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viernes, 11 de agosto de 2017

Clase N° 9 /año 4 - martes 8 de agosto 2017

MARK TWAIN,
RAFAEL ALBERTI 
Y SU 
MARINERO EN TIERRA
más 
PROSOPOPEYAS VARIAS


El gran escritor estadounidense Mark Twain decía con toda su simpática ironía: Nunca he permitido que la escuela entorpeciese mi educación”
Se refería, claro, a esa capacidad de simbolizar innata que tienen los niños…hasta que son normatizados por la escuela.
En esta clase esta vez trabajaron mayormente los talleristas. Leyeron sus poemas/ejercicios, vinculados justamente con el tema de la posibilidad y la capacidad de simbolización que tenemos los seres humanos. Es que el juego simbólico, es decir, la posibilidad de crear situaciones mentales y combinar hechos reales con abstracciones es natural en los primeros años. Y luego, si no lo seguimos cultivando, lo perdemos.


Combinamos después el trabajo con la explicación de una herramienta del lenguaje, un recurso poético: la prosopopeya, en sus cuatro posibilidades:

la animización: atribución de cualidades propias de seres animados en general a seres inanimados. Un rayo de sol corrió quebrándose en los montes dice Ricardo Güiraldes.

la personificación: atribución de rasgos humanos o conductas a seres no humanos. Y todo el campo un momento/se queda mudo y sombrío  dice Antonio Machado.

la animalización: atribución de rasgos propios de los animales a otros seres vivos o a objetos. No vino el hombre de piedra dice José Pedroni.

la cosificación /reificación: atribución de rasgos propios de objetos a seres vivos. Da cuerda a tu brazo dice César Vallejo.


Más tarde sí, leímos poemas del primer Rafael Alberti, aquél de los versos de Marinero en tierra con el que ganó el Premio Nacional de Literatura en España en 1924.  


  Sueño del marinero

Yo, marinero, en la ribera mía,
 posada sobre un cano y dulce río
 que da su brazo a un mar de Andalucía,

 sueño ser almirante de navío,
 para partir el lomo de los mares
 al sol ardiente y a la luna fría.

 ¡Oh los yelos del sur! ¡Oh las polares
 islas del norte! ¡Blanca primavera,
 desnuda y yerta sobre los glaciares,

 cuerpo de roca y alma de vidriera!
 ¡Oh estío tropical, rojo, abrasado,
 bajo el plumero azul de la palmera!

 Mi sueño, por el mar condecorado,
 va sobre su bajel, firme, seguro,
 de una verde sirena enamorado,

 concha del agua allá en su seno oscuro.
 ¡Arrójame a las ondas, marinero:
 -Sirenita del mar, yo te conjuro!

 Sal de tu gruta, que adorarte quiero,
 sal de tu gruta, virgen sembradora,
 a sembrarme en el pecho tu lucero.

 Ya está flotando el cuerpo de la aurora
 en la bandeja azul del océano
 y la cara del cielo se colora

 de carmín. deja el vidrio de tu mano
 disuelto en la alba urna de mi frente,
 alga de nácar, cantadora en vano

 bajo el vergel azul de la corriente.
 ¡Gélidos desposorios submarinos,
 con el ángel barquero del relente

 y la luna del agua por padrinos!
 El mar, la tierra, el aire, mi sirena,
 surcaré atado a las cabellos finos

 y verdes de tu álgida melena.
 Mis gallardetes blancos enarbola,
 ¡Oh marinero!, ante la aurora llena

 ¡y ruede por el mar tu caracola!



  A un capitán de navío

Sobre tu nave —un plinto verde de algas marinas,
 de moluscos, de conchas, de esmeralda estelar,
 capitán de los vientos y de las golondrinas,
 fuiste condecorado por un golpe de mar.

Por ti los litorales de frentes serpentinas
 desenrollan, al paso de tu arado, un cantar:
—Marinero, hombre libre que los mares declinas,
 dinos los radiogramas de tu estrella Polar.

Buen marinero, hijo de los llantos del norte,
 limón del mediodía, bandera de la corte
 espumosa del agua, cazador de sirenas;

todos los litorales amarrados del mundo
 pedimos que nos lleves en el surco profundo
 de tu nave, a la mar, rotas nuestras cadenas.


  Si mi voz muriera en tierra 

Si mi voz muriera en tierra 
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombardla capitana
de un blanco bajel de guerra.
¡Oh mi voz condecorada 
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!

La Yapa

1- Alberti dice a Rubén Darío https://www.youtube.com/watch?v=hBNaxV4783w
2- Alberti aquí dice 34 poemas https://www.youtube.com/watch?v=op6qgtMgI3c
3- Joan Manuel Serrat canta a Alberti https://www.youtube.com/watch?v=yfHx1RPuHzk
4- Una de sus últimas entrevistas, aquí con Joaquín Soler Serrano http://www.rtve.es/alacarta/videos/a-fondo/fondo-rafael-alberti/2796366/



Aviso parroquial

La Fundación Argentina para la Poesía convoca a presentarse a los dos certámenes para poesía inédita, 2017, ambos con cierre de inscripción el 31 de agosto 2017. Uno, Premio estímulo para jóvenes, de 18 a 40 años. El otro, el clásico premio de la FAP, dedicado este año a la memoria y obra de Alfredo De Cicco. 
Consultá bases de cada concurso aquí:
http://www.letrasargentinas.com.ar/Actividades.html





 ¡Nos deseo una muy buena semana poética! 
Y para los talleristas que quieran, ¡suban sus poemas!! :)







1 comentario:

  1. Ejercicio

    Sé el capitán de tu propio destino

    El impaciente baile de las olas
    deja a la intemperie a las
    almejas y berberechos
    conscientes de su incierto destino.

    La arena recuerda con nostalgia
    la espartana limpieza precolombina
    los inocentes vientos decantan
    la sangre seca puñales de ónix.

    El inmutable horizonte
    atesora un silencioso celo de tierras lejanas
    abiertos espacios demudados
    de y cenizas cantos.

    El mar llama, atemoriza
    surcos invisibles
    horadan cansados cascos
    pálidas sirenas
    rasguñan quillas y timones

    El capitán sabe.
    Su curtida mirada
    penetra la ondulante llanura.
    mientras la tierra
    se disuelve al filo
    del horizonte.

    Segunda versión - sin adjetivos

    El baile de las olas
    deja a la intemperie a las
    almejas y berberechos
    conscientes de su destino.

    La arena recuerda con nostalgia
    la limpieza precolombina
    los vientos decantan
    la sangre seca de los puñales de ónix.

    El horizonte
    atesora un celo de lejanías
    espacios cenizas y cantos.

    El mar llama, atemoriza
    Los surcos horadan cascos
    Las sirenas
    rasguñan quillas y timones

    El capitán sabe.
    Su mirada
    penetra la llanura.
    mientras la tierra
    se disuelve al filo
    del horizonte.

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