Ars poéticas
El siglo XXI ya está marcado por autorreferencialidades.
Como en la mitología griega, aquel Narciso que se mira enamorado de su propia
imagen, así las artes se reflejan a sí mismas para afirmar su modo de estar en
determinada coordenada de tiempo y espacio. Si a ello le añadimos el
ingrediente de la subjetividad, que está en todo en tanto criterio de terrible belleza
y verdad testimonial, como las selfies actuales de los teléfonos celulares, éureka: lo hallamos.
Algunas de sus características serían: la inclusión
de una pluralidad de elementos y lenguajes, su heterogeneidad, el compartir
espacios donde no existiría un elemento más importante que otro, un ir más allá
en la exploración de los recursos, un abandono de la mirada y la lectura
lineales.
Y más específicamente en literatura: la borradura de
los ya hace tiempo imprecisos límites de los llamados géneros literarios; la
plenitud del concepto de opera aperta
de Umberto Eco, en el que el lector es quien finaliza la obra, es decir que la
traduce, la decodifica de manera única e individual, cocreando la obra.
Imagen de “Narciso” de Caravaggio, obra de
1597-99.
En el teatro, por ejemplo, lo posdramático cuestiona
la pasividad, involucra la directa participación del espectador, que se
convierte en otra cosa: un particular coprotagonista mudo. Y en el cine, cuando
dentro del cine se habla de cine; en la música sinestésica; en la literatura en
mil y un ejemplos; en las artes visuales, en especial, en las instalaciones
performáticas.
En cuando a la poesía,
desde que la poesía es, desde hace siglos se autorreferencia. No es nada nuevo,
se llaman ars poéticas, pero desde
ya que en este siglo XXI y dentro de su invisibilidad, se visibilizan juntamente
con las otras musas, acompañándolas.
Un ars poética, arte poética o metapoética
–es decir, un ir más allá de la poesía–, es un poema que se autorreferencia de
varias maneras: habla de la poesía, del sentimiento poético en el yo lírico; se
piensa y se siente a sí misma; explica metafóricamente qué es un poema.
A continuación, veremos cómo
poetas de diferentes períodos piensan su poetar, su actividad poética, y a
ellos mismos. Todos tienen –tenemos, diría–, algo para decir al respecto.
Vicente
Huidobro,
de El espejo de
Agua, 1916.
Arte
poética
Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.
Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.
Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema;
Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.
El Poeta es un pequeño Dios.
֍
Jorge Luis Borges, Arte poética, en El Hacedor, 1960.
Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,
ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Ítaca
verde y humilde. El arte es esa Ítaca
de verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.
֍
Gustavo Adolfo Bécquer
La famosísima RIMA XXI
¿Qué
es poesía?, dices mientras clavas
en
mi pupila tu pupila azul.
¿Qué
es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía...
eres tú.
Y
desde ya, la RIMA V
Espíritu sin
nombre,
indefinible
esencia,
yo vivo con la
vida
sin formas de la
idea.
Yo nado en el
vacío,
del sol tiemblo
en la hoguera,
palpito entre
las sombras
y floto con las
nieblas.
Yo soy el fleco
de oro
de la lejana
estrella,
yo soy de la
alta luna
la luz tibia y
serena.
Yo soy la
ardiente nube
que en el ocaso
ondea,
yo soy del astro
errante
la luminosa
estela.
Yo soy nieve en
las cumbres,
soy fuego en las
arenas,
azul onda en los
mares
y espuma en las
riberas.
En el laúd, soy
nota,
perfume en la
violeta,
fugaz llama en
las tumbas
y en las ruïnas
yedra.
Yo atrueno en el
torrente
y silbo en la
centella,
y ciego en el
relámpago
y rujo en la
tormenta.
Yo río en los
alcores,
susurro en la
alta yerba,
suspiro en la
onda pura
y lloro en la
hoja seca.
Yo ondulo con
los átomos
del humo que se
eleva
y al cielo lento
sube
en espiral
inmensa.
Yo, en los
dorados hilos
que los insectos cuelgan
me mezco entre
los árboles
en la ardorosa
siesta.
Yo corro tras
las ninfas
que, en la
corriente fresca
del cristalino
arroyo,
desnudas
juguetean.
Yo, en bosques
de corales
que alfombran
blancas perlas,
persigo en el
océano
las náyades
ligeras.
Yo, en las
cavernas cóncavas
do el sol nunca
penetra,
mezclándome a
los gnomos,
contemplo sus
riquezas.
Yo busco de los
siglos
las ya borradas
huellas,
y sé de esos
imperios
de que ni el
nombre queda.
Yo sigo en raudo
vértigo
los mundos que
voltean,
y mi pupila
abarca
la creación
entera.
Yo sé de esas
regiones
a do un rumor no
llega,
y donde informes
astros
de vida un soplo
esperan.
Yo soy sobre el
abismo
el puente que
atraviesa,
yo soy la ignota escala
que el cielo une a la tierra,
Yo soy el
invisible
anillo que sujeta
el mundo de la forma
al mundo de la idea.
Yo, en fin, soy
ese espíritu,
desconocida esencia,
perfume misterioso
de que es vaso el poeta.
A propósito, Becquer
escribe: “Yo soy sobre el abismo/el puente que atraviesa”. En latín, pontifex (pontífice), referido a un
sacerdote, el que como un puente, une la divinidad con la gente. El poeta se ve
a sí mismo como un intermediario; desde un sitial elevado, ve a la humanidad desde una posición de
superioridad.
֍
Roberto Juárroz
Poema 29, en Sexta poesía vertical,
1975.
Conflicto de olvidos
que no saben dónde instalarse.
Desconcierto de la paloma
que ignora de repente adónde regresar.
Vacío del tiempo que se arremolina
como un escarabajo extraviado
sobre una playa de arenas demasiado maduras.
Escandaloso trueque
de una memoria de figuras cambiadas
que confunde sus hilos
hasta hacernos presentir la justicia
de no poder ya ubicar en nosotros
nuestro propio nombre.
Desde un costado suplementario del tiempo
una imagen con nuestra misma figura
desbarata la trama de los equilibrios equívocos
y pone los olvidos en el lugar de los recuerdos
y los recuerdos en el sitio
donde la luz es un contrasentido.
Mientras tanto el hombre descubre el rincón del abismo
donde se juntan las sangres invisibles
que acreditan la integridad de su herida.
֍
Pablo Neruda
La poesía, publicado en la revista española “Caballo verde para
la poesía”, 1935.
Y fue a esa edad... llegó la poesía
a buscarme. No
sé, no sé de dónde
salió, de
invierno o río.
No sé cómo ni
cuándo,
no, no eran
voces, no eran
palabras, ni
silencio,
pero desde una
calle me llamaba,
desde las ramas
de la noche,
de pronto entre
los otros,
entre fuegos
violentos
o regresando
solo,
allí estaba sin
rostro
y me tocaba.
Yo no sabía qué decir, mi boca
no sabía
nombrar,
mis ojos eran
ciegos,
y algo golpeaba
en mi alma,
fiebre o alas
perdidas,
y me fui
haciendo solo,
descifrando
aquella
quemadura,
y escribí la
primera línea vaga,
vaga, sin
cuerpo, pura
tontería,
pura sabiduría
del que no sabe
nada,
y vi de pronto
el cielo
desgranado
y abierto,
planetas,
plantaciones
palpitantes,
la sombra
perforada,
acribillada
por flechas,
fuego y flores,
la noche
arrolladora, el universo.
Y yo, mínimo ser,
ebrio del gran
vacío
constelado,
a semejanza, a
imagen
del misterio,
me sentí parte
pura
del abismo,
rodé con las
estrellas,
mi corazón se
desató en el viento.
En este hermoso poema, Neruda describe la poesía como
una fuerza externa que se apodera de su ser y lo transforma, lo sensibiliza
(“mi corazón se desató en el viento”).
֍
Desde ya, Gabriel Celaya con su La poesía es un arma cargada de
futuro, en Cantos íberos, 1955.
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
más se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta
mancharse.
Hago mías las faltas.
Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
Y en este link, se la escucharemos cantar al gran Paco
Ibáñez:
֍
Aquí me
permitiré autorreferenciarme doblemente con mis ars poéticas, que están en cada
uno de mis poemarios.
Sandra
Pien
Desnuda y en
jeans, en Papel mojado,
2005.
Desarbolada
entusiasmada
la poesía
saltó a la calle
a medianoche.
Mariposeó
resfriadas hojas de otoño
peregrinó por campos de luz
acobardó violentos espejos
buscó abatidos que liberar
desconcertó estigmas
despobló palacios
se alejó de estridentes
acorraló infamias
sitió desprecios
rastreó utopías
y cansada ya
sentada al borde de las sombras
forcejeó mano a mano
con la miseria
arrancándole
pimientos y aceitunas
para el camino.
En la oscuridad
bendijo el aroma
a tilos en flor
orgasmos
en veranas noches frescas
respiró profundo
y se quedó dormida.
Salí a buscarla
la encontré
quietecita
a orillas
del pudor.
Fue necesario
acariciarle la piel
lamerle los dolores
acunarla.
Ella
turgente
resguardó los pechos
veneró el amanecer
apuntaló la vida
y
abordó lenta
triste otra vez
el suburbio
de la memoria.
Los XXXI y XXXVIII, en Aquí no duele, 2010.
XXXI
Tristeza
disfrazada de sílabas
transformada
en insectos flores
fluida
agua clara
aire azul de besos diáfanos.
Mudas
las manos cortas
a
la hora de cruzar fronteras
la
tarde envidia a las golondrinas.
De
rodillas las palabras cansadas
se
memorizan para asombro del dolor.
XXXVIII
Plegaria
rítmica matemática
hermosa
desde la otra orilla
de
la corriente que impide
del
terror que detiene
de
las sombras de la locura
de
un parpadeo al sol.
Allí
mi cuerpo es narrado
y
es narrador furtivo
un
punto de encuentro cósmico
traspasa
plegado bajo mis pies
y
la tierra se vuelve ruego.
La
evocación es imagen
un
déjà vu de develar el caos
y
acariciar más allá de las palabras
el
puro presente
y
tan efímero.
Una
razón por la que vivir.
Hubiera
sido tanto más fácil ser dentista.
֍
Federico García Lorca, Sobre un libro de versos, en Poemas inéditos, 1918.
Dejaría en el libro
Este toda mi alma.
Este libro que ha visto
Conmigo los paisajes
Y vivido horas santas.
¡Qué pena de los libros
Que nos llenan las manos
De rosas y de estrellas
Que se esfuman y pasan!
¡Qué tristeza tan honda
Es mirar los retablos
De dolores y penas
Que un corazón levanta!
Ver pasar los espectros
De vidas que se borran,
Ver al hombre desnudo
En Pegaso sin alas,
Ver la Vida y la Muerte,
la síntesis del mundo,
Que en espacio profundo
Se miran y se abrazan.
Un libro de poesías
Es el Otoño muerto.
Los versos son las hojas
Negras en tierras blancas,
Y la voz que lo lee
Es el soplo del viento
Que hunde en los pechos
–Entrañables distancias–.
El poeta es un árbol
Con frutos de tristeza
Y con hojas marchitas
De llorar lo que ama.
El poeta es el médium
De la Naturaleza
Que explica su grandeza
Por medio de palabras.
El poeta comprende
Todo lo incomprensible
Y a cosas que se odian
Él hermanas las llama.
Sabe que los senderos
Son todos imposibles
Y por eso en lo oscuro
Va por ellos
con calma.
En los libros de versos,
Entre rosas de sangre,
Van desfilando tristes
Y eternas caravanas
Que hirieron al poeta
Que lloraba en la tarde,
Rodeado y ceñido
Por sus propios fantasmas.
Poesía es Amargura,
Miel celeste que mana
De un panal invisible
Que fabrican las almas.
Poesía es lo imposible
Hecho posible. Arpa
Que tiene en vez de cuerdas
Corazones y llamas.
Poesía es la vida
Que cruzamos con ansia
Esperando al que lleve
Sin rumbo nuestra barca.
Libros dulces de versos
Son los astros que pasan
Por el silencio mudo
Al reino de la Nada,
Escribiendo en el cielo
Sus estrofas de plata.
¡Oh, qué penas tan hondas
Y nunca remediadas,
Las voces dolorosas
Que los poetas cantan!
Como en el horizonte
Descanso las miradas.
Dejaría en el libro
Este, ¡toda mi alma!
֍
Juan Gelman
Sobre la poesía, en Hacia el Sur, 1982.
Habría
un par de cosas que decir
que
nadie lee mucho
que
esos nadie son pocos
que
todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial y
con
el asunto de comer cada día se trata
de
un asunto importante recuerdo
cuando
murió de hambre el tío juan
decía
que ni se acordaba de comer y que no había problema
pero
el problema fue después
no
había plata para el cajón
y
cuando finalmente pasó el camión municipal a llevárselo
el
tío juan parecía un pajarito
los
de la municipalidad lo miraron con desprecio o desdén
murmuraban
que
siempre los están molestando
que
ellos eran hombres y enterraban hombres
y no
pajaritos
como el tío juan especialmente
porque
el tío estuvo cantando pío-pío todo el viaje
hasta
el crematorio municipal
y
a ellos les pareció un irrespeto y estaban muy ofendidos
y
cuando le daban un palmetazo para que se callara la boca
el
pío-pío volaba por la cabina del camión y ellos sentían que
les
hacía pío-pío en la cabeza el
tío
juan era así le gustaba cantar
y
no veía por qué la muerte era motivo para no cantar
entró
al horno cantando pío-pío salieron sus
cenizas y piaron un rato
y
los compañeros municipales se miraron los zapatos grises de vergüenza pero
volviendo
a la poesía
los
poetas ahora la pasan bastante mal
nadie
los lee mucho esos nadie son pocos
el
oficio perdió prestigio para un poeta
es cada día más difícil
conseguir
el amor de una muchacha
ser
candidato a presidente que algún
almacenero le fíe
que
un guerrero haga hazañas para que él las cante
que
un rey le pague cada verso con tres monedas de oro
y
nadie sabe si eso ocurre porque se terminaron
las
muchachas los almaceneros los guerreros los reyes
o
simplemente los poetas
o
pasaron las dos cosas y es inútil
romperse
la cabeza pensando en la cuestión
lo
lindo es saber que uno puede cantar pío-pío
en
las más raras circunstancias
tío
juan después de muerto
yo
ahora para que me quieras.
Oficio, en Violín y otras cuestiones, 1956.
Cuando al entrar
el verso me disloco
o no cabe un
adverbio y se me quiebra
toda la música,
la forma mira
con su
monstruoso rostro de abortado,
me duele el
aire, sufro el sustantivo,
pienso qué bueno
andar bajo los arboles
o ser
picapedrero o ser gorrión
y preocuparse
por el nido y la
gorriona y los
pichones, sí, qué bueno,
quién me manda
meterme, endecasílabo,
a cantar, quién
me manda
agarrarme el
cerebro con las manos,
el corazón con
verbos, la camisa
a dos puntas y
exprimirme,
quién me manda,
te digo, siendo juan,
un juan tan
simple con sus pantalones,
sus amigotes, su
trabajo y su
condenada
costumbre de estar vivo,
quién me manda
andar grávido de frases,
calzar sombrero
imaginario, ir
a esperar una
rima en esa esquina
como un novio
puntual y desdichado,
quién me manda
pelear con la gramática,
maldecirme de
noche, rechinar
fieramente,
negarme, renegar,
gemir, llorar,
qué bueno está el gorrión
con su gorriona,
sus pichones y
su nido, su
capricho de ser gris,
o ser
picapedrero, óigame amigo,
cambio sueños y
música y versos
por una pica,
pala y carretilla.
Con una
condición:
déjeme un poco
de este maldito
gozo de cantar.
֍
Alejandra Pizarnik
Cenizas, en La última inocencia, 1956.
Hemos dicho palabras,
palabras para despertar muertos,
palabras para hacer un fuego,
palabras donde poder sentarnos
y sonreír.
Hemos creado el sermón
del pájaro y del mar,
el sermón del agua,
el sermón del amor.
Nos hemos arrodillado
y adorado frases extensas
como el suspiro de la estrella,
frases como olas,
frases como alas.
Hemos inventado nuevos nombres
para el vino y para la risa,
para las miradas y sus terribles
caminos.
Yo ahora estoy
sola
– como la avara delirante
sobre su montaña de oro –
arrojando palabras hacia el cielo,
pero yo estoy sola
y no puedo decirle a mi amado
aquellas palabras por las que vivo.
֍
Octavio
Paz, que dijo que “La
poesía es tiempo y arde”, le dedicó
este poema titulado Decir, hacer a Roman Jakobson, que está en su
libro Los signos en rotación, de
1965:
Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.
Y se lo puede escuchar al propio Octavo Paz diciendo
aquí este magnífico poema: http://cadenaser.com/ser/2014/03/31/audios/1396221430_660215.html
֍
Y
para finalizar, el bello poema pleno de calambures, del mexicano Xavier Villaurrutia, Nocturno en que nada se oye, en
Nocturnos, 1933.
En medio de un silencio desierto como la calle antes del crimen
sin respirar siquiera para que nada turbe mi muerte
en esta soledad sin paredes
al tiempo que huyeron los ángulos
en la tumba del lecho dejo mi estatua sin sangre
para salir en un momento tan lento
en un interminable descenso
sin brazos que tender
sin dedos para alcanzar la escala que cae de un piano invisible
sin más que una mirada y una voz
que no recuerdan haber salido de ojos y labios
¿qué son labios? ¿qué son miradas que son labios?
Y mi voz ya no es mía
dentro del agua que no moja
dentro del aire de vidrio
dentro del fuego lívido que corta como el grito
Y en el juego angustioso de un espejo frente a otro
cae mi voz
y mi voz que madura
y mi voz quemadura
y mi bosque madura
y mi voz quema dura
como el hielo de vidrio
como el grito de hielo
aquí en el caracol de la oreja
el latido de un mar en el que no sé nada
en el que no se nada
porque he dejado pies y brazos en la orilla
siento caer fuera de mí la red de mis nervios
mas huye todo como el pez que se da cuenta
hasta ciento en el pulso de mis sienes
muda telegrafía a la que nadie responde
porque el sueño y la muerte nada tienen ya que decirse.
֍
Al cierre del tipeo de esta clase, la poeta Valeria Sabbag,
miembro de este taller, nos envió este ars poética del poeta y artista plástico Fayad Jamís, (Zacatecas, México 1930 – 1988,
La Habana, Cuba).
Poema
¿Qué es para usted la poesía además de una piedra horadada por el
sol y la lluvia,
Además de un niño que se muere de frío en una mina del Perú,
Además de un caballo muerto en torno al cual las tiñosas describen
eternos círculos de humo,
Además de una anciana que sonríe cuando le hablan de una receta
nueva para hacer frituras de sesos
(A la anciana, entretanto, le están contando las maravillas de la
electrónica, la cibernética y la cosmonáutica),
Además de un revólver llameante, de un puño cerrado, de una hoja
de yagruma, de una muchacha triste o alegre,
Además de un río que parte el corazón de un monte?
¿Qué es para usted la poesía además de una fábrica de juguetes,
Además de un libro abierto como las piernas de una mujer,
Además de las manos callosas del obrero,
Además de las sorpresas del lenguaje -ese océano sin fin
totalmente creado por el hombre-,
Además de la despedida de los enamorados en la noche asaltada por
las bombas enemigas,
Además de las pequeñas cosas sin nombre y sin historia
(un plato, una silla, una tuerca, un pañuelo, un poco de música en
el viento de la tarde)?
¿Qué es para usted la poesía además de un vaso de agua en la
garganta del sediento,
Además de una montaña de escombros (las ruinas de un viejo mundo
abolido por la libertad),
Además de una película de Charles Chaplin,
Además de un pueblo que encuentra a su guía
y de un guía que encuentra a su pueblo
en la encrucijada de la gran batalla,
Además de una ceiba derramando sus flores en el aire
mientras el campesino se sienta a almorzar,
Además de un perro ladrándole a su propia muerte,
Además del retumbar de los aviones al romper la barrera
del sonido (Pienso especialmente en nuestro cielo y
nuestros héroes)?
¿Qué es para usted la poesía además de una lámpara encendida,
Además de una gallina cacareando porque acaba de poner,
Además de un niño que saca una cuenta y compra un helado de mamey,
Además del verdadero amor, compartido como el pan de cada día,
Además del camino que va de la oscuridad a la luz (y no a la
inversa),
Además de la cólera de los que son torturados porque
luchan por la equidad y el pan sobre la tierra,
Además del que resbala en la acera mojada y lo están viendo,
Además del cuerpo de una muchacha desnuda bajo la lluvia,
Además de los camiones que pasan repletos de mercancías,
Además de las herramientas que nos recuerdan una araña o un
lagarto,
Además de la victoria de los débiles,
Además de los días y las noches,
Además de los sueños del astrónomo,
Además de lo que empuja hacia adelante a la inmensa humanidad
¿qué es para usted la poesía?
conteste con letra muy legible, preferiblemente de imprenta.
֍
Nos quedaron miles, porque felizmente es un tema riquísimo e inagotable. Mientras haya poesía, habrá ars poéticas.
No olviden subir sus poemas trabajados en clase. ¡Buena semana poética!
Ejercicio
ResponderBorrarArs poética suburbana
Qué es la poesía, preguntás
Es ese mar al atardecer
incertidumbre de miradas
un dolor invisible que nos ahoga
palabras cortadas en un íntimo fuego
Hay orden, ritmo, un remate, dirás
Puede ser,
Pero es algo sin nombre
que pugna por salir
por la puerta o la ventana
o la fragua de un volcán.
Aterrizaje forzoso de
corazones en tinieblas
Hiere o cura
desafía al tiempo
y al espacio.
Y seré reiterativo,
plagiario, dirás,
poesía sos vos.
ARS POÉTICA.
ResponderBorrarHebra de piel sutil
escribo en mi soledad
invisibles letras atesoradas
los hilos del pasado que no fue
del presente que no llega
abecedario en río caudaloso
en contracorriente
emergió la poesía salpicada
remolinaron las dudas del ayer
el futuro abrazado en placido camalote
con una flor en la mano
balbucea el poema.
Maya
ResponderBorrarAngel de alados pies.
Juventud cautivada
tiempo de amores, anhelos y esperanzas.
Serpentina mágica espacial
brazos infinitos, dedos perdidos
insólita cintura
espalda vibrante que rulos acaricia.
Entre lágrimas, risas y asombro.
Diseñó Modigliani el hechizo de tu cara.
Ojos de bruja, risa de niña.
En la fusión de esfinge y diosa, Ravel te adivinó.
Tu presencia ausente y eterna desata
el torbellino emocionado de otro feliz tiempo.
ejemplo de hiperbaESPERA LA MOROCHA
ResponderBorrarLas laderas de Monte London
consumía el whisky el vino caliente
no llegaba a los soldados con armas
sin municiones borceguíes mojados
los chicos bajaban corriendo y los morteros
salpicaban Puerto Argentino el general
engominaba su oscura cabellera
rascando los fondos
de los tarros de dulce de batata
en el patio de atrás lloraba la morocha
había regresado de la Plaza.
tóm ?