En la clase de hoy continuaremos
trabajando el recurso del eufemismo,
que, como vimos la clase pasada, abarca mucho más que el plano literario y
forma parte de nuestra manera de comunicarnos. Y luego también leeremos algunos
poemas amorosos / eróticos; esta vez recurriremos a textos / autores clásicos.
Retomando el concepto: el lenguaje coloquial utiliza el recurso del eufemismo para esquivar fundamentalmente estas tres realidades, y sus conceptos adyacentes, que impresionan fuertemente a los seres humanos:
·
la muerte
·
la locura
·
el sexo
Se trata de la sustitución de una palabra o frase por otra
para disimular la crudeza, vulgaridad o gravedad de la original, es decir, la dulcificación
o maquillaje de esa palabra.
Un
ejemplo de esa cosmética lingüística es que la palabra “cadáver” queda confinada
y en su lugar hay que referirse a “cuerpo”. También se evita tener que decir
“morir” y parece más fino referirse a que las personas “fallecen”, aunque sea
de forma violenta. Los “muertos” en un accidente o atentado no son tales sino
“víctimas”. A las realidades anteriores se añaden también hechos desagradables
u ofensivos, como las bajas funciones corporales o lo estéticamente feo; sin
embargo, existen razones no sólo psicológicas, sino sociales que impulsan el
eufemismo.
El
zapatero, por ejemplo, pondrá de letrero a su establecimiento “clínica del
calzado”, y el panadero llamará orgullosamente a su panadería “boutique del
pan”, y el delegado de limpieza o de basura es todo un “jefe del área de
eliminación de residuos sólidos urbanos”. Especialmente sensible es el lenguaje
de la publicidad: así, por los anuncios de aparatos gimnásticos puede uno enterarse
de que no tenemos culo, ni siquiera nalgas, sino glúteos, que
alguien también llamó eufemísticamente donde la espalda pierde su
nombre o hipocorísticamente (infantilmente) las pompis. Joder o follar
en España, o el coger nuestro argentino y también
cubano, -que también es un eufemismo, porque se refiere a un rapto, es decir,
tomar por asalto algo/alguien-, considerados “palabrotas”, se disimularon agraciándose
con el galicismo hacer el amor. A los homosexuales se los alude como gays,
es decir, divertidos.
A continuación,
veremos diferentes recursos auxiliares, vinculados con el eufemismo:
Epítetos
Se llaman epítetos a los apelativos que alternan con el nombre
de un personaje, resaltado sus características. La literatura
épica denomina epítetos a los apelativos que reemplazan el nombre del personaje
o lo acompañan. Por ejemplo, cuando en el Cantar de mio Cid se designa a Ruy Díaz «el que en buena hora ciñó espada», o
cuando en la Ilíada se
habla de «el ingenioso Ulises».
Por ejemplo, en la Ilíada de
Homero:
Ulises es el fecundo
en ardides
Héctor, el domador
de caballos
Júpiter, el tonante
Atenea, la
de los ojos brillantes
Hera, la
diosa de los níveos brazos
Zeus, el
que junta las nubes
Aquiles, el
de los pies ligeros, el más valiente de los aqueos
Hay técnicas y recursos varios para expresar este disimulo y evadir el
rechazo o incomodidad en quien habla y/o escucha. Así
existen procedimientos semánticos como la sinonimia (purgar por
‘reprimir’), el circunloquio o perífrasis (persona
de movilidad reducida por ‘tullido’), la sinécdoque (vientre por ‘sexo’), la antonomasia mejorativa
(carrera u oficio por ‘prostitución’), la metáfora (báculo (un bastón) por ‘pene’), el cultismo (Euménide por
‘Furia’), el hipocorístico o lenguaje infantil, que Cela denomina
ñoñismo (pipí por ‘orina’), la antífrasis (pacificación por
‘aplastamiento militar’), la litote (no apto por
‘suspenso’), la negación (invidente por ‘ciego’, descomer por
‘cagar’), el tecnicismo o el extranjerismo (water, toilette por
‘cagadero’), el uso de expresiones comodín como “eso” o
“aquello que te dije” , “el que te jedi”, etc…
También
se emplean procedimientos formales fonéticos de semejanza o supresión (cordones por
‘cojones’), morfológicos (cabroncete por ‘cabrón’), sintácticos de
atenuación o litotes, elipsis, zeugma, etc… y gráficos o no estrictamente
lingüísticos.
En el
lenguaje político y, por contagio de éste, en el periodístico, es frecuente
hallar el llamado eufemismo de lo “políticamente correcto”. Así, en
Norteamérica está mal considerado – un racist
joke- llamar negros –niggers- a los afroamericanos, y en España
estos prefieren que los llamen morenos. De paso, señalo que el
verbo “denigrar” tiene que ver con esa idea de que lo negro es malo: significa manchar, poner negro. Por ejemplo, al salario justo se ha
llamado sucesivamente salario suficiente, salario familiar, salario
vital, salario mínimo y salario razonable. A
los “contratos a tiempo parcial” se reaccionó con la denominación despectiva
sindical “contratos basura”, que caló en el público, por lo que la autoridad
ingenió la denominación “contratos no ordinarios”, que es la que ha servido
para los documentos oficiales. Durante la dictadura de Franco, la palabra
“huelga” no podía aparecer en los medios de comunicación, por lo cual la
denominación semántica utilizada era sumamente variable y eufemística: “conflictos
colectivos”, “anormalidades laborales”, “inasistencias al trabajo”, “ausencias
injustificadas”, “paros parciales”, “abandonos colectivos”, “paros
voluntarios”, “irregularidades laborales”, “fricciones sociales” y un extenso y
pintoresco, etc.
Poesía amorosa
/ erótica de tres vertientes antiguas: el Antiguo Testamento, en el poema (fragmento)
de El cantar de los cantares, el poeta latino Catulo y la poeta (ojo, que las
mujeres NO somos poetisas, somos poetas), decía, la poeta griega del siglo VI
aC, Safo de Mitilene.
En el caso de Catulo, pondremos además los dos poemas en latín para que pueda
apreciarse el tono musical de la composición.
Catulo, poeta latino del s I a C
carmen V - Vivamus, mea Lesbia
Vivamos, Lesbia mía, y amémonos.
Que los rumores de los viejos severos
no nos importen.
El sol puede salir y ponerse:
nosotros, cuando acabe nuestra breve luz,
dormiremos una noche eterna.
Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien;
luego, cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta, no la sabremos nosotros
ni el envidioso, y así no podrá maldecirnos
al saber el total de nuestros besos.
Que los rumores de los viejos severos
no nos importen.
El sol puede salir y ponerse:
nosotros, cuando acabe nuestra breve luz,
dormiremos una noche eterna.
Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien;
luego, cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta, no la sabremos nosotros
ni el envidioso, y así no podrá maldecirnos
al saber el total de nuestros besos.
Vivamus,
mea Lesbia, atque amemus,
|
|
rumoresque
senum severiorum
|
|
omnes
unius aestimemus assis!
|
|
soles
occidere et redire possunt;
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nobis,
cum semel occidit brevis lux,
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|
nox
est perpetua una dormienda.
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|
da
mi basia mille, deinde centum,
|
|
dein
mille altera, dein secunda centum,
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|
deinde
usque altera mille, deinde centum;
|
|
dein,
cum milia multa fecerimus,
|
|
conturbabimus
illa, ne sciamus,
|
|
aut
ne quis malus invidere possit
|
|
cum
tantum sciat esse basiorum.
|
Miser Catulle- carmen VIII
Desgraciado Catulo, deja de hacer locuras
y lo que ves perdido, dalo por perdido.
Fulgieron antes días luminosos
cuando acudías a donde ella dijese,
la muchacha querida por nosotros
como ninguna lo será.
Gozos sin cuento entonces eran
y lo que tú querías ella también quería.
Fulgieron, en verdad, días luminosos.
Ahora ella no quiere; tú —no seas
débil— tampoco quieras; y no sigas
a quien huye, ni tristemente vivas,
sino mantén tu ánimo, aguanta:
Adiós, muchacha, ya Catulo aguanta:
no te irá a buscar más
ni irá a rogarte contra tu voluntad.
¡Lo que vas a sufrir cuando nadie te ruegue!
Malvada, ¡ay de ti! ¿La vida que te espera!
¿Quién se te va a acercar? ¿Quién te va a ver bonita?
¿A quién vas a amar tú? ¿De quién diras que eres?
¿A quién vas a besar? ¿Morderás en qué labios?
Y tú, Catulo..., aguanta.
Miser
Catulle
Miser Catulle, desinas ineptire,
et quod vides perisse, perditum ducas.
Fulsere quondam candidi tibi soles,
cum ventitabas, quo puella ducebat
amata nobis, quantum amabitur nulla!
Ibi illa multa tum iocosa fiebant,
quae tu volebas nec puella nolebat.
Fulsere vere candidi tibi soles.
Nunc iam illa non vult: tu quoque, inpotens, noli
nec, quae fugit, sectare nec miser vive,
nec, quae fugit, sectare nec miser vive,
sed obstinata mente perfer, obdura.
Vale, puella. Iam Catullus obdurat
nec te requiret nec rogabit invitam.
At tu dolebis, cum rogaberis nulla:
scelesta, vae te! quae tibi manet vita?
scelesta, vae te! quae tibi manet vita?
quis nunc te adibit? cui videberis bella?
quem nunc amabis? cuius esse diceris?
quem basiabis? cui labella mordebis?
At tu, Catulle, destinatus obdura.
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Cantar de
los cantares
(fragmento)
1. (ESPOSA:) Yo rosa del campo y azucena de los valles.
2. (ESPOSO:) Como azucena entre espinas, así mi Amiga entre las hijas.
3. (ESPOSA:) Cual el manzano entre los árboles silvestres, así mi Amado
entre los hijos; a la sombra del que deseé; senteme, y su fruta dulce a mi
garganta.
4. Metiome en la cámara del vino; la bandera suya en mí [es] amor.
5. Esforzadme, rodeadme de vasos de vino; cercadme de manzanas, que
enferma estoy de amor.
6. La izquierda suya debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.
7. (ESPOSO:) Conjúroos, hijas de Jerusalén, por las cabras, o por los
ciervos monteses del campo, si despertáredes o velar hiciéredes a la Amada
hasta que quiera.
8. (ESPOSA:) Voz de mi Amado [se oye]. Helo, veisle, viene atravancando
por los montes y saltando por los collados.
9. Semejante es mi Amado a la cabra montés, o ciervecito. Helo [ya
está], tras nuestra pared, acechando por las ventanas, mirando por los
resquicios.
10. Habló mi Amado, y díjome: Levántate, Amiga mía, galana mía, y vente.
11. Ya ves; pasó la lluvia y el invierno fuese.
12. Los capullos de las flores se muestran en nuestra tierra; el tiempo
del cantar es venido; oída es la voz de la tórtola en nuestro campo.
13. La higuera brota sus higos, y las pequeñas uvas dan olor. Por ende,
levántate, Amiga mía, hermosa mía, y ven.
14. Paloma mía, puesta en las quiebras de la piedra, en las vueltas del
caracol, descubre tu vista, hazme oír la tu voz; que la tu voz dulce y la tu
vista amable.
15. (ESPOSO:) Prendedme las raposas pequeñas, destruidoras de viñas, que
la nuestra viña está en cierne.
16. (ESPOSA:) El Amado mío para mí, yo para él que se apacienta entre
las azucenas.
17. Hasta que sople el día y las sombras huyan; tórnate, semejante,
Amado mío, a la cabra, o al corzo sobre los montes de Bethel.
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Safo, poeta griega, s. IV aC
De veras estar muerta querría
Ella me dejaba y entre muchos sollozos
así me decía:
“Ay, qué penas terribles pasamos,
ay Safo, qué a mi pesar te abandono!”
Y yo lo respondía:
“Alegre vete, y acuérdate
de mí. Ya sabes cómo te quería.
Y si no, quiero yo recordarte…
cuántas cosas hermosas juntas gozamos.
Porque muchas coronas
de violetas y rosas y flores de azafrán
estando conmigo pusiste en tu cabeza,
y muchas guirnaldas entretejidas,
hechas de flores variadas,
alrededor de tu cuello suave.
Y ungías toda tu piel…
con aceite perfumado de mirra
y digno de un rey
y sobre un mullido cobertor
junto a la suave…
suscitaste el deseo…
Y no había baile ninguno
ni ceremonia sagrada
donde no estuviéramos nosotras,
ni bosquecillo sacro…
… el repicar…
… los cantos…
HICE UN PACTO Sobre la realidad del sexo.
ResponderBorrarEl espejo roto en diagonal
desendente la desesperanza
habitaba el lado derecho
pende de un hilo el deseo
del oblicuo izquierdo
desnuda ella se arrodilló
a sus pies de bonsai
gesto insolente posó sus
delicados dedos en ese añoso tronco
los cuerpos desnudos
anclaron en las tinieblas
como lobo estepario
acurrucado en el fondo
de mi amada caverna
rostros bordean las caricias
eres hija hembra de la madre
hermano por naturaleza seré
apetito es carnada de tempestades
hice un pacto de sangre.
MIGUEL CURCIO.
Fe de errata,descendente.
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