Prosopografía
Descripción física de una persona.
Etopeya
Descripción psicológica o moral de una
persona.
Écfrasis
Representación escrita de una
representación visual.
Estos tres recursos están articulados entre
sí, tanto en retrato como en autorretrato.
Actualmente se dicta en la UBA una carrera
llamada Artes combinadas, en ella se estudia ese un trasvasamiento y articulación
entre las diferentes artes.
La Gioconda
La Gioconda es el retrato más famoso y conocido de la humanidad. Esto se debe a su inigualable calidad pictórica, pero también
al halo de misterio y ambigüedad que rodea a la obra, debido a la multiplicidad de
interpretaciones y formas de visualizarla, a la incerteza sobre quién fue el
modelo del retrato, el paisaje que la circunda, el motivo del cuadro.
Fue el último cuadro que pintó
Leonardo da Vinci, y lo conservó durante años, en los que le fue realizando
retoques. Posteriormente, lo compró Francisco I, rey de Francia. De la mano de
la Revolución Francesa, La Gioconda llegó al Louvre, donde se conserva
actualmente.
Su nombre, La Gioconda (la alegre, en
castellano), deriva de la tesis más aceptada acerca de la identidad de la
modelo: la esposa de Francesco Bartolomeo de Giocondo, que realmente se llamaba
Lisa Gherardini, de donde viene su otro nombre: Mona (señora, del italiano
antiguo) Lisa.
Es un óleo sobre tabla de álamo de 77 x 53
cm, pintado entre 1503 y 1519, y retocado varias veces por el autor. Se
considera el ejemplo más logrado de sfumato, técnica muy característica de
Leonardo, si bien actualmente su colorido original es menos perceptible por el oscurecimiento
de los barnices.
Por medio de estudios históricos se ha
determinado que la modelo podría ser una vecina de Leonardo, que podrían
conocerse sus descendientes y que la modelo podría haber estado embarazada.
Pese a todas las suposiciones, las respuestas en firme a los varios
interrogantes en torno a la obra de arte resultan francamente insuficientes, lo
que genera más curiosidad entre los admiradores del cuadro.
La fama de esta pintura no se basa
únicamente en la técnica empleada o en su belleza, sino también en los
misterios que la rodean. Además, el robo que sufrió en 1911 (en el cual
participó un argentino), las reproducciones realizadas, las múltiples obras de
arte que se han inspirado en el cuadro y las parodias existentes contribuyen a
convertir a La Gioconda en el cuadro más famoso del mundo, visitado por
millones de personas anualmente.
La técnica empleada, conocida con el
término italiano de sfumato, consiste en prescindir de los contornos netos y
precisos típicos del "Quattrocento" y envolverlo todo en una especie
de niebla que difumina los perfiles y produce una impresión de inmersión total
en la atmósfera, lo que da a la figura una sensación tridimensional, efecto que
puede visualizarse en manos y en los ojos, que le dan al observador la sensación de que la Gioconda lo “mira”, independientemente del ángulo y la posición del
mismo respecto del cuadro, y da la sensación de estar viva, de que nos observa y de que va cambiando de expresión.
Los paisajes que se observa a ambos lados
de la modelo no concuerdan en la altura, de tal manera que no es posible
“compaginarlos” en una solución de continuidad coherente. Esta discordancia,
además, hace parecer a la Gioconda más alta y erguida si se la observa desde el
lado izquierdo del cuadro.
La modelo carece de cejas y pestañas. Existe
la posibilidad de que esto sea el resultado de restauración demasiado agresiva
en siglos pasados, en la cual se habrían eliminado las veladuras o leves trazos
con que se pintaron. Pero también existe la hipótesis de que Leonardo evitó
pintar las cejas y las pestañas para dejar su expresión más ambigua, o tal vez
porque nunca llegó a terminar la obra.
Sobre la cabeza lleva un velo, signo de
castidad y atributo frecuente en los retratos de esposas. El brazo izquierdo
descansa sobre el de la butaca. La mano derecha se posa sobre la izquierda. Esta
postura transmite una impresión de serenidad y de que el personaje retratado
domina sus sentimientos.
Además de la nombrada Lisa Gherardini,
existen numerosas teorías acerca de modelos alternativas tales como Isabel de
Aragón, una amante del propio Leonardo, un adolescente vestido de mujer, un
autorretrato del autor en versión femenina o incluso una simple mujer
imaginaria. A este respecto, Sigmund Freud sugirió que la pintura reflejaba una "preocupante masculinidad". Estudios que apoyan la teoría de la identidad
masculina del modelo lo identifican como Gian Giacomo Caprotti, conocido como
Il Salai.
Seguidamente, continuamos leyendo poemas
relacionados con el retrato y el autorretrato. Y luego trabajaremos los recursos desde la imagen que veremos de La Gioconda.
Rafael Alberti (1902 - 1999): escritor español, especialmente reconocido como poeta, miembro de la Generación
del ´27. Está considerado uno de los mayores literatos españoles de la llamada
Edad de Plata de la literatura española, y, además, era pintor. Fue uno de los
muchos españoles que llegaron a la Argentina luego de la Guerra Civil, escapando
de la dictadura franquista. A España pudo retornar recién en 1977.
A la pintura
A ti, lino en el campo. A ti, extendida
superficie, a los ojos, en espera.
A ti, imaginación, helor u hoguera,
diseño fiel o llama desceñida.
A ti, línea impensada o concebida.
A ti, pincel heroico, roca o cera,
obediente al estilo o la manera,
dócil a la medida o desmedida.
A ti, forma; color, sonoro empeño
porque la vida ya volumen hable,
sombra entre luz, luz entre sol, oscura.
A ti, fingida realidad del sueño.
A ti, materia plástica palpable.
A ti, mano, pintor de la Pintura.
(A la pintura, 1945-1967)
Si bien este poema no es un retrato, habla
de sus materiales, es parte de la prosopografía.
Delmira Agustini (1886-1914): poeta y activista femenina
uruguaya. Su poesía expresó el erotismo femenino en una época en la que el
mundo estaba dominado por el hombre. Su estilo pertenece a la primera fase del
Modernismo y sus temas tratan acerca de la fantasía y materias exóticas. A los 27
años murió asesinada por Enrique Job Reyes, su ex marido, a pocos meses de divorciarse luego
de un breve matrimonio.
Con tu retrato
Yo no sé si mis ojos o mis manos
encendieron la vida en tu retrato;
nubes humanas, rayos sobrehumanos,
todo tu Yo de Emperador innato
amanece a mis ojos, en mis manos.
¡Por eso, toda en llamas, yo desato
cabellos y alma para tu retrato,
y me abro en flor!… Entonces, soberanos
de la sombra y la luz, tus ojos graves
dicen grandezas que yo sé y tú sabes…
y te dejo morir… Queda en mis manos
una gran mancha lívida y sombría…
¡Y renaces en mi melancolía
formado de astros fríos y lejanos!
Gonzalo Rojas (1916-2011): Poeta y profesor chileno,
perteneciente a la generación del ´38. Su obra se enmarca en la tradición
continuadora de las vanguardias literarias latinoamericanas del siglo XX. Debió
exiliarse de Chile en 1973, con el advenimiento de la dictadura pinochetista. Retornó
a Chile en 1994 donde vivió sus últimos años.
Retrato de mujer
Siempre estará la noche, mujer, para
mirarte cara a cara,
sola en tu espejo, libre de marido,
desnuda,
con la exacta y terrible realidad del gran
vértigo que te destruye.
Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,
y el frívolo teléfono para escuchar mi
adiós de un solo tajo.
Te juré no escribirte. Por eso estoy
llamándote en el aire
para decirte nada, como dice el vacío:
nada, nada,
sino lo mismo y siempre lo mismo de lo
mismo
que nunca me oyes, eso que no me entiendes
nunca,
aunque las venas te arden de eso que estoy
diciendo.
Ponte el vestido rojo que le viene a tu
boca y a tu sangre,
y quémame en el último cigarrillo del miedo
al gran amor,
y vete descalza por el aire que viniste
con la herida visible de tu belleza.
Lástima de la que llora y llora en la
tormenta.
No te me mueras.
Voy a pintarte tu rostro en un relámpago
tal como eres:
dos ojos para ver lo visible y lo
invisible,
una nariz arcángel y una boca animal,
y una sonrisa que me perdona,
y algo sagrado y sin edad que vuela en tu
frente, mujer,
y me estremece, porque tu rostro es rostro
del Espíritu.
Vienes y vas, y adoras al mar
que te arrebata con su espuma, y te quedas
inmóvil,
oyendo que te llamo en el abismo de la
noche,
y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás
conmigo.
Aquí mujer, te dejo tu figura.
Es un retrato de una mujer genérica,
idealizada por el poeta.
Y por último, leeremos dos poemas de dos poetas en otras lenguas, francés e inglés. Primero, escucharemos la versión en francés, con la colaboración de Michou en la lectura, para escuchar la musicalidad del poema en su lengua original, y luego, veremos una traducción. Y repetiremos ese mismo proceso con un par de estrofas del poema en inglés, porque es muy extenso; no obstante en el blog, estará completo. Lo leerá Gabriel. Gracias a ambos.
Y por último, leeremos dos poemas de dos poetas en otras lenguas, francés e inglés. Primero, escucharemos la versión en francés, con la colaboración de Michou en la lectura, para escuchar la musicalidad del poema en su lengua original, y luego, veremos una traducción. Y repetiremos ese mismo proceso con un par de estrofas del poema en inglés, porque es muy extenso; no obstante en el blog, estará completo. Lo leerá Gabriel. Gracias a ambos.
Blaise Cendrars (1887-1961): su nombre
real era Frédéric-Louis Sauser, escritor suizo en lengua francesa. Sus
viajes, reales e imaginarios, son la fuente de inspiración principal de su
poesía y de su prosa. Tras enrolarse en la Legión Extranjera, participó en la
Primera Guerra Mundial en la que perdió el brazo derecho, amputado en 1915 por
encima del codo. Este acontecimiento marcó su obra profundamente, puesto que
si su brazo derecho fue el que le servía tanto para su oficio de escritor, también le era necesario para el de pianista. La guerra decidió su vocación.
Portrait ou
Marc Chagall
Il dort
Il est
éveillé
Tout à
coup, il peint
Il prend
une église et peint avec une église Il dort
Il est
éveillé
Tout à
coup, il peint
Il prend
une église et peint avec une église
Il prend
une vache et peint avec une vache
Avec une
sardine
Avec des
têtes, des mains, des couteaux
Il peint avec un nerf de bœuf
Il peint
avec toutes les sales passions d’une petite ville juive
Avec toute la sexualité exacerbée de la
province russe
Pour la
France
Sans
sensualité
Il peint
avec ses cuisses
Il a les
yeux au cul
Et c’est
tout à coup votre portrait
C’est
toi lecteur
C’est
moi
C’est
lui
C’est sa fiancée
C’est l’épicier du coin
La vachère
La sage-femme
Il y a des baquets de sang
On y lave les nouveaux-nés
Des ciels de folie
Bouches de modernité
La Tour
en tire-bouchon
Des
mains
Le
Christ
Le Christ c’est lui
Il a passé son enfance sur la croix
Il se
suicide tous les jours
Tout à coup, il ne peint plus 4
Il était
éveillé
Il dort
maintenant
Il s’étrangle avec sa cravate
Chagall est étonné de vivre encore
(Blaise
Cendrars, Dix-neuf poèmes élastiques)
Retrato de
Marc Chagall
Está durmiendo
Se despierta.
De repente, está pintando.
Toma una iglesia y pinta con una iglesia
Toma una vaca y pinta con una vaca
Con una sardina
Con cabezas, manos, cuchillos
Pinta con un nervio de buey
Pinta con todas las sucias pasiones de una
pequeña ciudad judía
Con toda la sexualidad exacerbada de la
provincia rusa
Para Francia
Sin sensualidad
Pinta con los muslos
Tiene los ojos en el trasero
Y de pronto es tu retrato
Es tú lector
Es yo
Es él
Es su novia
Es el tendero de la esquina
La vaquera
La comadrona
Hay cubetas de sangre
En ellas se lava a los recién nacidos
Cielos de locura
Bocas de modernidad
La torre en tirabuzón
Manos
Cristo
Cristo es él
Pasó su infancia en la Cruz
Se suicida todos los días
De pronto deja de pintar
Estaba despierto
Ahora está durmiendo
Se estrangula con la corbata
A Chagall le sorprende seguir viviendo.
Cendrars y Chagall eran muy amigos. Este
poema es un retrato de Chagall pintando, configurando un trasvasamiento entre
la literatura y la pintura.
Dante Gabriel Rossetti (1828-1882): poeta, ilustrador, pintor
y traductor inglés, de padre italiano. Perteneció a un movimiento llamado
Hermandad Prerrafaelista.
The
Portrait
This is
her picture as she was:
It seems
a thing to wonder on,
As
though mine image in the glass
Should
tarry when myself am gone.
I gaze
until she seems to stir,—
Until
mine eyes almost aver
That
now, even now, the sweet lips part
To
breathe the words of the sweet heart:—
And yet
the earth is over her.
Alas!
even such the thin-drawn ray
That
makes the prison-depths more rude,—
The drip
of water night and day
Giving a
tongue to solitude.
Yet only
this, of love's whole prize,
Remains;
save what in mournful guise
Takes
counsel with my soul alone,—
Save
what is secret and unknown,
Below
the earth, above the skies.
In
painting her I shrin'd her face
Mid
mystic trees, where light falls in
Hardly
at all; a covert place
Where
you might think to find a din
Of
doubtful talk, and a live flame
Wandering,
and many a shape whose name
Not
itself knoweth, and old dew,
And your
own footsteps meeting you,
And all
things going as they came.
A deep
dim wood; and there she stands
As in
that wood that day: for so
Was the
still movement of her hands
And such
the pure line's gracious flow.
And
passing fair the type must seem,
Unknown
the presence and the dream.
'Tis
she: though of herself, alas!
Less
than her shadow on the grass
Or than
her image in the stream.
That day
we met there, I and she
One with
the other all alone;
And we
were blithe; yet memory
Saddens
those hours, as when the moon
Looks
upon daylight. And with her
I
stoop'd to drink the spring-water,
Athirst
where other waters sprang;
And
where the echo is, she sang,—
My soul
another echo there.
But when
that hour my soul won strength
For
words whose silence wastes and kills,
Dull
raindrops smote us, and at length
Thunder'd
the heat within the hills.
That eve
I spoke those words again
Beside
the pelted window-pane;
And
there she hearken'd what I said,
With
under-glances that survey'd
The
empty pastures blind with rain.
Next day
the memories of these things,
Like
leaves through which a bird has flown,
Still
vibrated with Love's warm wings;
Till I
must make them all my own
And
paint this picture. So, 'twixt ease
Of talk
and sweet long silences,
She
stood among the plants in bloom
At
windows of a summer room,
To feign
the shadow of the trees.
And as I
wrought, while all above
And all around
was fragrant air,
In the
sick burthen of my love
It
seem'd each sun-thrill'd blossom there
Beat
like a heart among the leaves.
O heart
that never beats nor heaves,
In that
one darkness lying still,
What now
to thee my love's great will
Or the
fine web the sunshine weaves?
For now
doth daylight disavow
Those
days,—nought left to see or hear.
Only in
solemn whispers now
At
night-time these things reach mine ear;
When the
leaf-shadows at a breath
Shrink
in the road, and all the heath,
Forest
and water, far and wide,
In
limpid starlight glorified,
Lie like
the mystery of death.
Last
night at last I could have slept,
And yet
delay'd my sleep till dawn,
Still
wandering. Then it was I wept:
For
unawares I came upon
Those
glades where once she walk'd with me:
And as I
stood there suddenly,
All wan
with traversing the night,
Upon the
desolate verge of light
Yearn'd
loud the iron-bosom'd sea.
Even so,
where Heaven holds breath and hears
The
beating heart of Love's own breast,—
Where
round the secret of all spheres
All
angels lay their wings to rest,—
How
shall my soul stand rapt and aw'd,
When, by
the new birth borne abroad
Throughout
the music of the suns,
It
enters in her soul at once
And
knows the silence there for God!
Here
with her face doth memory sit
Meanwhile,
and wait the day's decline,
Till
other eyes shall look from it,
Eyes of
the spirit's Palestine,
Even
than the old gaze tenderer:
While
hopes and aims long lost with her
Stand
round her image side by side,
Like
tombs of pilgrims that have died
About
the Holy Sepulchre.
El retrato
Dante Gabriel Rossetti
He aquí su retrato, tal como era:
no me asombrara tanto si al marcharme
del cuarto quedase cautivo
mi rostro en el espejo tras mirarme.
Lo observo largamente y me parece
que aún respira y su boca se estremece,
que se entreabren sus labios, que podría
oír su dulce acento todavía,
y no obstante en la tierra permanece.
Así fue, como rayo que silencioso
hace la prisión aun más tenebrosa,
del rocío constante ese latido
que da a la soledad su propia prosa.
Del galardón de amor sólo perdura
esto, y lo que con tristes andrajos
recogen de mi alma su consejo,
queda lo que es secreto y es reflejo
bajo tierra sepulto o allí, en la alta
tersura.
Al pintar yo, devoto, su figura
entre árboles la puse, donde apenas
la luz penetra el místico verdor,
y el dulce susurrar de las amenas
voces llega apagado; ante el brillante
fuego fatuo, y figuras cuyo ausente
nombre ignoran de sí, y aquella lluvia
de otro tiempo, y sus pasos detrás mío,
escapando como vino, quedamente.
Un bosque sombrío y profundo; allí está
ella
como lo estuvo un tiempo, así era entonces:
sus manos sosegadas de doncella,
y el grato fluir de líneas puras, bronces,
la cifra rebasando de lo hermoso
cual ignota presencia o cual dichoso
sueño. Es ella y ya no es ni sombra leve
de si misma en la hierba ni ese breve
reflejo sobre el río rumoroso.
Solos nos encontramos aquel día
y nada entonces turba o importuna
nuestra perfecta dicha y armonía.
—La memoria hace hoy triste, cual la luna
que aparece de día, aquel momento—.
Junto a ella bebo en la fuente, sediento
de otras aguas que fluyen a mi vera,
canta ella donde el eco reverbera
y allí mi alma se llena de contento.
Apenas tuve el ánimo dispuesto
para decir lo que en secreto arde,
estalló la tormenta, el trueno atento
resonó entre los montes. Esa tarde,
junto al cristal que la lluvia batía,
repetí mis palabras, ella oía
con sus ojos perdidos en los campos
por la lluvia y el viento aún apagados,
desiertos y cenagosos todavía.
Aún se agitaba el recuerdo, al otro día,
de todas esas cosas, como el viento
que acaricia la hoja, aún batía
el amor con su ala. Ese momento
deseaba hacer mío y un retrato
me propuse pintar. En dulce trato
fui, entre silencio y platica, trazando
su imagen entre ramas, imitando
la sombra de los árboles.
Y aun cuando la pintaba, todo
era aire fragante en torno mío,
mi amor en su pesar adivinaba
en cada flor bañada de rocío
un corazón latiendo en la espesura.
Oh corazón que ya no se late,
que yace en las tinieblas exiliado
¿Qué es para ti mi amor o esta delgada
red que el sol urde con ternura?
Ya que ahora la luz niega esos días,
nada para escuchar o ver nos queda,
sólo un grave murmullo en las sombrías
tinieblas trae a mi oído su voz queda,
cuando la brisa inclina hacia el sendero,
la sombra de las hojas, y la ribera,
el bosque y las aguas, que el dorado
rubor de las estrellas ha coronado,
yacen igual que yace lo olvidado.
Pude anoche dormir y fantaseando
fui diluyendo mi sueño hasta perderlo.
El llanto mansamente fue brotando
de mis ojos, pues, sin yo pretenderlo,
me hallé en aquellos bosques que un día
con ella recorrí; y allí permanecía,
en una mota de noche sumergida,
cuando al borde de luz llegó el estampido
del océano que tiene corazón de arpía.
Donde el cielo su hálito contiene
y del amor escucha su latido,
donde el ángel reposa su ala tenue
en torno a los astros escondido
¡Cómo habrá de embelesarse complacida
mi alma cuando libre y renacida,
tras los acordes de la celestial danza,
en su alma penetre sin tardanza
y en su silencio a Dios conozca en vida!
Aquí, cercano a su rostro, mi memoria
queda mientras aguarda el dulce ocaso,
hasta que con la mirada gloriosa,
con los ojos más tiernos, oh Parnaso,
que los de ayer, pueda mirar. Y en tanto
anhelo y esperanza, ya quebranto,
se han perdido, en su imagen permanecen
intactos, cual cruzados que perecen
y reposan junto al Sepulcro Santo.
Saben que hay múltiples posibilidades de abordajes para un retrato. Ahora, y como siempre, quiero ver cómo trabajan el tema de La Gioconda.
La clase próxima, el jueves 7 de agosto, finalizaremos el tema del retrato y sus tres recursos, y veremos también algo de la poética de Alejandra Pizarnik, ya que el jueves 14 disfrutaremos de la disertación de la especialista Cristina Piña, que abordará el tema de la poética en AP.
Por último, pero no menos importante, recordemos que el próximo miércoles 6 será la presentación del nuevo poemario de Michou Pourtalé, La mujer sin espalda. ¡Miren qué hermoso título!
Ah!! recuerden subir sus poemas al blog.
Addenda: añado una nota que apareció unos días después, el 5 de agosto; éste es el link y trata justo de la multiplicidad de retratos que hay respecto de La Gioconda.
http://www.clarin.com/sociedad/multiplicacion-Leonardo-Da-Vinci_0_1187881304.html
Saben que hay múltiples posibilidades de abordajes para un retrato. Ahora, y como siempre, quiero ver cómo trabajan el tema de La Gioconda.
La clase próxima, el jueves 7 de agosto, finalizaremos el tema del retrato y sus tres recursos, y veremos también algo de la poética de Alejandra Pizarnik, ya que el jueves 14 disfrutaremos de la disertación de la especialista Cristina Piña, que abordará el tema de la poética en AP.
Por último, pero no menos importante, recordemos que el próximo miércoles 6 será la presentación del nuevo poemario de Michou Pourtalé, La mujer sin espalda. ¡Miren qué hermoso título!
Ah!! recuerden subir sus poemas al blog.
Addenda: añado una nota que apareció unos días después, el 5 de agosto; éste es el link y trata justo de la multiplicidad de retratos que hay respecto de La Gioconda.
http://www.clarin.com/sociedad/multiplicacion-Leonardo-Da-Vinci_0_1187881304.html
Ejercicio
ResponderBorrarBasado en La Gioconda
París, 1979
Mirás mis azorados,
maravillados veinte años
intrigada, sorprendida, enternecida.
claro, no sabías,
que nos conocíamos,
que vos, la Venus de Milo
y el Sátiro en reposo iluminaban
el blanco y negro de mi infancia.
Y por un instante,
parece que recordás
los recorridos imaginarios
por laberintos de cálidas paredes
los íntimos misterios,
El encuentro fugaz,
las miradas cómplices
Y me sonreís,
Como si fuese
la primera vez.
LA GIOCONDA.
ResponderBorrarMiguel Curcio 31/07/14.
Soy quien te mira
Ud. se digna a mirarme
O me contestara con su belleza
El silencio baña la comisura de sus labios
Luz ambigua desplaza
La seda del Oriente
Otros ojos me acompañan
Inmóviles como los míos
Ojos aquellos de dulce fragancia
Pigmentos ocres
Acarician el vientre sumiso
De una pasión no reconocida
Consciencia de mí, es conciencia de algo
Enmarcado el pasado
El futuro espera
La Gioconda sonríe.
7 de agosto de 2014-08-08
ResponderBorrarfui aquel trazo
desdibujado espejo
y un tablero de ajedrez
nunca jugado
ausencia de luz
y fui la no esperada
descosidos párpados
lugar equivocado
rostro impreciso
duda constante
y la última muerte
alba estrella gutiérrez