Hoy veremos la obra
de Ricardo Molinari, un poeta argentino muy poco recordado. Yo lo llamo “el poeta
invisible”, ya que a lo largo de su vida trató de pasar inadvertido, de no
hacerse notar.
Noticia biográfica
Ricardo Eufemio
Molinari nació en Buenos Aires el 20 de mayo de 1898 y falleció el 31 de julio de 1996. Su obra se enmarca dentro del movimiento ultraísta existente en su
país. En 1958 recibió el premio Nacional de Literatura.
Molinari quedó huérfano cuando tenía cinco años, y se crió con su abuela
materna, en una antigua casa del barrio de Villa
Urquiza. Abandonó sus estudios para convertirse en un precoz poeta. Su
formación la debe en parte a los clásicos españoles (de ahí su predilección por
el romance, las coplas, el soneto) y a la poesía francesa, de la erigió como
maestro a Mallarmé. Sus obras se caracterizan por no romper con el pasado y
continuar con la tradición hispánica y americana precedentes (Góngora,
Garcilaso de la Vega y el romancero).
De joven integró el grupo generacional más destacado del siglo XX
literario: el que reunió en torno de la revista Martín Fierro, junto con
Borges, Marechal, Oliverio Girondo, Francisco Luis Bernárdez, Nalé Roxlo.
En 1927 apareció su primer libro, "El imaginero", y dos años
más tarde, "El pez y la manzana". Hacia 1933 viajó a España, donde
conoció a los poetas españoles de la generación del 27: García Lorca, Rafael
Alberti, Manuel Altolaguirre y Gerardo Diego, uno de sus descubridores.
Después de casarse, trabajó en el Congreso de la Nación hasta su
jubilación. Fue premiado en 1958 con el Premio Nacional de Poesía por su
trabajo Unida Noche y se convirtió en
un miembro de la Academia Argentina de las Letras en 1968. En 1969 fue
distinguido con el Gran Premio de Honor de la SADE. En 1984 la Fundación Konex
le otorgó el Premio Konex de Platino en Letras.
Principales obras
El
Imaginero, (1927)
Hostería de la rosa y el clavel, 1933
Una
rosa para Stefan George, 1934
El
Tabernáculo, 1937
La
tierra y el héroe, 1939
La
corona, 1939
El
alejado, 1943
Mundos de la madrugada, 1943
El
huésped y la melancolía, 1946
Esta
rosa oscura del aire, 1949
Días
donde la tarde es un pájaro, 1954
Cinco
canciones a una paloma que es el alma, 1955
Oda a
la pampa, 1956
Un
día, el tiempo y las nubes, 1964
La
hoguera transparente, 1970
La
Escudilla, 1973
Las sombras del pájaro tostado, 1975
Estilo literario
Molinari trabaja su
poesía bajo la métrica de la oda y la elegía. Ambas son métricas antiguas,
grecolatinas. Lo bucólico, campestre. Junto con el poeta Juan L Ortiz, que era
más libre y no estaba limitado a una métrica, fueron considerados los poetas de
la naturaleza.
En una nota
publicada en La Nación en ocasión de
su muerte, se puede leer:
“… fue el poeta de nuestras
llanuras, de nuestros grandes ríos, de los cielos surcados de nubes y de
pájaros, arrasados por los vientos del sudoeste. A este paisaje argentino lo
pobló de luz metafísica, lo iluminó de historia y de tiempo, lo habitó con su
voz personal y entrañable. Amó como pocos la naturaleza: en todos sus poemas
hay algo siempre infinitamente nuestro, árboles, aves, pastos, caballadas,
veranos, ríos "abrasados por el sol y la soledad sombría". En medio
de nuestra poesía rica y diversa, su obra tiene la estatura de las cumbres más
altas: es uno de esos cuatro o cinco nombres que sobreviven a través de todo un
siglo, indemne a los cambios y a los juicios versátiles de las épocas.”
Les incluimos el
link para quienes quieran leer el artículo:
Ultraísmo
El siglo XX se
inició con una profusión de “ismos”: tendencias y modas en el arte que fueron
cambiando la forma de percepción y expresión, a través de fuertes rupturas y
cuestionamientos de las reglas, preconceptos y tendencias vigentes, de la mano
de una imparable revolución tecnológica que afectó de manera irreversible a la
vida de las personas a través de nuevas modalidades de comunicación y
expresión, una revolución en las forma de transporte, y, especialmente, el
avance arrollador de la tecnología bélica, que cuyo mayor exponente fue gran
guerra europea, conocida luego como primera guerra mundial, y que marcó un
nuevo hito en la cantidad de muertos y la destrucción de ciudades. Esta locura tuvo una contracara en
el arte, que tuvo una necesidad profunda de mostrar vitalidad, rebeldía,
novedad. Uno de estos movimientos, fue
el ultraísmo.
El ultraísmo es un
movimiento literario nacido en España en 1918, con la declarada intención de
enfrentarse al modernismo, que había dominado la poesía en lengua española
desde fines del siglo XIX. El término “ultra” en su acepción de “más allá”
promovía empujar afuera, quitar a las tendencias artísticas vigentes,
especialmente el modernismo, que había llegado a España desde América.
Fue lanzado en las
tertulias del Café Colonial de Madrid, presididas por Rafael Cansinos Assens.
Entre otros, formaron parte del núcleo ultraísta Gerardo Diego, Pedro Garfias,
Juan Larrea, Ernesto López-Parra, Lucía Sánchez Saornil, Guillermo de Torre y
el sevillano Isaac del Vando Villar. A continuación, vemos un fragmento del
manifiesto ultraísta español:
Nuestra literatura
debe renovarse; debe lograr su ultra como hoy pretenden lograrlo nuestro
pensamiento científico y político. Nuestro lema será ultra y en nuestro credo
cabrán todas las tendencias, sin distinción, con tal que expresen un anhelo
nuevo. Más tarde estas tendencias lograrán su núcleo y se definirán. Por el
momento, creemos suficiente lanzar este grito de renovación y anunciar la
publicación de una revista, que llevará este título de Ultra, y en la que sólo
lo nuevo hallará acogida. Jóvenes, rompamos por una vez nuestro retraimiento y
afirmemos nuestra voluntad de superar a los precursores.
Molinari estuvo
vinculado con el ultraísmo argentino, que es una variante del movimiento
surgido en España y que fue “importado” al país por Borges. Luego de vivir en
Suiza durante la Gran Guerra, pasó por España donde se relacionó, entre otros,
con Rafael Cansinos Assens, a quien siempre consideró su maestro.
En un artículo
publicado en la revista Nosotros, de
Buenos Aires, en 1921, Borges
sintetizó así los objetivos del ultraísmo:
1. Uso de la metáfora.
2. Tachadura de las frases medianeras, los nexos y
los adjetivos inútiles.
3. Abolición de los trebejos ornamentales, el
confesionalismo, la circunstanciación, las prédicas y la nebulosidad rebuscada.
4. Síntesis de dos o más imágenes en una, que
ensancha de ese modo su facultad de sugerencia.
5. Imágenes y metáforas chocantes, ilógicas, donde
destacan el mundo del cine, del deporte, del adelanto técnico: "Los
motores suenan mejor que endecasílabos" (Guillermo de Torre). El feísmo
(Girondo)
6. Tendencia a establecer una disposición
tipográfica nueva de las palabras del poema, pretendiendo de ese modo hacer ver
una fusión de la plástica y la poesía. Explotan la espacialidad de la página.
Es poesía escrita, no leída. Vincula la poesía con la plástica (a diferencia
del modernismo, que se asociaba con la música).
7. Neologismos, tecnicismos y palabras esdrújulas.
8. Eliminación de la rima..
La expresión
«trebejos ornamentales» era una clara referencia al modernismo rubendariano, al
que los ultraístas consideraban recargado de adorno y sin sustancia. El
ultraísmo coincidía con las otras vanguardias en eliminar el sentimentalismo.
El ultraísmo era
afín al creacionismo, del poeta chileno Vicente Huidobro, quien pasó por las
tertulias de los ultraístas. Huidobro pretendía que un poema fuera siempre un
objeto nuevo y distinto a los demás, que debía crearse «como la naturaleza crea
un árbol», posición que implicaba la libertad del poema frente a la realidad,
incluida la realidad íntima del autor.
Como se ve en los
textos fundacionales, el ultraísmo argentino se diferenciaba del español por
incluir un cierto tono paródico, burlón, pero además, incluía el criollismo.
Obra poética de Molinari
Oda a la Pampa
Doquier cielo i soledades
de Dios solo conocidas,
que él solo puede sondear.
ECHEVERRÍA
I
Junto a tus lejanías quietas e igual a una
palmera, parado y batido por el viento del cielo en la tarde,
te miro, patria, y la sonriente ternura de la
muerte llama por mis ojos
a los escondidos sueños.
Los altos y amarillos pastos vuelven hacia el
sol poniente las ríspidas hojas y la aheleada espiga desnuda,
y ascienden los últimos pájaros por el
espacio;
y salido y pegado en ti, sostenido, busco tu
horrible nostalgia transparente
y mi sombra sobre la nación, vacilante y
detenida.
¡El ánade solitario es como mi corazón rosado
en marzo!
En ti, patria, desciendo como la luz, y en ti,
vuelvo hacia dentro igual a una tempestad;
llamo, y sólo las sutiles hierbas me oyen y
sienten pasar como una ráfaga también perdida.
¡Oh, nubes, vacíos grandes, y las desesperadas
planicies donde el viento, sin descanso, en el viento habita!
Y sólo a ti, melancolía madre, llega el
corazón del hombre, de tus hijos,
de tus penumbras ardientes. ¡Y sólo a ti,
patria, queremos!
¡Y solo vuela el ánade en marzo!
II
El viento corre detrás del verano y arrastra
el polvo fino, la semilla de las negras hierbas,
y el día es hermoso y suave como una flor en
la apretada claridad del aire.
La luz mueve su abierta corona sin ver la
sombra de sus cabellos en la llanura,
y sin oír las secas y murmurantes aguas, ni
sentir el soplo sombrío entre unas brillantes cañas.
Sola la memoria canta olvidada:
El viento de la tarde
silbando andaba,
como pájaro oscuro
en fresca rama.
Este es el triunfo, madre,
de enamorado,
las penitas afuera,
aire liviano.
Ciega se estaba el agua
mirando el alma,
dicen que dulce y tersas
se conversaban.
Este es el triunfo,
madre,
que no termina;
más quiero olvido, sueño,
que despedida.
El viento de la noche
la mar velaba,
remando solitario
en negra cama.
Este es el triunfo,
madre,
del tiempo
frío;
del corazón que a veces
canta perdido.
¡Y qué bonito el aire,
madre, en el
aire!
¡Y solo remonta el ánade en marzo!
III
Vuelto y retornado a ti, miro tu ansiedad
abandonada y el romper de golpe de las estaciones,
unas con las lluvias y devorantes nieblas, y
otras, ya en el resplandor de las flores y el levantar de los patos silvestres
por el firmamento;
allí, donde la perdiz canta escondida y sube
temblando como el agua.
Escogido, te prefiero a ti sin amargura,
temporal sobre la tierra, nombrado y olvidado,
y antiguo igual al fuego entre las llamas,
miro mi pasada suerte en el ocio, en el vagar
por tus nubes, como tus pájaros de las
planicies.
¡Y llega el otoño, y ya oigo el retumbar
del tambor de la tormenta en el desierto!
(en Unida noche, 1957)
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SONETO SUCEDIDO
No vuelve, no, la
luz, ni la mañana,
no, ni la primavera
alta perdida.
No vuelven; no,
imposible; no, la vida,
la ausencia, el
aire, ni la sed lejana.
No; para qué, nada
vuelve, no -vanala
rosa de otro día,
despedida;
el esmaltado ramo,
de hoja ardida;
aquel rostro, aquel
río, una hora ufana.
No; nunca, muerte
mía, no, qué horrible.
Déjame en bien o en
tiranía solo,
absoluto, sujeto,
deshabido.
Ciego y ausente
para mí, terrible;
áspero, mudo
-nada-, quizás ola.
Amor; sí
increíblemente sucedido.
No vuelven, no
imposible”
---------------------
Mi pasión tiene la forma de un río apresado...
A Luis J. Morganti
Mi pasión tiene la forma de un río apresado por
el desierto,
como por una noche penetrante,
inmóvil.
Amor es abrir la arena con narcisos.
(Dejen mi rostro apoyado en el agua
hasta que se me enfríe la voz,
solitariamente.)
Deseo una corona abandonada por su cuello,
besar el aire de su cabello hasta llenarme de vacío
De otra vida.
Nadie sabe hasta dónde llega el destierro;
que hace la tarde con un clavel, con un día caído
de mi mejilla.
el cielo es cielo, y yo estoy tan lejos,
como una lanza junto a una cota empañada
por los arroyos de la noche. Ay, en un costado de la tierra,
con un nombre sordo,
mojándome el cuerpo distraído.
Mi pasión tiene la forma de un río apresado por
el desierto,
como por una noche penetrante,
inmóvil.
Amor es abrir la arena con narcisos.
(Dejen mi rostro apoyado en el agua
hasta que se me enfríe la voz,
solitariamente.)
Deseo una corona abandonada por su cuello,
besar el aire de su cabello hasta llenarme de vacío
De otra vida.
Nadie sabe hasta dónde llega el destierro;
que hace la tarde con un clavel, con un día caído
de mi mejilla.
el cielo es cielo, y yo estoy tan lejos,
como una lanza junto a una cota empañada
por los arroyos de la noche. Ay, en un costado de la tierra,
con un nombre sordo,
mojándome el cuerpo distraído.
Gualeguaychú, abril de 1937
-----------------
Cante mi mundo de amor...
Cante mi mundo de amor,
tan dulcemente, que el viento
frío sienta su dolor
de nieve dura en mi aliento.
Corona de aire ofrecido,
río de calor cedido
al olvido; a un amante
sueño, exacto. ¡Mundo! Mundo
mío -tuyo-, ya profundo
en ¡ay! de cierzo distante.
Palma sedienta, jacinto
asido. Cantar a un día
turbado -solo aún-, distinto,
con su muerte todavía.
Rama de espacio celoso,
rumbo huido, riguroso.
Muro, flor, herida: ¡suelo
deshallado! Único. Sola.
Mi fe con su tiempo, aureola
de mundo solo, en tu cielo.
Brizna alta. Universo. Río.
Tu cielo, tu cielo, fuente
unida, ya sin vacío.
Eterno, eterna, luciente.
Que nadie toque tu rosa
de sonido, angustiosa
ayer, sin vida. Aire amado,
crecido: escúchame hoy -alma
viva- cantar en la calma,
en desierto enamorado.
Cante mi mundo de amor,
tan dulcemente, que el viento
frío sienta su dolor
de nieve dura en mi aliento.
Corona de aire ofrecido,
río de calor cedido
al olvido; a un amante
sueño, exacto. ¡Mundo! Mundo
mío -tuyo-, ya profundo
en ¡ay! de cierzo distante.
Palma sedienta, jacinto
asido. Cantar a un día
turbado -solo aún-, distinto,
con su muerte todavía.
Rama de espacio celoso,
rumbo huido, riguroso.
Muro, flor, herida: ¡suelo
deshallado! Único. Sola.
Mi fe con su tiempo, aureola
de mundo solo, en tu cielo.
Brizna alta. Universo. Río.
Tu cielo, tu cielo, fuente
unida, ya sin vacío.
Eterno, eterna, luciente.
Que nadie toque tu rosa
de sonido, angustiosa
ayer, sin vida. Aire amado,
crecido: escúchame hoy -alma
viva- cantar en la calma,
en desierto enamorado.
--------------
También trabajó tankas, pero ya en algún momento ampliaremos el tema o le
dedicaremos una clase específica a esta medida japonesa similar al haiku.
A modo de ejemplo, colocaré sólo uno:
Sube la nave
y en el alba espuma baja.
asoma y brilla,
la barba deshojada,
cana y sin mariposas.
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El recurso que veremos
hoy es la derivación:
Se trata de un recurso fónico. Es el vínculo de palabras que provienen
de una misma raíz.
Ejemplos:
Violeta Parra
No lloro yo por
llorar,
sino por hallar
sosiego;
mi llorar es como
un ruego
que naide quier’
escuchar.
Del ver y
considerar
la triste calamidá’
que vive
l’humanidá’
en toda su
longitú’:
l’escasez de la
virtú’
es lo que me hace
llorar.
Ayer, buscando
trabajo,
llamé a una puerta
de fierro.
Como si yo fuera un
perro
me miran de arrib’
abajo.
Con promesas a
destajo
me han hecho volver
cien veces,
como si gusto les
diese
al verme solicitar.
Muy caro me hacen
pagar
el pan que me
pertenece.
No demando caridá’,
ni menos pid’ un
favor;
pido con mucho
rigor
mi derecho a
trabajar;
yo quiero ganar mi
pan,
mi harina y mi ají
picante.
Con su sonrisa farsante
me dicen por vez
postrera,
que al llegar la
primavera
puede ser que haiga
vacante.
Así me pasan los
días,
uno sobre otro en
las mesmas,
veo que llega
Cuaresma,
una más y otra
enseguí’a.
Le ruego a San
Jeremías,
le prendo vela tras
vela,
más sordo que
l’entretela
se burla de mis
quebrantos.
Si no me conduel’
el santo,
¿quien quiero que
se conduela?
No pierdo las
esperanzas
de qu’esto tenga su
arreglo,
un día este pobre
pueblo
teng’ una feliz
mudanza.
El toro solo se
amansa
montándolo bien en
pelo;
no tengo ningún
recelo
de verle la
pajarilla,
cuando se dé la
tortilla
la vuelta que tanto
anhelo
Romance del enamorado y
la muerte
Un sueño soñaba
anoche,
Soñito del alma
mía,
Soñaba con mis
amores
Que en mis brazos
los tenía.
Vi entrar señora tan
blanca
Muy más que la
nieve fría.
- ¿Por dónde has
entrado, amor?
¿Cómo has entrado,
mi vida?
Las puertas están
cerradas,
Ventanas y
celosías.
- No soy el amor,
amante:
la Muerte que Dios
te envía.
- ¡Ay, Muerte tan
rigurosa,
déjame vivir un
día!
Un día no puede
ser,
una hora tienes de
vida.
Muy de prisa se
calzaba,
Más de prisa se
vestía;
Ya se va para la
calle,
en donde su amor
vivía.
- ¿Cómo te podré yo
abrir
si la ocasión no es
venida?
Mi padre no fue al
palacio
Mi madre no está
dormida.
- Si no me abres
esta noche,
ya no me abrirás,
querida;
la Muerte me está
buscando,
junto a tí, vida
sería.
- Vete bajo la
ventana
donde labraba y
cosía,
te echaré cordón de
seda
para que subas
arriba,
y si el cordón no
alcanzare
mis trenzas
añadiría.
La fina seda se
rompe;
La Muerte que allí
venía:
- Vamos, el
enamorado,
que la hora ya está
cumplida.
(Anónimo)
Hasta la próxima
clase, y recuerden subir sus poemas al blog.
Ejercicio
ResponderBorrarClase 19
Inspirado en la obra y estilo de Ricardo Molinari
Nostalgia
Sigo caminando por melancólicos paisajes
que me llevan, inapelables, a mis días de niño.
Un sendero gastado de soles y ausencias,
entre ardientes tranqueras y alambradas.
Arboles, que a mi paso, susurran canciones de cuna,
el lejano zumbar del acero entre los durmientes,
el cansino temblor de la tierra,
paredes tatuadas de perezas y olvidos.
un aroma de hojarasca otoñal,
de tierra seca, de ramas caídas.
Y esas voces solitarias,
abandonadas en la dolorosa huida,
anuncian el desfile de mis muertos.
Esclava ,esclavizada mente
ResponderBorrarVive ,viendo la mascara
Fantasmal ,fantasma
Escon dido ,escondite
Seguro seguramente
En el pozo del escenario
Ayuda, ayudando al fanstama
De la opera,opereta del espacio
Espaciado tributo a la memoria
Del teatro teatralizando
La mente del universo
Creativo creando arte.
Miguel Curcio.
recurso fónico derivación
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