LA POÉTICA DE
ESTER DE
IZAGUIRRE
In memoriam
La portada de Morir lo imprescindible, antología, Ed. Vinciguerra, 2006.
Este es el programa N° 15, nuestro 15vo encuentro de Abordajes
poéticos, el taller de lectoescritura de la Fundación Argentina
para la Poesía realizado online vía streaming los
jueves de 18 a 19 hs, hora argentina, en www.onradio.com.ar
Los textos que leímos durante el programa-taller:
De Abel Posse, prólogo para Poemas
(1960-1992). Obras completas
Hay poetas que
construyen su voz en un largo camino de actividad literaria. Tanto el material
ideológico como las experiencias personales, los sentimientos ingresan para
someterse a la presión de lo literario, a la dominación -afortunada o
desafortunada- de una estética.
Otros poetas
prefieren el camino del afinamiento personal. Se diría que la página en blanco
sobre la que inscribirán su estética, son ellos mismos. Es un propósito difícil
y hasta riesgoso, no cabe mucha posibilidad de subterfugio ni de
distanciamiento (aquel «extrañamiento» de que hablara Bertold Brecht). Todo el
yo del poeta pasa a ser instrumento del decir poético, del canto; el hombre,
poeta en estos casos, intenta ser laúd, órgano catedralicio o quizás
melancólico silbido humano enriquecido por el temblor de los humanísimos
labios.
Si tuviera que definir
a Ester de Izaguirre preferiría este símil. Asume todos los riesgos de nombrar
sentimientos y situaciones. Lo hace exponiendo su sensibilidad al desnudo, sin
adornos de conclusiones morales -esas falsas alturas políticas, religiosas o
éticas. Consigue vencer el difícil desafío y nos alcanza estos poemas
humanísimos, sinceros, verdaderos. En ellos aparece la cotidianidad sin
arrogancia ni agregados épicos, simplemente la verdad de lo cotidiano y lo
simple, pero tamizados por una sensibilidad atenta, una sensibilidad de poeta,
capaz de una percepción profunda y significativa que transformará esos hechos
simples de todos los días, en experiencia profunda y trascendente.
Se dijo que los
poetas son los más encumbrados constructores de esa «conciencia social
reflexiva», ese arduo trabajo de los hombres -los únicos seres incompletos (y
por esto imperfectos) de la creación. Somos los espectadores, estamos obligados
a tomar conciencia.
Toma conciencia el
ingeniero, el científico, el periodista, el hombre que medita sobre su
situación y sus conflictos. Pero el poeta es el más alto exponente de esta
necesidad porque su toma de conciencia es la más universal y completa: opta por
captar -o lucha por capturar- el sentimiento del existir. Puede intentar
hacerlo con un Himno holderliniano o en un ciclo terrenal y celeste como el de
la dantesca Commedia, pero también puede hacerlo a través de lo
mínimo, a través de las cosas de nuestro entorno, del aquí y del ahora. Si es
verdaderamente poeta, comprenderemos y sentiremos en su voz que al nombrar lo
que vemos y sentimos todos los días, como por arte mágico, esa realidad
aparentemente inmediata, es devuelta a una profundidad que se nos escapaba
antes del verso.
Si el sociólogo
explica y el político y el filósofo interpretan, el poeta nos da, en cambio,
algo total: el sentimiento de vida como conciencia del existir. Ni la piedra ni
el animal necesitan sentirse vivir, pero sí el hombre. Y entre todos
corresponde al poeta entregar la expresión de ese sentimiento total. A lo largo
de las generaciones los poetas son -pura y simplemente- nuestra conciencia
humana.
Ester de Izaguirre no
centra su libro en temas o series de temas excluyentes. Su conciencia poética,
libre y emocionada, se posa en el más variado paisaje, desde lo personal hasta
el ambiente ciudadano.
Sus versos encuentran
seres queridos, las casas, las calles de la ciudad -hasta sus personajes como
«El deshollinador» (poema logradísimo)-, el amor y la meditación del amor, y la
muerte, el interrogante eterno.
Pero los temas de
todos sólo cobran altura en la pluma de muy pocos, y Ester de Izaguirre logra
darnos una clara prueba de sensibilidad omitiendo las sonoridades del arte
elocutivo tanto como el prestigiado recurso de las interpretaciones fáciles
(aunque se revistan del prestigio de lo filosófico o lo político) y queda un
despojado sentimiento de verdad, de pura realidad. Es aquí cuando su poética se
hace altamente significativa, reconfortante, ya que hay una afirmación final de
la vida.
Ester de Izaguirre
nos eleva a una celebración verdadera, a una afirmación, diría, religiosa
final, que nada tiene que ver con facilidades fideístas.
Creo que éste es el
aspecto que más tenemos que agradecerle a Ester de Izaguirre. Yo, formalmente,
lo hago con entusiasmo, al haber encontrado verdadera poesía en estos tiempos
de falsas cosmogonías y quejas plañideras.
Trabajaremos además el Recurso
de derivación: la unión de palabras que provienen de una misma raíz.
Decantación
Mi deseo de hoy es más profundo
que el habitual anhelo de estrecharte,
no tiene sexo, génesis del mundo,
ni piensa en el final al comenzarte.
Como a un niño dormido quiero verte
la piel ceñida a la bondad del viento,
paladear el milagro de saberte
en esta sed sin manos ni tormento.
Habrá un mensaje vago, indefinible,
en la renuncia de nuestra mirada
y en la luz de la estrella inasequible.
En esta noche extraña, humanizada,
bordaré un arabesco imperceptible
en la trama infinita de la nada.
Capricho
Para quererme queriendo
como quiero que me quieras
tendrás que querer, queriendo
como si no me quisieras...
El amor en un suspiro
y besos en los cantares,
me mirarás si te miro
como si no me mirares.
Sentir que sientes sentires
y que los sientes callando,
decir con ojos decires
que el labio va silenciando.
Para quererme queriendo
como quiero que me quieras
tendrás que querer, queriendo
como si no me quisieras.
Lluvia,
ayer
«Sólo el rostro emerge del tiempo como desde el
fondo de las aguas; y no puede mirarnos».
Rilke
Caminaba tu sombra
junto a mí,
sombra gris y mojada,
verde en el césped,
roja en los guijarros
de la plaza.
Poco puede la lluvia
con las sombras
y con las manos cálidas
que se buscan
(maderos ingrávidos
en la corriente
de un río).
Poco puede la lluvia
con los labios
que no pueden besarse,
porque nadie
se besa a sí mismo.
Poco puede la lluvia
con las palabras
que no se pronunciaron...
Tú, a mi lado,
los dos fuimos
aquel día lluvioso,
artífices de un tiempo
hecho para el olvido.
Júbilo
En
este momento soy feliz.
Apenas
puedo creerlo.
El
tiempo es un esclavo
que
se postra a mi paso
como
una palma urgida por el viento.
Me
sonríe el tejado
con
sus gatos en celo.
Me
siento afortunada.
pero
es tan extraño
no
explicarme por qué.
Ni
una gota de alcohol
porque
no bebo.
No
me queda ni un valium
ni
un compromiso fáustico
ni
un proyecto de viaje
ni
ha sonado el teléfono en la tarde.
Por
qué será este júbilo.
Ya
empiezo a sospechar
una
emboscada.
Mi
bisabuela india
En Paraguay, Quindy, 1870
Guerra de la Triple Alianza
Allí
vivió y allí quiso morir.
Fueron
cerrando el círculo en su casa de troncos
levantaron
sigilosos edificios
y
las luces eléctricas derritieron los cirios que encendía
para
asustar a rayos y tormentas.
Le
talaron los árboles
rompieron
el aljibe
y
le enturbiaron el arroyo donde lavaba ropa.
Mi
bisabuela tan sola, tan valiente
cuando
leyó la carta
anunciando
la muerte de los hijos
que
ramoneaban raíces en la selva
antes
de que las bayonetas
les
cerraran los ojos.
Mi
bisabuela india tan sola en el arroyo
ahora
blanquea recuerdos
con
nudillos de niebla.
DIFERENCIAS
ENTRE MI GATO Y YO
Alguna
vez nací y existirá el final.
Él
no lo sabe.
Utilizo
como jueces los espejos
para
que juzguen signos en mi cara.
Él
ni siquiera busca reflejarse en el agua.
Yo
quiero permanencia
y
nos enamoramos “para siempre”
porque
también mentimos.
Él
crucifica al silencio de la noche cuando ama
y
después, ni el recuerdo.
Yo
intuyo la existencia de los dioses
para
poner barreras a los sueños
al
desmadre, al cansancio, a los disfraces.
Qué
lástima me da no ser un gato
para
ignorar el plazo que se acaba.
A
UNA AMIGA DE LA INFANCIA
Quiero
que me recuerdes cosas
que
a mí se me olvidaron,
aquello
en que deseaba convertirme,
el
detenido enero,
el
sol iridiscente junto al ceibal dormido.
Recuérdamelo
amiga.
Investigo
la prehistoria de mis manos
y
no descubro nada.
Sé
que tu voz,
una
venda de estrellas quitará de mis ojos
y
volverá aquel patio, nuestro fugaz reinado
donde
hacíamos coronas con los sauces
en
aquellas domesticables primaveras.
Convócame
a aquel tiempo que se fue.
Si
lo entendieras como yo
no
cabrían en el mundo tu miedo y mi dolor.
Las
cartas se extraviaron,
en
todos los correos hay fogatas de letras,
los
teléfonos se ahogan con sus propios cordones,
los
libros permanecen en rancias bibliotecas
bautizados
con ojos que ahora leen la tierra.
Los
partidos de fútbol señalarán domingos
y
una máquina sorda partirá en dos la siesta.
Entonces,
esta culpa de haber nacido a medias,
de
vivir olvidando tanta infancia de veras,
sabrá
que ya no hay tiempo
bajo
el cielo que espera.
JUDAS
Soy
Judas, el traidor,
y
te di más que todos,
yo
te di más que amor.
Para
ellos la merced del heroísmo
y
la docilidad de serte fieles,
porque
ellos no afrontaron tu mirada
allá
en Getsemaní.
Ojalá
me hubieras dicho: “te comprendo,
lo
estás haciendo bien. Ánimo, Judas”.
Ellos
navegaban en barcas
que
el prodigio salvaba de mareas tenaces,
yo
me hundí hasta tocar fondo en los abismos
de
este mar de ser hombre y acordarse.
Todos
vieron los clavos y lloraron,
yo
te inmolé para que amanecieras.
Convocaron
a tantos para el drama,
Caifás,
Anás, Herodes y Pilatos,
por
qué también a mí. Yo te quería.
Por
qué habrán acuñado las monedas,
por
qué las profecías.
Por
qué el árbol aciago
como
un ojo hechicero reclamándome
desde
la sangre intacta de la Biblia.
Soy
Judas, el traidor,
el
que mejor cumplió con su destino.
El
que entregó al que amaba. Por amarlo.
Aquí el link del audio del
taller-programa:
Y recordamos que
Los Abordajes poéticos pueden verse y escucharse online
los días jueves de 18 a 19 hs, horario de la Argentina, vía streaming, por www.onradio.com.ar
Las
yapas:
1- Ester de Izaguirre, más poemas http://www.cervantesvirtual.com/portales/literatura_paraguaya/obra-visor-din/poemas-19601992-obras-completas--0/html/ff81ab86-82b1-11df-acc7-002185ce6064_2.html#I_3_
2- Leonard Cohen - Discurso por el premio Príncipe de Asturias (Subtitulado castellano)
¡Buena semana
poética!
So long,
Leonard Cohen!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario