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sábado, 3 de octubre de 2015

Encuentro especial con el poeta Osvaldo Rossi y su poética – Jueves 1° de octubre de 2015



Hemos recibido la grata visita del poeta Osvaldo Rossi, invitado por Lidia Vinciguerra.

Ante un auditorio conformado por los asistentes del taller y algunos invitados, Osvaldo nos deleitó con la lectura de sus poemas, pudimos compartir su ars poética y sus opiniones acerca de la cultura y de la poesía contemporánea. Además de las preguntas de rigor, se formó un interesante debate alrededor de sus opiniones e ideas.

Veamos primero algunas notas biográficas de Osvaldo Rossi:

Nació en Buenos Aires. Fue profesor universitario y colaboró con medios periodísticos del país y del exterior. En varias ocasiones se desempeñó como integrante del Jurado de certámenes literarios. Integró el Consejo Asesor de la prestigiosa revista Letras de Buenos Aires (Segunda época), dirigida por Victoria Pueyrredón y ha colaborado en traducciones del Inglés al Castellano. Recibió numerosas distinciones, entre ellas, uno de los Premios a la Creación Artística (en Poesía) de la Universidad de Belgrano, el Segundo Premio de Poesía en el Concurso Banco Ciudad/Fundación Victoria Ocampo (2012), el de la Fundación Argentina para la Poesía (2013) y, en varias oportunidades, el Primer Premio Gente de Letras. Tiene publicados: "Defensa de la culpa", "Un resplandor en la ceniza", "Cercanía", "Después de la lluvia", "Unas ramas movidas por el viento", —Mención a la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores—, "Un viaje por la cinta de Moebius", “Transiciones”, y el ensayo sobre poesía "Las palabras que conmueven". En el año 2014, recibió el Premio Nacional Esteban Echeverría por el conjunto de su obra poética.

Y este es un pequeño resumen de la exposición:

Osvaldo Rossi recordó un libro que leyó en la adolescencia y que le abrió el camino a la literatura y a la poesía. Se trata de Poemas agrestes (1910-1911) y rescata este poema que para él representa, hasta el día de hoy, una síntesis de la condición humana:

El viaje definitivo
Juan Ramón Jiménez

... Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando:
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico...
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.

Y de esta lectura la relacionó con este poema, dedicado a su padre:

El humo

Osvaldo Rossi

El humo de una pipa
fue el ritual de mi infancia.
La niebla que mi padre esparcía.

El aroma era un intruso bienvenido,
un asombro develado entre las ropas.

Había un poco de mi padre en los estantes,
en los vasos, los sillones, los espejos.

La memoria de ese olor y de esa nube
es obstinada como la marea,
sanadora como un mantra.

Hay un poco de mi padre
en cada pipa que veo.
Y en el cuadro de Magritte.

Y en los surcos de mi frente.

   A Ribó

   in memoriam



Respecto de su Ars poética, Rossi manifestó que trata de cambiar el lenguaje entre libro y libro. Considera que la lectura de poesía requiere de un esfuerzo extra para escribir y para leer. Dice estar atento a los cambios de hábitos de los lectores (de los ámbitos poéticos) para escribir con un lenguaje que sin dejar de tener sus propias características, trate de no “espantar” al lector.

Al respecto, manifestó que en el siglo pasado, el psicoanálisis, el surrealismo (que no se podría comprender sin el psicoanálisis) y el existencialismo influyeron mucho en la cultura. En el caso de la poesía se llegó al buceo en las profundidades del ser. Este ejercicio de introspección era necesario para crear una obra artística.

Pero la contraparte es un lector atento, concentrado e informado. Rossi considera que estas características ya no forman parte del bagaje cultural de las nuevas generaciones. Pretender escribir como hace treinta años alejaría aún más de la lectura a las nuevas generaciones.

Que el poema sea breve es importante.

Rossi considera que tiene que existir una interacción entre la poesía y el entorno social.

Como ejemplo, menciona que el romanticismo fue un movimiento de rechazo a la revolución industrial.

En el origen de la humanidad los cambios sociales y tecnológicos que se producían eran relativamente pequeños y duraban mucho tiempo. Por ejemplo, el descubrimiento del fuego, la invención de la rueda. En la actualidad se producen numerosos cambios de escasa vida media. Todos vivimos al menos, en dos realidades simultáneas. Cita como ejemplo la posibilidad de escuchar y ver al mismo tiempo un programa en vivo y otro grabado.

Rossi sostiene que la poesía no está siendo permeable a estos cambios, no está dándose cuenta de lo que está pasando. En la actualidad, no existe un movimiento poético que considere a los cambios de hoy. Dice que vamos camino a una confusión aún peor.

El considera importante modernizar el lenguaje, introducir nuevas palabras y modismos de uso cotidiano.  Sostiene que los poemas deben ser breves, y se muestra asombrado porque todavía existen poetas que se escandalizan si encuentran, por ejemplo, la palabra “internet” en un poema.

En tal sentido, comenta que, durante el siglo de oro español un porcentaje muy bajo de la población estaba alfabetizado, y dentro de ese grupo, un grupo aún más pequeño poseía libros. Y ello no impidió a Quevedo utilizar la palabra “libro”, un objeto que pocos poseían.

Desde la torre

Francisco de Quevedo

Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.

Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.

Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años, vengadora,
libra, ¡oh, gran don Iosef!, docta la emprenta.

En fuga irrevocable hoye la hora;
pero aquélla el mejor cálculo cuenta
que en la lección y estudios nos mejora.

Y si Quevedo no dudó poner la palabra “libro”. Entonces, por qué no usamos internet o SMS?

Una de las controversias más grandes en las últimas épocas: El objetivismo vs. El neo barroco. A juicio de Rossi existe una confusión entre lo real y lo virtual, y que irá en aumento con el tiempo. Al respecto se preguntó: ¿Qué es un objeto? En el mundo real, la silla en la que nos sentamos ese día es un objeto, por si viéramos un video de la reunión, esa silla ¿sigue siendo un objeto? ¿Existen los objetos en el ciberespacio?

Si los desarrollos de la genética, la biotecnología, la comunicación, la tecnología de consumo y los cambios sociales que esos desarrollos generan están ausentes del lenguaje poético actual, ¿cómo lograremos ser la expresión de la época?
Por último, nos comentó que está trabajando en un nuevo libro de poesía, que trata sobre el proceso creador, cómo nos influye, la relación entre poesía y felicidad. Rossi sostiene que existe un juicio o prejuicio por el cual la poesía escribe sólo sobre temas tristes. Al respecto, mencionó una frase de Gastón Bachelard, tomada de La poética del espacio (1991)

“… la poesía tiene una felicidad que le es propia, sea cual fuere el drama que descubre.”


Seguidamente, el autor lee algunos de sus poemas:

TUS MANOS

Tus manos entre las mías, es haber llegado a casa. Hago un ejercicio de imaginación y veo tus manos en el futuro, acompañándome en los días de zozobra, de dolores en el cuerpo, del frío que se siente bajo un sol impiadoso.

Tus manos que han sabido ser madera
y bálsamo, sostén, brisa marina.
Tus manos que son fruta,
tus manos, que son bandada.
Que trabajaron la tierra, que avivaron la fragua,
que fueron la cumbre y también el camino.
Tus manos que aprendieron a modelar el barro,
que escribieron consignas, que cosieron el mundo,
que arrojaron la piedra y fueron lapidadas.
Manos de paño en la frente,
manos de miel, de jengibre, de hierro.
El arco y la flecha, el aire y el blanco.

Manos que por fortuna
siempre han sido tus manos.

Manos que cerrarán
algún día mis ojos.


UNA MUJER

Está aquí, desde hace tiempo.

Perdura como el olor de la madera

como el sonido de los trenes

la esperanza

como los rayos solares

las fases de la luna, el asombro.

Ella tiende a quedarse
a hospedarse cómodamente.
Y es como un remanso
un conjunto de cisnes en la orilla del río
una noche pacífica, inviolable.

Ella a veces se inquieta
y tiembla, la sacuden estertores
y entonces hay viento, lluvias, represas vencidas
el agua sube y hay inundaciones
cielos de lava y piedras ardientes
palabras que incendian todo lo que tocan.

A veces, está lejos.
Es una isla en el mar de otro planeta
un terreno inhallable en cualquier mapa
un vapor silencioso
apenas
la intuición de una presencia.

Y sin embargo, está aquí
en todos los rincones
en mis huesos
a mi alrededor.

Porque ella se queda.

Ella perdura.

LAS HORAS
Pero es tarde, imposible, no es la hora.

Máximo Simpson



Caen las horas una por una. Caen como lanzas, como misiles.
Consumen los huesos, los campanarios,
las viejas pertenencias,
los muebles familiares.
Caen las horas,
se abisman en precipicios.
Son el viento que arrastra los días
hacia la bruma de los camposantos.
Caen interminablemente.
Como lágrimas de estatua,
como lluvia religiosa.
Así
corre el agua entre las huellas,
entre las páginas escritas,
entre los números del calendario.
Entre los ojos que nunca
percibirán otro invierno.



Nota: No todos los poemas leídos en clase se han podido recuperar aquí. Es por eso que incluimos algunos textos que consideramos representativos de la obra del poeta y que vale la pena leer:

UN DÍA CUALQUIERA

Voy con rumbo a la oficina.
Y es tan difícil concentrarse en el viaje,
en el gesto del vendedor de diarios,
en el camión de mudanzas,
en la mujer que cruza con mirada perdida.
Hace frío,
como en aquella noche de la triste noticia,
del viaje relámpago a la plaza de la infancia,
al tobogán, a la arena,
al fútbol cuando los troncos
improvisaban el arco.

Se detiene el vehículo de adelante.
Lo anuncian sus luces rojas,
las luces rojas y blancas de aquella calesita
y el único caballo que supimos domar.
Por entonces,
la tierra se movía más despacio
y la hora de las tostadas nos llamaba puntualmente.
Esa fotografía perdura en mi memoria
aún después de la noche de la triste noticia.

Hace frío esta mañana.
Y es tan difícil concentrarse en el viaje.


EL EQUILIBRISTA

Hay momentos que caminan
sobre una soga en las alturas.
Momentos apenas estables, amenazados
por una mota de polvo,
una corriente de aire
o un aumento de la actividad subterránea.
Y uno sabe que transita
por un campo de alfileres,
de cristales destrozados,
pero aun así no se rinde
porque la rendición lo sacude
mucho más que ese riesgo.

Y sigue como un acróbata en las alturas,
camina en equilibrio temiendo
que el siguiente paso sea el último,
porque sabe,
íntimamente sabe,
que allí abajo, muy abajo
no hay
ninguna red.


CEMENTERIO DE AUTOMÓVILES

Yacen unos sobre otros
en la desolación del olvido.
Mutilados, víctimas de vejámenes,
enfermos de óxido y huracanes de polvo,
se arrumban en la frontera,
en el confín más lejano.

Ya nadie puede mitigar la sed,
no hay miradas codiciosas
ni reluce la pintura.
Algunas veces,
las sombras arrebatan sus vestigios
y corren a venderlos
al precio de mercado.

Una grúa los apila
y quedan solos en la multitud,
despojados de las voces.
Se van muriendo en silencio,
de a golpes certeros, de a pedazos,
con violencia inmerecida,
sin reproche.

La memoria es otra llaga,
otra máquina impiadosa.


AUSENCIA

Cuando no estás me abraza
un silencio de muerte.
Un viento de camposanto
siembra lágrimas de frío
y una bruma perversa
desdibuja las formas.
Ya no hay amaneceres
ni balcones
ni brisa marina
ni horizonte.
Si no estás,
mi piel vacía se pierde
en fronteras miserables.
Y no soy más que una mano
escribiendo poemas.


HONRAR LA HERENCIA

Fui un buscador de palabras.
Y astronauta, alpinista, buzo,
explorador de voces en silencio.
Peregrino en comarcas ilusorias,
alfarero de versos inservibles,
perseguidor de soles. Rabdomante.
Supuse que existía una luz
más lejana que otras luces,
un sabor más exquisito,
un afán más admirable.
Que siempre habría un verbo mejor,
más oportuno. Más propicio.
Supuse que unas ramas
me acercaban más al cielo.
Y mientras tanto
descuidé el tesoro de mis voces,
no honré mi herencia como hubiera debido.
Fui rastreador de palabras imposibles.
Hoy celebro las que abrigo entre mis manos.


INALCANZABLE

Este peso doblega aunque pasen los años.
El sendero hacia la cumbre
está poblado de espinas.
Y es tan arduo subir arrastrando esta piedra.
Ya no hay oído para mis voces,
ya no hay más ojos para mis actos.
Sólo vive la hora que renueva el infierno.
No descubro la puerta al final del pasillo.
Ninguna luz resplandece,
ningún esfuerzo redime.
No hay Dios que imponga
penitencia tan larga.


LA PALABRA

La palabra fuego
es más que el fuego.
Y se presiente el agua
cuando decimos agua.
La palabra confunde.
Se pierde en laberintos,
se exilia en otros vientos.
Y resbala por el musgo
entre las piedras de un arroyo,
en la selva, en los tejados.
La siento como larva,
como espuela,
como animal en celo.
Como canción de cuna


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