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sábado, 26 de septiembre de 2015

Clase N° 49 - jueves 17 de septiembre de 15




Este un pequeño resumen de la clase de la Lic. Sandra Pien, dedicada a la poética de Héctor Negro, recientemente fallecido.

Héctor Negro (Buenos Aires, 27 de marzo de 1934- 15 de septiembre de 2015) fue un poeta y periodista argentino, cuyo nombre real era Ismael Héctor Varela y que tuvo una vasta trayectoria como letrista de tango.

Fue autodidacta. Comenzó de chico haciendo letras para murgas en el barrio de Belgrano donde había nacido y ya en 1954 escribió su primer tango: Calle nuestra al que le puso música Domingo Armendaro. En 1955 fundó el grupo de poesía El Pan Duro. Escribió para la página de Tango del diario Clarín entre 1981 y 2000, además de sus frecuentes colaboraciones en periódicos y revistas literarias, publicó los libros de poemas Bandoneón de papel (1957), El fuego lúcido (1961), Luz de todos (1965), Para cantarle a mi gente (Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores) (1971), La ciudad invadida (1975), Testigos de la ciudad (1977), Ciudad de los flacos aires (1981), De tango, de fútbol, de lunfardo (1985), Cancionero - Levántate y canta (1985), Tanguitos para decir, milongas para contar (1988), El tango y sus poetas (antología, 1996), Milongas, valses y tangos de siempre (antología, 1996); Más tango, más fútbol, más lunfardo (1997), Y voy cantando al andar (selección poética, 1998); Tangos: herencia y desafíos (2001), Gorrión del mundo (2005)¸ El lenguaje y la poesía del fútbol (2005) y La verdad sobre El Pan Duro-Grupo de poesía 1955/1964 (2007), entre otros.

Fue Miembro de la Academia Nacional del Tango y de la Academia Porteña del Lunfardo y fue jurado en muchos concursos vinculados al tango. Disertó sobre tango en números países.

Es el autor de numerosas letras de tangos, entre los que se destacan Esta ciudad que, musicalizado por Osvaldo Avena fue galardonado en 1967 con el primer premio del concurso de música ciudadana organizado por la empresa Odol. Sus tangos Un lobo más, Responso para un hombre gris y Un mundo nuevo fueron incorporados a la obra teatral Tres días con gerente, de Julio César Silvain, estrenada en 1966.

Otras letras de tango destacadas son Bien de abajo, con música de Arturo Penón, estrenada y grabada en 1967 por Osvaldo Pugliese, Tiempo de tranvías, estrenada con música de Raúl Garello en 1979 y Viejo Tortoni, con música de Eladia Blázquez, estrenada diciembre del mismo año en el café homenajeado en ese tango por Osvaldo Arana. Varios son los compositores que pusieron música a sus letras: José Dames en Nos quedamos sin hablar, Osvaldo Pugliese en Hermano, venga ese abrazo, Luis Stazo en Al aire libre, Aquiles Roggero en A la luz de la pensión y Osvaldo Arena en Responso para un hombre gris, Somos hoy, Oscura de piel besada, Buenos Aires vos y yo, Quiero elegir mi vida, Para bailarlo juntos, Canción de pobre, Aquella Reina del Plata y Piropo en milonga, entre otros.

Algunos de los grandes artistas que interpretaron sus obras son Los Arroyeños, Carlos Barral, Eladia Blázquez Roxana Falasca, Carmen Guzmán, César Isella, Rubén Juárez, Julio Lacarra, José Larralde, Reinaldo Martín, Opus Cuatro, Osvaldo Piro, Osvaldo Pugliese, Susana Rinaldi, Mercedes Sosa, Chany Suárez y Carlos Varela.

Fue galardonado, entre otros reconocimientos, con el Premio Prensario en 1981, el Premio Konex 1985 en Música popular, el Gran Premio SADAIC en 1993, el premio del Círculo de Poetas Lunfardos en 1998 y el Premio Konex 2005 en el rubro Música popular. La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires lo declaró Personalidad Destacada de la cultura.



Recurso vinculante: Paronomasia.

Es un recurso fónico que consiste en emplear parónimos (palabras que tienen sonidos semejantes pero significados diferentes). Fue muy utilizado por los conceptistas en sus burlas o sátiras. Utilizado en canciones. Aliteración, repetición.

Ejemplos:
¡ En esto estoy y estaré siempre puesto (Garcilaso de la Vega).
¡ Entre casado y cansado solo hay una letra de diferencia.
¡ El erizo se irisa, se eriza, se riza de risa (Octavio Paz, "Trabajos del poeta, V" en Libertad bajo palabra, 1949)
¡ La mujer es para eso, paraíso, / para uso de los hombres (José María Fonollosa, «Eldridge Street»).
¡ Mimarse no es mirarse, ni minarse.



Obra poética

Hombre de dos mundos

En este tercer mundo se vive en el quinto infierno.
La ciudad tiene orillas que invaden sus arterias.
Tiene manos tendidas suplicando mandrugos
y dormideros turbios con cobijas de niebla.

Las vidrieras resguardan los lujos del mercado.
Las bolsas de residuos, la ración de los pobres.
Pero el paisaje inerme se agobia con los parias,
que sin pudor alguno lo pueblan y recorren.

El primer mundo espía desde el "shopping" blindado.
Desde el confort del "countri", desde la "caja idiota".
Espía mientras crecen jugosos dividendos
y se agranda el pedazo que le toca en la torta.

La libertad de todos es el bien más preciado.
Pero al ser bien con precio, cuesta poder usarla.
Quien más tiene más usa, por lo tanto es más libre.

Hay un poder privado que nos priva de mucho.
Y un no poder cambiar estas reglas de juego.
La culpa es de esos pobres: eternos fracasados,
que el tiempo multiplica y fracasan de nuevo.

Yo que he venido al mundo sin saber que había varios.
Que he tratado de ser y crecer bajo su cielo.
Que no pienso llevarme de este mundo más cosas
que haber pasado limpio y terminado entero...

Pregunto: ¿si el primero no es el mundo de todos?
¿Si el tercero es acaso algún mal necesario?
¿No será que ya es tiempo de emparejar los tantos?

¡Oh, señor del gran cosmos que todo lo ordenaste!
Algo aquí no funciona en este reino humano.
Los que tienen con qué, se han comprado hasta el cielo.
Y a los que nada tienen, ya ves, los condenaron.


Gorrión del mundo. Cantos, versos y poemas, Marcelo Olivieri Editor, 2005


Un lobo más

La calle me clavó
la punta de su cruz.
La calle me apretó
el hueco de la luz.

En suelas que gasté.
En tanto andar detrás.

La calle con mi piel
y con la piel de usted,
se puso la llovizna
y me enseñó a morder.

Un lobo más
que tuvo que vivir.
Tibieza y pan
me puse a perseguir.

Por pisar mal
a veces me caí.
Por no pegar
me la dieron a mí.

Un lobo más
que tuvo que aprender
a no llorar
y a saberse vender.

Por no aflojar
de adentro me arrugué
Por no entregar
lo poco que salvé.

La calle me enseñó
sus dientes y su ley
y lo que quise yo
qué caro lo pagué.

(tango)


Dios y yo

A veces,
en las tremendas tardes de Buenos Aires,
cuando el delirio y la prisa
sacuden los grillos
que aún quedan,
en las cabezas de los hombres;
entre la cifra y el horario,
entre las frenadas y los mordiscos afiebrados
que tratan de sobrevivir en la locura,
saco unos papelitos
pequeños como alas de libélulas,
blancos como esas nubes
que nadie tiene tiempo de mirar
y escribo
Trozos de poemas,
imágenes, canciones,
sueños sin medida,
palabras para las muchachas
que me escapan apuradas
e indiferentes,
versos...
Porque quiero salvarme,
salvar algún pedazo,
dar de comer a mis pájaros
atender a mis grillos

Y llenar con toda mi música
y la música que nadie aprovecha,
mis bolsillos cansados.
Por eso voy silbando
y canto a media voz en plena tarde
y sobrevivo a mi manera.
Hasta que el crepúsculo
desata mi alcancía de sonidos con alma,
mueve mis ramas
hace flamear mis pájaros ocultos.

Y mis papelitos se sueltan
como mariposas,
como hojas del otoño,
como la pelusa celeste del cielo que se fuga
y se reparten en el aire de mi ciudad,
montan su viento
y me reparten
desde la luz agazapada de mis mejores gestos,
salvándome,
salvándome...
Porque siempre
vuelvo a encontrarme con ellos
otra vez
en la tarde siguiente.
en medio del estruendo
en pleno forcejeo
cuando solamente Dios y yo
sabemos
por qué es necesario ganar la eternidad,
sobrevivir..
Dios y yo.
Ustedes, los árboles, los pájaros,
los grillos las muchachas, las lluvias,
mis papelitos
            y yo.

¿Se dan cuenta?

 La ciudad invadida





Cuidado

Baja el sol con los dientes apretados.
La vías lo prolongan hasta el miedo.
Cuidado que se afila la rabia.
Cuidado que no duerme el fogonero.

Sube el humo sus lentas golondrinas
y el fuego agazapado queda suelto.
Anda un viento de rostro amotinado.
Cuidado con el viento.

Cabecean un sueño los soldados
allí donde madruga el señalero.
La noche pesa  mucho últimamente
Cuidado con el sueño.

Hoy no ha traído Pedro el ferroviario
la canción que me silba su regreso.
Cuidado con los pobres que no cantan
que Pedro está cantando para adentro.

Hay un temblor extraño en las calles
y un silencio distinto que está ardiento.
Anda juntando fe para la gente.
Cuidado este silencio.

Cuando marchemos todos bien del brazo.
Cuidado si es que son los brazos nuestros.
Cuidado con el miedo de los mansos
Cuidado con el pan del panadero

Luz de todos. ediciones La Rosa Blindada, 1962.


Esta ciudad

Ciudad,
que se me va de las manos.
A mí
que la amasé en luz y barro.
Ciudad,
abeja de hollín porfiado.
Neón,
sobre el desvelo clavado.

Jaulón,
de bache, pared y asfalto.
La grúa sobre la pena
y una garúa de antenas
desplumándome el gorrión.

Me la mojaron raras olas de otra playa.
Entró a orejear un caracol a transistores.
Y hasta el amor, el pan y la baraja
se los trampearon con mentiras de colores.

Y yo tras ella manoteando entre las llagas,
buscándola en las madrugadas fabriqueras,
en el amor, en la amistad que no se paga,
en esa bronca que nos une con cualquiera.

Y así,
hasta entender su locura,
yo perseguí su ternura
y con la luz que me dura
le hice esta mueca de amor.
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Bien de abajo

Yo soy bien de abajo y anduve a los tumbos
cuerpeando la mala y al fin le gané.
Me pesó en el lomo conservar el rumbo.
Me costó mis golpes, pero no aflojé.

Peleé por la luz que quisieron robarme
y si perdí cosas, salvé lo mejor.
Hoy tengo el orgullo de no doblegarme.
De saber que nadie me vende un buzón.

Por eso mi tango nació retobado.
Porque me he cansado de ver aguantar.
Cuando creo en alguien, me pongo a su lado.
Y si estoy jugado no me vuelvo atrás.

Y si es que mi vida
la vivo a los saltos,
tengo tanto asfalto,
que caigo "parao".

Soy sangre rebelde, muchacho de abajo.
Yo creo en mis brazos, en lo que ellos dan.
Y del lado izquierdo me caigo a pedazos,
cuando unos ojazos me miran de más.

Mi barrio y mi gente escuchan mi credo
que a los barquinazos aprendí a cantar.
Como un canto arisco, donde el sol que muerdo
calienta mis labios para protestar.


De Buenos Aires morena

Viento que viene del Sur,
fue su ardor de muchacha.
Polen moreno en su piel
y en su voz, la fragancia.

Trajo el aroma feliz
de la flor de su patio.
Ganas de darse y vivir
desvelaban sus manos.

Sé que el poeta la amó
y la puso en su canto.
Y que su canto lloró
cuando la vio partir.

De Buenos Aires morena...
ojos de llama y milagro.
Fraguas de besos que entregan
sus labios quemando...

Cuando regresa hacia el Sur,
ni los besos le alcanzan.
Relampaguea de amor
y el adiós la desangra.

Hay que robarla del Sur
y a la vida llevarla.
Darle a la noche la luz
de su risa robada.

Sé que el poeta tembló
cuando pudo encontrarla.
Ella a sus brazos volvió
por caminos del Sur.

De Buenos Aires morena...
Hay que robarla cantando.
Pájaros ebrios y estrellas
la vienen llamando.

Y las cigarras del viento
le cuelgan su canto.



Viejo Tortoni

Se me hace que el palco llovizna recuerdos,
que allá en la Avenida se asoman, tal vez,
bohemios de antaño y que están volviendo
aquellos baluartes del viejo Café.

Tortoni de ahora, te habita aquel tiempo.
Historia que vive en tu muda pared.
Y un eco cercano de voces que fueron
se acoda en las mesas, cordial habitué.

Viejo Tortoni.
Refugio fiel
de la amistad junto al pocillo de café.
En este sótano de hoy, la magia sigue igual
y un duende nos recibe en el umbral.

Viejo Tortoni. En tu color
están Quinquela y el poema de Tuñón.
Y el tango aquel de Filiberto,
como vos, no ha muerto,
vive sin decir adiós.

Se me hace que escucho la voz de Carlitos,
desde esta "Bodega" que vuelve a vivir.
Que están Baldomero y aquel infinito
fervor de la "Peña", llegando hasta aquí.

Tortoni de ahora, tan joven y antiguo,
con algo de templo, de posta y de Bar.
Azul, recalada, si el fuego es el mismo,
¿quién dijo que acaso no sirve soñar?


Tiempo de tranvías

Tiempo de tranvías tropezando el empedrado.
Patios que se abren a la luna y al parral.
Mágicos zaguanes con temblor de besos largos.
Penas de ginebra que tanguean en el bar.

Vuelven esos ecos de las mesas de escolaso.
Noches con la barra en la esquina fraternal.
Sábado y milonga que promete el club del barrio
y el domingo, lleno de ese fútbol sin igual.

Tiempo de tranvías,
que allá se desbarrancaron.
De los carnavales
que fueron de otra ciudad.
Te vieron mis ojos pibes
encendidos y asombrados.
Te canta mi tango nuevo,
con ganas de recordar.

Tiempo lindo de tranvías,
que fueron de otra ciudad...

Fueye de Pichuco cuando el gordo era muchacho.
El violín de Gobbi y la orquesta de Caló.
Barras milongueras de Pugliese en cada barrio.
Tangos del 40 que canté con otra voz.

Era mi Corrientes colmenar de tango vivo.
Era cada ochava la promesa de un cantor.
Tiempo de tranvías, de las calles con silbidos.
Sé que ya el olvido no podrá jamás con vos.

Tiempo lindo de tranvías,
que fueron de otra ciudad...

1 comentario:

  1. Ejercicio
    17-Sep15

    Héctor Negro
    Paronomasia

    Yo era el tango

    Yo era el tango
    Te acordás hermano?
    yo era pueblo
    yo era nostalgia, deseo, ironía ciudadana
    yo era barrio, subsuelo, misterio
    yo era la vieja, el café, el zaguán,
    yo estaba prohibido
    yo era Gardel.

    Mis letras lloraban, gritaban, reían
    Los garcas me despreciaban
    por berreta, lujurioso, protestón.

    Quién me mató?
    Los Beatles?
    Piazzolla?
    Steve Jobs?
    O será ese pueblo
    que pelechó
    y me tiró al tacho.

    Ahora soy una pieza de museo,
    Una pieza cara de museo.
    Caro como los vinos que se burlan de la gilada.

    Ahora soy exótico, exclusivo, extasiante
    Todo ex.

    Los yonis vienen y pagan 1000 mangos para escucharme
    Como las pastoras doradas, el tilingaje
    que antes me despreciaba
    baila algo que creen que es milonga.

    Qué gil que fui…
    yo, que fui el capo de la nostalgia
    del pasado añorado que fue mejor
    voy a terminar enterrado debajo del estaño,
    la fórmica y la fibra de carbono.
    Eso sí: Iluminado con LEDs,
    a todo color.

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