endemoniada de cuentos”, al menos uno por semana. Toma un año para hacerlo. Bradbury asegura que simplemente no es posible escribir 52 malas historias al hilo. Él esperó hasta los 30 para escribir su primera novela, Fahrenheit 451. “Y valió la pena esperar, ¿eh?”
En este siglo las novelas o son muy comerciales o muy intelectualizados. Es difícil encontrar el equilibrio. Almudena Grande, trabaja la guerra civil española. Incluye mucha poesía.

Puedes amarlos, pero no remplazarlos. Ten esto en mente cuando inevitablemente intentes, consciente o inconscientemente, imitar a tus escritores favoritos, justo como él imitó a H.G. Wells, Jules Verne, Arthur Conan Doyle y L. Frank Baum.
(Verne, Conan Doyle, ). Estamos parados en hombros de gigantes (Isaac Newton). En la literatura brasileña hubo un período llamado “antropofagia”; que era comer los autores que admiramos, y los “digerimos”; creando un estilo

Examina la “calidad” de los cuentos. Él sugiere Roald Dahl, Guy de Maupassant y los menos conocidos Nigel Kneale y John Collier. Nada en el New Yorker de hoy le llenaba el ojo, pues encontraba que esas historias “no tenían metáfora”.
No hay lectura ingenua. Hay que leer entre líneas. Qué nos quiere decir el autor. Indicios, marcas.

Ocupa tu mente. Para acumular los bloques intelectuales de estas metáforas, Bradbury sugería una serie de lecturas nocturnas: un cuento, un poema (pero Pope, Shakespeare y Frost, no la “basura” moderna) y un ensayo. Los ensayos pueden ser de una diversidad de campos, incluyendo arqueología, zoología, biología, filosofía, política y literatura. “Al final de mil noches, ¡Dios!, ¡Estarás lleno de cosas!”
El descarta las historias que no tienen metáfora. Las historias que no dejan nada, que no enriquecen

Deshazte de los amigos que no creen en ti. ¿Se burlan de tus ambiciones de escritor? La sugerencia es que los despidas sin retraso.

Vive en la biblioteca. No vivas en tu “maldita computadora”. Bradbury no fue a la universidad, pero sus insaciables hábitos de lectura le permitieron “graduarse de la biblioteca” a los 28.
Somos los Manos.
 

Enamórate del cine. Preferiblemente del viejo.
Matilda, Charlie y la fábrica de chocolates (Roald Dahl)

Escribe con alegría. “Escribir no es un negocio serio”. Si una historia comienza a sentirse como un trabajo, deséchala y comienza una nueva. “Quiero que envidien mi alegría”.

No planees ganar dinero. La esposa de Bradbury “hizo un voto de pobreza” para casarse con él. Solo hasta los 37 pudieron comprarse un auto.

Enlista 10 cosas que amas y 10 cosas que odias. Luego escribe sobre las primeras y “mata” las segundas —también escribiendo sobre ellas. Haz lo mismo con tus miedos.

Escribe cualquier cosa vieja que surja en tu mente. Bradbury recomienda “asociación de palabras” para romper cualquier bloqueo creativo, pues “no sabes lo que hay en ti hasta que lo pruebas”.

Recuerda, cuando escribes, lo que estás buscando es que una sola persona llegue y te diga: “Te amo por lo que haces”. O, en su defecto, buscas a alguien que llegue y diga: “No estás tan loco como la gente dice”.

Los escritores que son poetas ponen trabajan más sobre los textos, sobre la palabra.

Occidente es la fusión de dos culturas:
Tradición greco latina. No tiene el concepto de culpa.
Tradición judeo cristiana. Propone el libre albedrío, enganchado fatalmente con la culpa.

Yo lírico: lo más cercano a la persona, aunque el protagonista sea un perro. No es enteramente la persona del que escribe, sino un acercamiento lo más cercano a lo subjetivo.

Ejemplo: Un cuento de Horacio Quiroga (de Cuentos de la selva). A la deriva. Paulino, contado en tercera persona. Comete un error, pisa una víbora. Para JLB, la muerte es un alivio, termina de padecer la vida. En este caso, no, trata de sobrevivir a toda costa. El autor cuenta en tercera persona. Focalización.

La riqueza de la literatura está en la ambigüedad.

Francisco Gandolfo
Retomamos de la clase anterior.

Poeta de la generación del 40. Lo que tiene de interesante es su “yo lírico”: Esa generación es interesante porque los toma en el medio la Segunda Guerra Mundial, y un mundo convulsionado.  

Gandolfo hace cambios estructurales enormes para la época, influenciado por James Joyce. El suprime los signos suprasegmentales y las mayúsculas, para simular un fluir de la conciencia. Es una poesía alejada del lirismo del soneto, que veía vacío, y se acerca a la prosa, para buscar un sentido. Utiliza palabras que jamás se usarían en un poema (estática, metálico, occipucio de una mosca)

Signos suprasegmentales: puntos, comas, etc.

La ley del péndulo: aplicada a los movimientos literarios, que van en un sentido y luego en otro. Como los automóviles, cada 10 años, los diseños de moda se llenan de cromados, líneas curvadas y voluptuosas, faros gigantes, y, cuando se produce el agotamiento en el observador (cliente) retornan a diseños más ascéticos y geométricos.


Leemos 3 poemas: 

“El misterio me ha perseguido siempre…”

El yo lírico aparece en la primera línea (el poema es una emoción contada). Su yo lírico es muy prosista.

Dedicado a Juanele /Juan L Ortiz

“Escribiré un poema
        
“El pájaro se había parado en la…
Pinta de galán cinematográfico de los años 40”
                                 
Lobizón
“veo surgir la luna llena en el horizonte”

La experiencia diaria.






1 comentario:

  1. Ejercicio
    (Inspirado en la lectura de poemas de Francisco Gandolfo)
    Inspiración interrumpida

    Una pena pequeña
    mira a un lado
    luego a otro,
    y se instala,
    clavando sus dulces garfios
    por todo lo sensible,
    y se sienta a esperar.
    Entonces aparecen
    otras cositas
    que miran distraídas
    a través de los cristales
    de la compasión
    o, tal vez, de la envidia,
    saltan y se mueven,
    con mal simulado desdén
    Y van arrancando, uno a uno
    los pequeños garfios
    hasta que la pena
    refunfuñando,
    se va a buscar
    a otro poeta.

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