sábado, 27 de septiembre de 2014

Clase N° 20 - 25 de septiembre 2014

 Hoy haremos un acercamiento a la poética de Juan Ramón Jiménez, un desconocido para las nuevas generaciones, que no han oído hablar siquiera de Platero y yo, libro de lectura obligada en los colegios de la Argentina, por lo menos hasta la década del ´80.


Juan Ramón Jiménez (1881-1958) es un autor esencial para la poesía en lengua española y para la poesía contemporánea occidental. Sus propuestas éticas y estéticas marcan una línea divisoria entre el Romanticismo de Espronceda y Bécquer, bajo cuya influencia escribe sus primeros versos, y el Modernismo y las vanguardias de las primeras décadas del siglo xx. Tras la muerte de Rubén Darío, le corresponde el liderazgo entre los más jóvenes poetas de su tiempo, quienes escriben bajo sus principios, deslumbrados por el rico caudal de sus luminosas imágenes y por la profundidad conceptual y simbólica de sus versos. El exilio en América durante las décadas de los cuarenta y cincuenta enriquece su poesía, que adquiere una dimensión cósmica y mística sin precedentes hasta ese momento en la tradición española.

Juan Ramón Jiménez es más bien un escritor del Novecentismo, pero su primera época es modernista y también se caracteriza por la influencia de Bécquer.
En 2006 se celebró el quincuagésimo aniversario de la concesión del Premio Nobel a Juan Ramón Jiménez, en 1956.

Tomado del sitio del Premio Nobel, que señala:

The Nobel Prize in Literature 1956: Juan Ramón Jiménez

Prize motivation: "for his lyrical poetry, which in Spanish language constitutes an example of high spirit and artistical purity".

Field: poetry, prose

Language: Spanish



Breve síntesis biográfica

Juan Ramón Jiménez nació en Moguer, Huelva, el 23 de diciembre de 1881 y falleció en San Juan de Puerto Rico el 29 de mayo de 1958.

Abandonó España luego del estallido de la guerra civil, aparentemente, para tomar distancia de ambos bandos contendientes, y vivió varios años en los Estados Unidos, primero como diplomático y luego como conferencista y docente universitario. En 1950 fijó residencia en San Juan de Puerto Rico.

Realizó una visita a la Argentina en 1948, donde era muy reconocido. Allí conoció a la entonces joven María Elena Walsh, de 17 años, a quien luego de premiarla por ser él uno de los jurados del Premio Municipal de Poesía junto a Borges, Silvina Ocampo, Pablo Neruda y González Lanuza, la invitó a pasar una temporada en su residencia en Maryland. Se trató de una experiencia compleja, porque Jiménez la trató, dice ella, impiadosamente, sin ninguna consideración por sus necesidades e inclinaciones personales, pero, a su vez, intentó orientarla en el desarrollo de su carrera y la alentó para que estudie en la Universidad de Maryland.

En la foto, Ma. Elena Walsh a la izquierda de Juan Ramón Jiménez.

A poco de recibir el premio Nobel en 1956, falleció Zenobia, su esposa, con quien tuvo una relación muy cercana. Nunca se recuperó de su muerte y él mismo falleció dos años después.


Estilo literario

Juan Ramón Jiménez vivió en medio de dos generaciones: la del ´98 y la del ´27. Se sumó al modernismo, fue maestro de muchos de los autores vanguardistas.



Modernismo

El Modernismo es objeto de distintas interpretaciones, con estas dos posturas fundamentales:
·         La más restrictiva lo considera un movimiento literario bien definido que se desarrolló entre 1888 y 1910.
·         La más amplia considera que el modernismo no es sólo un movimiento literario sino toda una época y la actitud que le sirvió de base.

·         Conciliando ambas, cabría definir el modernismo literario como un movimiento de ruptura con la estética vigente que se inicia en torno a 1880 y cuyo desarrollo fundamental alcanza hasta la Primera Guerra Mundial. Tal ruptura se enlaza con la amplia crisis espiritual de fin de siglo.

·         Las principales características del modernismo son:
·         El rechazo de la realidad cotidiana, ante la cual el escritor puede huir en el tiempo (evocando épocas pasadas y mejores) o en el espacio (muchos de los poemas se desarrollan en lugares exóticos y lejanos).
·         Una actitud aristocratizante y cierto preciosismo en el estilo, así como la búsqueda de la perfección formal (de inspiración parnasiana) que se aprecia no sin cierto individualismo.
·         La búsqueda de la belleza se consigue a través de imágenes muy plásticas y acercamiento a las artes, de una adjetivación con predominio del color y con imágenes relacionadas a todos los sentidos, así como con la musicalidad que produce el abuso de la aliteración, los ritmos marcados y la utilización de la sinestesia (influencias del simbolismo).
·         Tanto la fidelidad a las grandes estrofas clásicas como las variaciones sobre los moldes métricos, utilizando versos medievales como el alejandrino, el dodecasílabo y el eneasílabo; con aportes de nuevas variantes al soneto.
·         El uso de la mitología y el sensualismo.
·         Una renovación léxica con el uso de helenismos, cultismos y galicismos, que no buscaba tanto la precisión como el prestigio o la rareza del vocablo.
·         El deseo innovador que aspiraba a la perfección que apreciaban en la literatura europea.
·         La adaptación de la métrica castellana a la latina.
·         El culto a la perfección formal, con poesía serena y equilibrada.


Novecentismo

Guillermo Díaz Plaja define el novecentismo como lo que ya no es ni modernismo ni noventayochismo y como lo que no es todavía vanguardias (de difícil delimitación) y confluirá en la generación del 27. Sus rasgos característicos son comunes tanto a los noucentistes catalanes como a la denominada generación de 1914:
·         El arte ha de ser imaginativo y debe romper con las visiones pegadas a la realidad. Un papel importante para ello le cabe al humor y a la renovación de los géneros con nuevas técnicas que olviden la trama narrativa o el argumento. Abundantes digresiones. El género más abundante y cultivado es el ensayo, que se extiende a los otros géneros.
·         Pulcritud, distanciamiento, equilibrio, «deshumanización» (Ortega titulará uno de sus ensayos La deshumanización del arte, donde acuña el concepto de arte deshumanizado para el arte moderno).
·         Intelectualismo ante el hecho artístico.
·         Búsqueda del «arte puro», del arte por el arte, de la poesía pura y de la autonomía de la obra artística.
·         Renovación del lenguaje.
·         Huida de lo vulgar, de lo fácil y de lo monótono.
·         Dominio del orden, la perfección y la belleza.
·         Rechazo del sentimentalismo y el romanticismo: el arte ha de ser más intelectual que vital y hay que romper con lo anecdótico y argumental para renovar los géneros narrativos. En el devenir pendular de la historia de la cultura, esta época significaría un retorno a los clásicos greco-romanos, a sus formas y a sus temas, como lo mitológico.
·         Cosmopolitismo. Huida de los aspectos más nacionalistas de la cultura. Europeísmo. Apertura a las corrientes intelectuales europeas y su traslación a España y a los países americanos de habla hispana.
·         La ruptura con la generación anterior propia de toda generación nueva no implicaba en su caso una ruptura genérica con el pasado: para Eugeni d'Ors Todo lo que no es tradición, es plagio. Aun así, las polémicas con los maestros de la generación anterior son sonadas (especialmente la que enfrentó a Unamuno con Ortega -expresada en el lema unamuniano ¡Que inventen ellos!-).
·         Frente al ruralismo de la generación de 1898 (que buscaba en el paisaje y el paisanaje, especialmente el de Castilla, la esencia de lo español), la atención se vuelve hacia la ciudad y los valores urbanos (civiles y civilizadores).
·         Elitismo y concepto de vanguardia estética, intelectual y social.


Busca conocer la verdad y de esta manera alcanzar la eternidad. La exactitud para él, es la belleza. La poesía es una fuente de conocimiento, para captar las cosas.

Juan Ramón Jiménez tiene una poesía panteística, exacta y precisa. Su poesía evoluciona de forma que se distinguen dos épocas: antes y después de 1916. Escribió el Diario de un poeta recién casado en el que cuenta su luna de miel en Estados Unidos.

Los temas son el amor, la realidad de las cosas... otro de sus éxitos fue Poemas májicos y dolientes, extravagante título en el que se destaca la forma personal de escribir de Juan Ramón, que siempre escribía «j» en vez de «g» antes de «e, i».

Su Moguer natal fue un referente en toda su obra, fuente de inspiración y elemento de nostalgia.

La etapa sensitiva (1898–1916)

Esta etapa se subdivide a su vez en dos sub-etapas; la primera abarca hasta 1908; la segunda, hasta 1916. La primera está marcada por la influencia de Bécquer, el Simbolismo y un Modernismo de formas tenues, rima asonante, verso de arte menor y música íntima. En ella predominan las descripciones del paisaje como reflejo del alma del poeta, un paisaje que no es natural ni fruto de paseos como el de Machado, sino sometido al estatismo de un jardín interior, al intimismo de un orden. Predominan los sentimientos vagos, la melancolía, la música y el color desvaído, los recuerdos y ensueños amorosos. Se trata de una poesía emotiva y sentimental donde se trasluce la sensibilidad del poeta a través de una estructura formal perfecta.

La etapa intelectual (1916-1936)

Su primer viaje a América y el contacto con la poesía en inglés (Yeats, William Blake, Emily Dickinson, Shelley) a través de su amiga Luisa Grimm y su esposa Zenobia, marca profundamente esta segunda etapa (1916 – 1936), bautizada por él mismo como Época intelectual y que le vincula a la corriente literaria del Novecentismo. Se produce un hecho fundamental: el descubrimiento del mar como motivo trascendente. El mar simboliza la vida, la soledad, el gozo, el eterno tiempo presente. Se inicia asimismo una evolución espiritual que lo lleva a buscar la trascendencia.

En su deseo de salvarse ante la muerte, se esfuerza por alcanzar la eternidad, y eso sólo puede conseguirlo a través de la belleza y la depuración poética. Suprime, pues, toda la musicalidad, los argumentos poéticos, la aparatosidad externa y ornamental anterior para adentrarse en lo profundo, en lo bello, en lo puro, en lo esencial.

De esta época destacan Diario de un poeta recién casado (1916), Primera antología poética, (1917), Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919), Poesía (1917–23) y Belleza (1917–23).

La etapa suficiente o verdadera (1937–1958)

Pertenece a la etapa suficiente o verdadera todo lo escrito durante su exilio americano. Juan Ramón continúa replegado en sí mismo en busca de la belleza y la perfección, aunque no tanto como para no preparar un amplio libro en favor de la República española, Guerra en España, que nunca pudo ver publicado. Su ansia por la trascendencia lo lleva a una cierta mística e identificarse con Dios y la belleza en uno. Su lengua poética se transforma en una especie de idiolecto poblado de múltiples neologismos (ultratierra, deseante...). Tras un período de relativo silencio, publica Animal de fondo (1949), Tercera antología poética (1957), En el otro costado (1936–42) y Dios deseado y deseante (1948–49).


Obra
1900.- "Nínfeas"
1900.- "Almas de violeta"
1902.- "Rimas"
1903.- "Arias tristes"
1903.- "Pastorales"
1904.- "Jardines lejanos"
1907.- "Baladas de primavera"
1909.- "Elegías andaluzas"
1909.- "Olvidanzas"
1911.- "La soledad sonora"
1911.- "Poemas mágicos y dolientes"
1912.- "Melancolía"
1913.- "Laberinto"
1914.- "Platero y yo"
1916.- "Estío"
1917.- "Diario de un poeta recién casado"
1917.- "Poesías escojidas"
1917.- "Sonetos espirituales"
1918.- "Eternidades"
1919.- "Piedra y cielo"
1922.- "Segunda antolojía poética"
1923.- "Belleza"
1923.- "Poesías de Juan Ramón Jiménez"
1932.- "Sucesión"
1932.- "Poesía en prosa y verso (1902-32)"
1935.- "Hojas"
1935.- "Canción"
1936.- "Poesía y prosa para niños"
1937.- "La poesía cubana en 1936"
1942.- "Españoles de tres mundos"
1943.- "Poesías"
1945.- "Voces de mi copla"
1946.- "La estación total con canciones"
1946.- "El Zaratán"
1948.- "Diario de poeta y mar"
1948.- "Romances de Coral Gables"
1949.- "Animal de fondo"

Piedra y cielo (1917-18)

A continuación veremos algunos de los poemas publicados en este libro. El tema central es la creación poética: la poesía como actividad, el poema como objeto artístico y el poeta como dios-creador de un universo nuevo. Se abre así una nueva línea temática que Juan Ramón ya no abandonará: la búsqueda de la sublimación poética y la intensificación creativa de una poesía pura, esquemática.

El libro fue dedicado  a José Ortega y Gasset: “voluble en lo permanente”.

Observen el uso de la letra “j” por la “g”; sin duda, un amaneramiento de su ego.


El poema
I
No le toques ya más,
que así es la rosa!


EL POEMA. 2

Arranco de raíz la mata,
llena aún del rocío de la aurora.
Oh qué riego de tierra
olorosa y mojada,
qué lluvia —¡qué ceguera!— de luceros
en mi frente, en mis ojos!"


"EL POEMA, y 3
¡Canción mía,
canta, antes de cantar;
da a quien te mire antes de leerte,
tu emoción y tu gracia;
emánate de ti, fresca y fragante!"


AMOR
¡Cuánto tardas en salir,
sol de hoy, sol de hoy!
¡Sal que me ahogo!
¡Que parece que me están
reteniendo el corazón!
¡Sal que me ahogo!
¡Sal, que me ahogo!


YO Y YO

Me buscas, te me opones,
como la imajen
del chorro, al chorro, en el espejo de agua.

¿Cómo hallaré el camino eterno
que da el espejo al alma de mis ojos,
si vienes tú del fin de ese camino,
con igual fuerza que este afán sin cuna,
que, como tú de ti, no sé de dónde, de mí, salta?

Todo, en torno, es de luz.
¡Más yo no puedo ir a ese sinfín que anhela el alma,
Por este punto -¡el suyo!- a que me sales
tú al encuentro!
¡Ay, fuerza de mi imagen -¡<vida!-
más poderosa que yo, ay!


 “Amor”

¡Entera en la mañana, cada día,
Para mí; toda, cuerpo y alma
-flor cerrada de nuevo con la aurora,
Con su perfume recojido,
Barca tornada al puerto, con el sol,
De su pesca nocturna, mar adentro,
Con su vela plegada-;
Haciéndome gustosa –entera para mí-,
Como una reina buena, entre sonrisas olvidadas de la gloria,
La donación del sueño!

EL RECUERDO
IV

Oh recuerdos secretos,
fuera de los caminos
de todos los recuerdos!

¡Recuerdos, que una noche,
de pronto, resurjís,
como una rosa en un desierto,
como una estrella al mediodía,
— pasión mayor del frío olvido — ,
jalones de la vida
mejor de uno,
que casi no se vive!

¡Senda diariamente árida;
maravilla, de pronto,
de primavera única,
de los recuerdos olvidados!

El RECUERDO
 V
El río pasa por debajo
de mi alma, socavándome.
Apenas me mantengo
en mí. No me sostiene
el cielo. Las estrellas
me engañan; no, no están
arriba, sino abajo, allá en el fondo...

¿Soy? ¡Seré!
Seré, hecho onda
del río del recuerdo...

¡Contigo, agua corriente!


REMOLINO

Pasó por mí, vibrante,
frenético, como si fuera
toda la vida hecha viento y polvo.

—Me tuve que tirar
en tierra,

para librarme de sus brazos
retorcedores, infinitos. —

¡Ahora, en el poniente rojo,
que estático parece,
como un bando de pájaros distantes!


IV

Tus recuerdos!
Salen tan frescos de la vida
al riego de mi llanto,
como el olor agudo y verde
de la yedra empolvada
que están regando


NOCTURNO

Mi lágrima y la estrella
se tocaron, y al punto,
se hicieron una sola lágrima,
se hicieron una estrella sola.

Me quedé ciego, se quedó
ciego, de amor, el cielo.
Fué todo — y nada más — el mundo
pena de estrella, luz de lágrima.


TARDE

Música de allí, sin mí…,
— qué tristeza! —

¡Oro del jardín, divina
brisa, pájaros últimos!

¡Y no me voy! ¡Y no puedo
— ¡música de allí, sin mil — ,
y no puedo

dejarme ir de mí mismo,
libre,

queriendo ir, y llorando!

¡Música de allí, sin mí...!


EL MOMENTO

Que se me va, que se me va, que se
¡Se me fue! Se me va!

¡Y con el momento,
se me fue la eternidad!


El recurso que veremos hoy es la alegoría

Alegoría, del griego allegorein «hablar figuradamente»,

Se puede definir de dos maneras:

¡ Es una metáfora continua. Una metáfora que se combina con otra, que puede ser un término real o metafórico.

¡ Es una figura literaria o tema artístico que pretende representar una idea valiéndose de formas humanas, animales u objetos cotidianos.

Preferimos la primera acepción. A continuación veremos cómo poetas españoles escribieron alegorías sobre diversos tópicos:


Alegoría de la Vida:
¡Pobre barquilla mía,
entre peñascos rota,
sin velas desvelada,
y entre las olas sola!
(fragmento – Lope de Vega)

Pobre barquilla mía → alma
entre peñascos rota → dificultades
sin velas desvelada → indefensa
y entre las olas sola → peligros

Alegoría de la Virtud:
 La nave del corazón, combatida por los vientos de las pasiones turbulentas, se estrella en las rocas del vicio; pero si es llevada por el suave soplo de la virtud, arribará segura al puerto de la inmortalidad.

 Alegoría del Alma:
Vino, primero, pura,
vestida de inocencia
y la amé como un niño
luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes
y la fui odiando, sin saberlo
llegó a ser una reina
fastuosa de tesoros...
¡qué iracunda de yel y sin sentido!
Mas se fue desnudando
y yo le sonreía
se quedó con la túnica
de su inocencia antigua
creí de nuevo en ella
y se quitó la túnica
y apareció desnuda toda...
¡oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!

Juan Ramón Jiménez


Alegoría sobre la Vejez:
Hoja seca solitaria
que te vi tan lozana ayer.
¿Dónde de polvo cubierta
vas a parar? –No lo sé.
Lejos del nativo ramo
me arrastra el cierzo cruel
desde el valle a la colina,
del arenal al vergel.
(Juan Nicasio Gallego 1777-1853)

Alegoría de la Alegoría:
La alegoría no es más
que un espejo que traslada
lo que es con lo que no es,
y está toda su elegancia
en que salga parecida
tanto la copia en la tabla
que el que está mirando a una
piense que está viendo entrambas.

Pedro Calderón de la Barca


Alegoría del Paso por la Vida:
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos
andamos, mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos
así que cuando morimos
descansamos.

Jorge Manrique


Alegoría de la Pasión:
¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres
rompe la tela de este dulce encuentro.

San Juan de la Cruz


Alegoría del Vicio:
En una alforja al hombro
llevo los vicios;
los ajenos delante,
detrás los míos.
Esto hacen todos;
así ven los ajenos,
mas no lo propios.


Félix María de Samaniego 


Hasta el jueves próximo, y recuerden subir sus poemas al blog. 

sábado, 20 de septiembre de 2014

Clase N° 19 - 18 de septiembre 2014

Hoy veremos la obra de Ricardo Molinari, un poeta argentino muy poco recordado. Yo lo llamo “el poeta invisible”, ya que a lo largo de su vida trató de pasar inadvertido, de no hacerse notar.

Noticia biográfica

Ricardo Eufemio Molinari nació en Buenos Aires el 20 de mayo de 1898  y falleció el 31 de julio de 1996. Su obra se enmarca dentro del movimiento ultraísta existente en su país. En 1958 recibió el premio Nacional de Literatura.

Molinari quedó huérfano cuando tenía cinco años, y se crió con su abuela materna, en una antigua casa del barrio de Villa Urquiza. Abandonó sus estudios para convertirse en un precoz poeta. Su formación la debe en parte a los clásicos españoles (de ahí su predilección por el romance, las coplas, el soneto) y a la poesía francesa, de la erigió como maestro a Mallarmé. Sus obras se caracterizan por no romper con el pasado y continuar con la tradición hispánica y americana precedentes (Góngora, Garcilaso de la Vega y el romancero).

De joven integró el grupo generacional más destacado del siglo XX literario: el que reunió en torno de la revista Martín Fierro, junto con Borges, Marechal, Oliverio Girondo, Francisco Luis Bernárdez, Nalé Roxlo.

En 1927 apareció su primer libro, "El imaginero", y dos años más tarde, "El pez y la manzana". Hacia 1933 viajó a España, donde conoció a los poetas españoles de la generación del 27: García Lorca, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre y Gerardo Diego, uno de sus descubridores.

Después de casarse, trabajó en el Congreso de la Nación hasta su jubilación. Fue premiado en 1958 con el Premio Nacional de Poesía por su trabajo Unida Noche y se convirtió en un miembro de la Academia Argentina de las Letras en 1968. En 1969 fue distinguido con el Gran Premio de Honor de la SADE. En 1984 la Fundación Konex le otorgó el Premio Konex de Platino en Letras.


Principales obras

    El Imaginero, (1927)
    Hostería de la rosa y el clavel, 1933
    Una rosa para Stefan George, 1934
    El Tabernáculo, 1937
    La tierra y el héroe, 1939
    La corona, 1939
    El alejado, 1943
    Mundos de la madrugada, 1943
    El huésped y la melancolía, 1946
    Esta rosa oscura del aire, 1949
    Días donde la tarde es un pájaro, 1954
    Cinco canciones a una paloma que es el alma, 1955
    Oda a la pampa, 1956
    Un día, el tiempo y las nubes, 1964
    La hoguera transparente, 1970
    La Escudilla, 1973
    Las sombras del pájaro tostado, 1975

Estilo literario

Molinari trabaja su poesía bajo la métrica de la oda y la elegía. Ambas son métricas antiguas, grecolatinas. Lo bucólico, campestre. Junto con el poeta Juan L Ortiz, que era más libre y no estaba limitado a una métrica, fueron considerados los poetas de la naturaleza.

En una nota publicada en La Nación en ocasión de su muerte, se puede leer:

“… fue el poeta de nuestras llanuras, de nuestros grandes ríos, de los cielos surcados de nubes y de pájaros, arrasados por los vientos del sudoeste. A este paisaje argentino lo pobló de luz metafísica, lo iluminó de historia y de tiempo, lo habitó con su voz personal y entrañable. Amó como pocos la naturaleza: en todos sus poemas hay algo siempre infinitamente nuestro, árboles, aves, pastos, caballadas, veranos, ríos "abrasados por el sol y la soledad sombría". En medio de nuestra poesía rica y diversa, su obra tiene la estatura de las cumbres más altas: es uno de esos cuatro o cinco nombres que sobreviven a través de todo un siglo, indemne a los cambios y a los juicios versátiles de las épocas.”

Les incluimos el link para quienes quieran leer el artículo:



Ultraísmo

El siglo XX se inició con una profusión de “ismos”: tendencias y modas en el arte que fueron cambiando la forma de percepción y expresión, a través de fuertes rupturas y cuestionamientos de las reglas, preconceptos y tendencias vigentes, de la mano de una imparable revolución tecnológica que afectó de manera irreversible a la vida de las personas a través de nuevas modalidades de comunicación y expresión, una revolución en las forma de transporte, y, especialmente, el avance arrollador de la tecnología bélica, que cuyo mayor exponente fue gran guerra europea, conocida luego como primera guerra mundial, y que marcó un nuevo hito en la cantidad de muertos y la destrucción de  ciudades. Esta locura tuvo una contracara en el arte, que tuvo una necesidad profunda de mostrar vitalidad, rebeldía, novedad.  Uno de estos movimientos, fue el ultraísmo.

El ultraísmo es un movimiento literario nacido en España en 1918, con la declarada intención de enfrentarse al modernismo, que había dominado la poesía en lengua española desde fines del siglo XIX. El término “ultra” en su acepción de “más allá” promovía empujar afuera, quitar a las tendencias artísticas vigentes, especialmente el modernismo, que había llegado a España desde América.

Fue lanzado en las tertulias del Café Colonial de Madrid, presididas por Rafael Cansinos Assens. Entre otros, formaron parte del núcleo ultraísta Gerardo Diego, Pedro Garfias, Juan Larrea, Ernesto López-Parra, Lucía Sánchez Saornil, Guillermo de Torre y el sevillano Isaac del Vando Villar. A continuación, vemos un fragmento del manifiesto ultraísta español:

Nuestra literatura debe renovarse; debe lograr su ultra como hoy pretenden lograrlo nuestro pensamiento científico y político. Nuestro lema será ultra y en nuestro credo cabrán todas las tendencias, sin distinción, con tal que expresen un anhelo nuevo. Más tarde estas tendencias lograrán su núcleo y se definirán. Por el momento, creemos suficiente lanzar este grito de renovación y anunciar la publicación de una revista, que llevará este título de Ultra, y en la que sólo lo nuevo hallará acogida. Jóvenes, rompamos por una vez nuestro retraimiento y afirmemos nuestra voluntad de superar a los precursores.

Molinari estuvo vinculado con el ultraísmo argentino, que es una variante del movimiento surgido en España y que fue “importado” al país por Borges. Luego de vivir en Suiza durante la Gran Guerra, pasó por España donde se relacionó, entre otros, con Rafael Cansinos Assens, a quien siempre consideró su maestro.

En un artículo publicado en la revista Nosotros, de Buenos Aires, en 1921, Borges sintetizó así los objetivos del ultraísmo:

1.    Uso de la metáfora.
2.    Tachadura de las frases medianeras, los nexos y los adjetivos inútiles.
3.    Abolición de los trebejos ornamentales, el confesionalismo, la circunstanciación, las prédicas y la nebulosidad rebuscada.
4.    Síntesis de dos o más imágenes en una, que ensancha de ese modo su facultad de sugerencia.
5.    Imágenes y metáforas chocantes, ilógicas, donde destacan el mundo del cine, del deporte, del adelanto técnico: "Los motores suenan mejor que endecasílabos" (Guillermo de Torre). El feísmo (Girondo)
6.    Tendencia a establecer una disposición tipográfica nueva de las palabras del poema, pretendiendo de ese modo hacer ver una fusión de la plástica y la poesía. Explotan la espacialidad de la página. Es poesía escrita, no leída. Vincula la poesía con la plástica (a diferencia del modernismo, que se asociaba con la música).
7.    Neologismos, tecnicismos y palabras esdrújulas.
8.    Eliminación de la rima..

La expresión «trebejos ornamentales» era una clara referencia al modernismo rubendariano, al que los ultraístas consideraban recargado de adorno y sin sustancia. El ultraísmo coincidía con las otras vanguardias en eliminar el sentimentalismo.

El ultraísmo era afín al creacionismo, del poeta chileno Vicente Huidobro, quien pasó por las tertulias de los ultraístas. Huidobro pretendía que un poema fuera siempre un objeto nuevo y distinto a los demás, que debía crearse «como la naturaleza crea un árbol», posición que implicaba la libertad del poema frente a la realidad, incluida la realidad íntima del autor.

Como se ve en los textos fundacionales, el ultraísmo argentino se diferenciaba del español por incluir un cierto tono paródico, burlón, pero además, incluía el criollismo.



Obra poética de Molinari

Oda a la Pampa


                                                                                                 Doquier cielo i soledades
                                                                                                 de Dios solo conocidas,
                                                                                                 que él solo puede sondear.

                                                                                                                  ECHEVERRÍA
                                                    I

 Junto a tus lejanías quietas e igual a una palmera, parado y batido por el viento del cielo en la tarde,
 te miro, patria, y la sonriente ternura de la muerte llama por mis ojos
 a los escondidos sueños.

 Los altos y amarillos pastos vuelven hacia el sol poniente las ríspidas hojas y la aheleada espiga desnuda,
 y ascienden los últimos pájaros por el espacio;
 y salido y pegado en ti, sostenido, busco tu horrible nostalgia transparente
 y mi sombra sobre la nación, vacilante y detenida.
 ¡El ánade solitario es como mi corazón rosado en marzo!

 En ti, patria, desciendo como la luz, y en ti, vuelvo hacia dentro igual a una tempestad;
 llamo, y sólo las sutiles hierbas me oyen y sienten pasar como una ráfaga también perdida.
 ¡Oh, nubes, vacíos grandes, y las desesperadas planicies donde el viento, sin descanso, en el viento habita!
 Y sólo a ti, melancolía madre, llega el corazón del hombre, de tus hijos,
 de tus penumbras ardientes. ¡Y sólo a ti, patria, queremos!

 ¡Y solo vuela el ánade en marzo!


                                                    II

 El viento corre detrás del verano y arrastra el polvo fino, la semilla de las negras hierbas,
 y el día es hermoso y suave como una flor en la apretada claridad del aire.

 La luz mueve su abierta corona sin ver la sombra de sus cabellos en la llanura,
 y sin oír las secas y murmurantes aguas, ni sentir el soplo sombrío entre unas brillantes cañas.

 Sola la memoria canta olvidada:

                     El viento de la tarde
                          silbando andaba,
                     como pájaro oscuro
                          en fresca rama.
                     Este es el triunfo, madre,
                          de enamorado,
                      las penitas afuera,
                      aire liviano.

                      Ciega se estaba el agua
                            mirando el alma,
                      dicen que dulce y tersas
                              se conversaban.
                      Este es el triunfo, madre,
                               que no termina;
                      más quiero olvido, sueño,
                               que despedida.

                       El viento de la noche
                                la mar velaba,
                       remando solitario
                                en negra cama.
                       Este es el triunfo, madre,
                                del tiempo frío;
                       del corazón que a veces
                                canta perdido.

                       ¡Y qué bonito el aire,
                                 madre, en el aire!

 ¡Y solo remonta el ánade en marzo!


                                                    III

 Vuelto y retornado a ti, miro tu ansiedad abandonada y el romper de golpe de las estaciones,
 unas con las lluvias y devorantes nieblas, y otras, ya en el resplandor de las flores y el levantar de los patos silvestres por el firmamento;
 allí, donde la perdiz canta escondida y sube temblando como el agua.

 Escogido, te prefiero a ti sin amargura, temporal sobre la tierra, nombrado y olvidado,
 y antiguo igual al fuego entre las llamas, miro mi pasada suerte en el ocio, en el vagar
 por tus nubes, como tus pájaros de las planicies.

 ¡Y llega el otoño, y ya oigo el retumbar
 del tambor de la tormenta en el desierto!

(en Unida noche, 1957)

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SONETO SUCEDIDO

No vuelve, no, la luz, ni la mañana,
no, ni la primavera alta perdida.
No vuelven; no, imposible; no, la vida,
la ausencia, el aire, ni la sed lejana.

No; para qué, nada vuelve, no -vanala
rosa de otro día, despedida;
el esmaltado ramo, de hoja ardida;
aquel rostro, aquel río, una hora ufana.

No; nunca, muerte mía, no, qué horrible.
Déjame en bien o en tiranía solo,
absoluto, sujeto, deshabido.

Ciego y ausente para mí, terrible;
áspero, mudo -nada-, quizás ola.
Amor; sí increíblemente sucedido.
No vuelven, no imposible”


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Mi pasión tiene la forma de un río apresado...
                                                                                        A Luis J. Morganti

Mi pasión tiene la forma de un río apresado por
     el desierto,
como por una noche penetrante,
inmóvil.

Amor es abrir la arena con narcisos.
(Dejen mi rostro apoyado en el agua
hasta que se me enfríe la voz,
solitariamente.)
Deseo una corona abandonada por su cuello,
besar el aire de su cabello hasta llenarme de vacío
De otra vida.

Nadie sabe hasta dónde llega el destierro;
que hace la tarde con un clavel, con un día caído
     de mi mejilla.

el cielo es cielo, y yo estoy tan lejos,
como una lanza junto a una cota empañada
por los arroyos de la noche.  Ay, en un costado de la tierra,
     con un nombre sordo,
mojándome el cuerpo distraído.

Gualeguaychú, abril de 1937

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Cante mi mundo de amor...

Cante mi mundo de amor,
tan dulcemente, que el viento
frío sienta su dolor
de nieve dura en mi aliento.
Corona de aire ofrecido,
río de calor cedido
al olvido; a un amante
sueño, exacto. ¡Mundo! Mundo
mío -tuyo-, ya profundo
en ¡ay! de cierzo distante.

Palma sedienta, jacinto
asido. Cantar a un día
turbado -solo aún-, distinto,
con su muerte todavía.
Rama de espacio celoso,
rumbo huido, riguroso.
Muro, flor, herida: ¡suelo
deshallado! Único. Sola.
Mi fe con su tiempo, aureola
de mundo solo, en tu cielo.

Brizna alta. Universo. Río.
Tu cielo, tu cielo, fuente
unida, ya sin vacío.
Eterno, eterna, luciente.
Que nadie toque tu rosa
de sonido, angustiosa
ayer, sin vida. Aire amado,
crecido: escúchame hoy -alma
viva- cantar en la calma,
en desierto enamorado.

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También trabajó tankas, pero ya en algún momento ampliaremos el tema o le dedicaremos una clase específica a esta medida japonesa similar al haiku.

A modo de ejemplo, colocaré sólo uno:

Sube la nave
y en el alba espuma baja.
asoma y brilla,
la barba deshojada,
cana y sin mariposas.


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El recurso que veremos hoy es la derivación:

Se trata de un recurso fónico. Es el vínculo de palabras que provienen de una misma raíz.

Ejemplos:

Violeta Parra

No lloro yo por llorar,
sino por hallar sosiego;
mi llorar es como un ruego
que naide quier’ escuchar.
Del ver y considerar
la triste calamidá’
que vive l’humanidá’
en toda su longitú’:
l’escasez de la virtú’
es lo que me hace llorar.

Ayer, buscando trabajo,
llamé a una puerta de fierro.
Como si yo fuera un perro
me miran de arrib’ abajo.
Con promesas a destajo
me han hecho volver cien veces,
como si gusto les diese
al verme solicitar.
Muy caro me hacen pagar
el pan que me pertenece.

No demando caridá’,
ni menos pid’ un favor;
pido con mucho rigor
mi derecho a trabajar;
yo quiero ganar mi pan,
mi harina y mi ají picante.
Con su sonrisa farsante
me dicen por vez postrera,
que al llegar la primavera
puede ser que haiga vacante.

Así me pasan los días,
uno sobre otro en las mesmas,
veo que llega Cuaresma,
una más y otra enseguí’a.
Le ruego a San Jeremías,
le prendo vela tras vela,
más sordo que l’entretela
se burla de mis quebrantos.
Si no me conduel’ el santo,
¿quien quiero que se conduela?

No pierdo las esperanzas
de qu’esto tenga su arreglo,
un día este pobre pueblo
teng’ una feliz mudanza.
El toro solo se amansa
montándolo bien en pelo;
no tengo ningún recelo
de verle la pajarilla,
cuando se dé la tortilla
la vuelta que tanto anhelo


Romance del enamorado y la muerte

Un sueño soñaba anoche,
Soñito del alma mía,
Soñaba con mis amores
Que en mis brazos los tenía.
Vi entrar señora tan blanca
Muy más que la nieve fría.
- ¿Por dónde has entrado, amor?
¿Cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas,
Ventanas y celosías.
- No soy el amor, amante:
la Muerte que Dios te envía.
- ¡Ay, Muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día!
Un día no puede ser,
una hora tienes de vida.
Muy de prisa se calzaba,
Más de prisa se vestía;
Ya se va para la calle,

en donde su amor vivía.
- ¿Cómo te podré yo abrir
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue al palacio
Mi madre no está dormida.
- Si no me abres esta noche,
ya no me abrirás, querida;
la Muerte me está buscando,
junto a tí, vida sería.
- Vete bajo la ventana
donde labraba y cosía,
te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
y si el cordón no alcanzare
mis trenzas añadiría.
La fina seda se rompe;
La Muerte que allí venía:
- Vamos, el enamorado,
que la hora ya está cumplida.

(Anónimo)


Hasta la próxima clase, y recuerden subir sus poemas al blog. 

sábado, 6 de septiembre de 2014

Clase N° 18 - 4 de septiembre 2014

Esta clase está dedicada a la memoria de Gustavo Cerati, poeta y músico genial, quien finalmente hoy levantó vuelo luego de pasar 4 años en coma. Y la mejor forma de recordarlo es en su plenitud, lleno de vida, como se lo ve  en este videoclip desprolijo, íntimo, casi de entrecasa, en el que cuenta que él y su mujer están esperando a su primer hijo:


La semana que viene nos visitará María Rosa Lojo, una de las más importantes escritoras argentinas contemporáneas, que además es investigadora del Conicet. Ella “descubrió” para la literatura a Eduarda Mansilla, hermana de Lucio V. Mansilla.

Ella acaba de publicar Todos éramos hijos, una novela casi autobiográfica, ambientada en los ´70, sobre un grupo de estudiantes secundarios de un colegio católico, que abrazan la teología de la liberación, con todo lo que ello conllevó. 

Pero el tema de su disertación versará sobre Olga Orozco, una poeta argentina muy original, donde lo emergente de ella es el surrealismo.

Olga Orozco

Biografía

Hija de Carmelo Gugliotta, siciliano de Capo d' Orlando, y de la argentina Cecilia Orozco. Pasó sus primeros años entre Toay (La Pampa), patria chica de su madre, y Buenos Aires. En 1928, la familia se mudó a Bahía Blanca y ocho años más tarde a Buenos Aires. Se graduó como maestra, profesión que nunca ejerció, y más tarde se licenció en la facultad de Filosofía y Letras. Desde muy joven fue una de las integrantes del grupo literario surrealista Tercera Vanguardia, al cual pertenecían a su vez, entre otros, Oliverio Girondo y Ulises Mezzera. En Letras conoció a Alejandra Pizarnik

Trabajó en periodismo empleando varios seudónimos y dirigió, también, algunas publicaciones literarias. Así, colaboró en la revista Canto que dirigía su primer esposo, el poeta Miguel Angel Gómez y reunía a la llamada Generación del 40. Por esa época hacía comentarios sobre teatro clásico español y argentino en Radio Municipal; fue actriz teatral (personaje Mónica Videla 1947-1954) y trabajó en Radio Splendid en la compañía de Nidia Reynal y Héctor Coire. En los años sesenta fue redactora en la revista Claudia y organizó el horóscopo del diario Clarín durante los años 1968 y 1974.

Formó parte de la generación «Tercera Vanguardia de marcada tendencia surrealista, y basó su producción poética en la influencia que en ella ejercieran San Juan de la Cruz, Rimbaud, Nerval, Baudelaire, Milosz y Rilke (seis poetas sagrados e idolatrados por este grupo surrealista argentino). Lo más importante de su producción se encuentra en los poemarios, de alguna manera prolongados en un libro de prosas poéticas narrativas: La oscuridad es otro sol (1967).

Su gran amor fue el arquitecto Valerio Peluffo, con quien se casó en 1965. Después de la muerte de Peluffo, acaecida en 1990, le dedicó el poema En la brisa, un momento, que contiene los siguientes versos:

Ah, si pudiera encontrar en las paredes blancas de la hora más cruel / esa larga fisura por donde te fuiste, / ese tajo que atravesó el pasado y cortó el porvenir, / acaso nos veríamos más desnudos que nunca, como después de nunca, / como después del paraíso que perdimos, / y hasta quizás podríamos nombrarnos con los últimos nombres, / esos que solamente Dios conoce, / y descubrir los pliegues ignorados de nuestra propia historia / cubriendo las respuestas que callamos, / incrustadas tal vez como piedras preciosas en el fondo del alma.

Falleció de un paro cardíaco a los 79 años en el sanatorio Anchorena, Buenos Aires, en 1999.

Obra
Desde lejos (1946)
Las muertes (1952)
Los juegos peligrosos (1962)
La oscuridad es otro sol (1967)
Museo salvaje (1974)
Veintinueve poemas (1975)
Cantos a Berenice (1977)
Mutaciones de la realidad (1979)
La noche a la deriva (1984)
Páginas de Olga Orozco (1984) (Antología con prólogo de Cristina Piña)
En el revés del cielo (1987)
Con esta boca en este mundo (1994)
También la luz es un abismo (1995)
Relámpagos de lo invisible (1998) (Antología)
Eclipses y fulgores (1998) (Antología)
Últimos poemas (2009)
El jardín posible (2009) (Antología con prólogo de Marisa Negri)
Poesía Completa (2012) (Adriana Hidalgo Editora)

Sobre sus ocho seudónimos:

Habíamos comentado que Olga Orozco utilizó numerosos seudónimos a lo largo de su carrera, que le permitieron escribir sobre temas tan disímiles como horóscopos, consultorios sentimentales, además de su trabajo periodístico. A continuación, presentamos un artículo publicado por Jorge Boccanera, en ocasión de la salida del libro “Yo, Claudia” de Marisa Negri donde se exploran esas diferentes facetas de su personalidad y su obra y una inquietante “profecía” de ribetes siniestros:

La poeta “vidente” Olga Orozco firmó como “Jorge Videla”

La poeta argentina Olga Orozco (1920-1999), con una obra relevante en la que ocupan lugares primordiales máscaras y desdoblamientos, utilizó ocho seudónimos para firmar sus notas misceláneas publicadas en los años 60 en la revista Claudia.
Por Jorge Boccanera

De reciente aparición el libro “Yo, Claudia” a cargo de Marisa Negri, publicado por Ediciones en Danza con una selección de notas de Orozco, permiten al lector adentrarse en una prosa fluida en sus distintos abordajes: el retrato de personajes, la crítica literaria, el ensayo breve e inclusive el correo sentimental.

Ese trabajo —Orozco colaboró también en otros medios— se inscribe en un hacer “periodístico” que está en verdad más cerca del relato que del dato informativo y la nota de actualidad; esa narrativa fantástica acuñada en sus libros de cuentos: La oscuridad es otro sol y También la luz es un abismo.

Con la salida de Yo, Claudia, es posible analizar notas publicadas en la revista Claudia entre 1965 y 1974, como también observar el contexto en que fueron escritas, y ver cómo resuenan esos trabajos en consonancia con su obra poética y narrativa.

Un detalle imposible de pasar por alto es que entre los seudónimos elegidos por la poeta —”Elena Prado”, “Valentine Charpentier”, “Valeria Guzmán”, “Richard Reiner”, “Carlota Ezcurra”, “Sergio Medina” y “Martín Yáñez”— resalta el de “Jorge Videla”, por las connotaciones políticas que iba a tener este nombre diez años más tarde en el marco de la dictadura argentina.

Hay que recordar que ya entre 1947 y 1954, Orozco había trabajado como actriz en radio Splendid, bajo el nombre de “Mónica Videla”.

En una entrevista de fines de los 90, Orozco sostuvo: “Entre otras cosas hice horóscopos para Clarín como «Canopus», el nombre de una estrella (…) En la revista Claudia tuve ocho o nueve seudónimos (…)

Uno de los elegidos al azar, hoy me conmociona, ya que firmaba los artículos científicos como Jorge Videla”.

En la misma entrevista cuenta haber sido una niña solitaria con “videncia”, “vislumbres”: “adivinaba muchas cosas”.

Sin pretender instalar asociaciones forzadas respecto a la elección de aquel seudónimo y esa supuesta capacidad premonitoria (subrayada tanto en su vida como en obra poética) hay un dato en Yo, Claudia que llama poderosamente la atención: Una de sus notas firmada como “Jorge Videla” durante 1967 en las páginas de la revista Claudia, se titula “Rapto” y entre sus primeras líneas figura ésta: “Ha desaparecido nuestra hija”.

Si bien se ubica lejos del devenir político (la nota está dirigida a raptos de jóvenes mediante engaños o violencia con fines delincuenciales y sexuales) resulta imposible no relacionarla con los secuestros, moneda corriente en la última dictadura; además habla de N.N, de robo y apoderamientos de niños.

Al calor de lo dicho, se resignifica una línea de un poema  perteneciente a su primer libro, Desde lejos(1946), en la que la voz que en su obra alude en forma reiterada a un juego de presencias-ausencias: “la niña del espanto que escucha, como antaño junto al muro derruido,/ las lentas voces de los desaparecidos”.

Este análisis no tiene la pretensión de ubicar esos textos dentro de una intencionalidad política —aunque sí podría hablarse de la hondura humana de Orozco—, sí resaltar ese tipo de ¿coincidencias? que resuenan en una poesía signada por el presentimiento, tema que asoma en otras notas de Yo, Claudia bajo los títulos de: “Videncia, un viaje al misterio” y “El futuro a través del pasado”, entre otras.

Destacan entre los textos rescatados por Negri: “Otras caras de Gardel” (con conocimiento del personaje y del tema del tango); “El caso Marilyn” (donde indaga más allá de imagen frívola de la estrella para culminar con una línea: “murió en un solo, inmenso naufragio”), y un resumen biográfico de Madame Curie.

El lenguaje “periodístico” de Orozco es una prosa rica en imágenes y un montaje que dinamiza el texto en base al modo de plantear interrogantes (incorporando al lector), y apelar a traspasos de voz en los que participan protagonistas y la propia Marilyn, recreada en un monólogo de Orozco.

Asimismo sobresalen notas dedicadas al Existencialismo y a Jorge Luis Borges; a quien define en unos pocos conceptos: laberintos mentales, conjeturas, vidas simbólicas, bifurcaciones de tiempos y de destinos, ajedreces y espejos infinitos.

Respecto a las reseñas bibliográficas sobre libros de Juan Filloy, Jack Kerouac, Macedonio Fernández y Griselda Gambaro,  revelan una mirada crítica, informada y nada condescendiente.

No hay dudas de que Yo, Claudia aporta un material poco  conocido de una de las poetas más destacadas de Argentina, desdoblada en narradora, traductora y dramaturga.

Aunque la brevísima introducción (Marisa Negri figura a cargo del prólogo y la investigación), deja de lado aspectos relevantes como los matices entre las voces encarnadas por los seudónimos; la relación entre esta prosa y los libros de ficción y el marco cronológico de su labor en Claudia, un tiempo por demás convulso en la vida argentina.

Y sobre todo deja de lado la marca de género de los textos de Orozco, difundidos en una publicación “femenina” que llegó a un tiraje de 180 mil ejemplares y que con un lenguaje innovador, reflejó un estilo de vida de la mujer moderna en el marco de las transformaciones culturales de los años 60.
Fuente Telam


Sobre su obra poética

Olga Orozco pertenecía a la generación de los ´40, que adopta al surrealismo que viene de Francia, cuna de la cultura y de la vanguardia de la época. Ésta es una poesía repentista. Hay tres excelentes poetas argentinos, casi olvidados, Alberto Girri, Enrique Molina (mucho más abordable que Girri, que es más hermético) y Olga Orozco.

El surrealismo tiene que ver con el inconsciente, que “surgía” de la mano de Sigmund Freud. Se trabaja la escritura automática, que tiene que ver con la poesía.

El fluir de la conciencia tiene que ver con la prosa. No es algo fácil, pues en realidad es una construcción que imita el fluir de la conciencia. El primero que experimenta este recurso es James Joyce, en  su Ulises. El narrador omnisciente va guiando al lector por el hilo de su pensamiento. Es una manera de orientarlo… desorientándolo, sorprendiéndolo. Otro ejemplo donde podemos encontrar el recurso del fluir de la conciencia es la novela  El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger.

Volviendo a Olga Orozco, se caracteriza por una inteligencia sutil que le permite una extraordinaria capacidad para recurrir a los tropos —una característica suya es el uso frecuente y logrado que hace del oxímoron—; también sabe hacer uso de versículos de la Biblia, en los que desarrolla una especial y visionaria imaginación pródiga en expresiones.

 Sus temas más frecuentes son la evocación de la niñez, que asimila con la época del paraíso perdido, la adolescencia - época de la develación - o, en última instancia, el recurso de la memoria en donde el tiempo parece a resguardo y recuperable ante la muerte.

La influencia de los relatos en boca de su abuela María Laureana la llevarán a desarrollar una poética en donde la infancia es una puerta iniciática. Su vínculo con el tarot la lleva a escribir poemas como "Cartomancia" o "Para destruir a la enemiga". Olga ritualiza cada gesto vinculado con el acto de escribir. Así por ejemplo, solía repetir en entrevistas que acostumbraba escribir con una piedra en cada mano. Una traída de donde nació su padre, otra de la tierra de su madre y una tercera que le había obsequiado un amigo de la infancia cuando se muda de Toay a Bahía Blanca.

Ella se siente como una especie de médium, como el poeta vidente hacia otros mundos.

La transformación de las palabras del vocabulario cotidiano hacia un plano más elevado, como es de la poesía, hace que ella se transforme en vidente. Eso se ve en Cantos a Berenice, poemario dedicado a su gata.

En un reportaje, Olga Orozco dijo:
“El poeta ve lo poético aún en las cosas más corrientes“.



Veamos algunos de sus poemas:

En el final era el verbo

Como si fueran sombras de sombras que se alejan las palabras,
humaredas errantes exhaladas por la boca del viento,
así se me dispersan, se me pierden de vista contra las puertas del silencio.
Son menos que las últimas borras de un color, que un suspiro en la hierba;
fantasmas que ni siquiera se asemejan al reflejo que fueron.
Entonces ¿no habrá nada que se mantenga en su lugar,
nada que se confunda con su nombre desde la piel hasta los huesos?
Y yo que me cobijaba en las palabras como en los pliegues de la revelación
o que fundaba mundos de visiones sin fondo
para sustituir los jardines del edén sobre las piedras del vocablo.
¿Y no he intentado acaso pronunciar hacia atrás todos los alfabetos de la muerte?
¿No era ese tu triunfo en las tinieblas, poesía?
Cada palabra a imagen de otra luz, a semejanza de otro abismo,
cada una con su cortejo de constelaciones, con su nido de víboras,
pero dispuesta a tejer y a destejer desde su propio costado el universo
y a prescindir de mí hasta el último nudo.
Extensiones sin límites plegadas bajo el signo de un ala,
urdimbres como andrajos para dejar pasar el soplo alucinante de los dioses,
reversos donde el misterio se desnuda,
donde arroja uno a uno los sucesivos velos, los sucesivos nombres,
sin alcanzar jamás el corazón cerrado de la rosa.
Yo velaba incrustada en el ardiente hielo, en la hoguera escarchada,
traduciendo relámpagos, desenhebrando dinastías de voces,
bajo un código tan indescifrable como el de las estrellas o el de las hormigas.
Miraba las palabras al trasluz.
Veía desfilar sus oscuras progenies hasta el final del verbo.
Quería descubrir a Dios por transparencia.
El revés del cielo 1987

Ella toma versículos de la biblia y trabaja la intertextualidad. Pero sin ser religiosa. Lanza una catarata de imágenes muy fuertes.


Si la casualidad es la más empeñosa jugada del destino...

Si la casualidad es la más empeñosa jugada del destino,
alguna vez podremos interrogar con causa a esas escoltas de genealogías
que tendieron un puente desde tu desamparo hasta mi exilio
y cerraron de golpe las bocas del azar.
Cambiaremos panteras de diamante por abuelas de trébol,
dioses egipcios por profetas ciegos, garra tenaz por mano sin descuido,
hasta encontrar las puntas secretas del ovillo que devanamos juntas
y fue nuestro pequeño sol de cada día.
Con errores o trampas, por esta vez hemos ganado la partida.


No estabas en mi umbral...

No estabas en mi umbral
ni yo salí a buscarte para colmar los huecos que fragua la nostalgia
y que presagian niños o animales hechos con la sustancia de la frustración.
Viniste paso a paso por los aires,
pequeña equilibrista en el tablón flotante sobre un foso de lobos
enmascarado por los andrajos radiantes de febrero.
Venías condensándote desde la encandilada transparencia,
probándote otros cuerpos como fantasmas al revés,
como anticipaciones de tu eléctrica envoltura -el erizo de niebla,
el globo de lustrosos vilanos encendidos, la piedra imán que absorbe su fatal alimento,
la ráfaga emplumada que gira y se detiene alrededor de un ascua en torno de un temblor-.
Y ya habías aparecido en este mundo, intacta en tu negrura inmaculada desde la cara
hasta la cola, más prodigiosa aún que el gato de Cheshire,
con tu porción de vida como una perla roja brillando entre los dientes.
De "Cantos a Berenice" 1977


Recurso

Anadiplosis o conduplicación
Recurso literario que consiste en la duplicación de una palabra o grupo de palabras al final de un verso y al principio del siguiente. Y si ese recurso lo voy a repetir se llama “concatenación”. Se trata de un recurso fónico.

Ejemplos

No es que muero de amor, muero de ti
Muero de ti, mi amor

                                                                                                       
Mi sien, florido balcón
de mis edades tempranas,
negra está, y mi corazón,
y mi corazón con canas.

Miguel Hernández, siglo XX

Nadie ama solamente un corazón:
un corazón no sirve sin un cuerpo.

José María Fonollosa, siglo XX

Mal te perdonarán a ti las horas;
las horas que limando están los días,
los días que royendo están los años.

Luis de Góngora, siglo XVII

A veces pienso en ti incluso vestida,
vestida de mujer para la noche,
la noche que cambió tanto en mi vida;
mi vida, deja que te desabroche...'.     
     
Javier Krahe, siglo XX

 Y nos ejercitaremos utilizando el recurso de anadiplosis. No olviden luego subir sus poemas al blog.
Y recuerden que la clase próxima, por se la de la conferencia de Ma. Rosa Lojo sobre la poética de Olga Orozco, comienza más temprano, en el horario de 19 a 21.30 hs.