Este un pequeño
resumen de la clase de la Lic. Sandra Pien, dedicada a la poética de Hugo Padeletti, poeta y artista
plástico contemporáneo.
Hugo Padeletti – breve
autobiografía
Nací en Alcorta,
entonces un pequeño pueblito, en 1928. Mi relación con la palabra y con lo
visual fue precoz pero yo diría que por suerte no encontré a nadie que me
abriera los caminos. No hubo oportunidad de fabricar un pintor o un poeta. Las
maestras muy cálidas apenas diferenciaban la prosa del verso. Desde ya los
talleres de poesía no existían. No sé cómo por una involuntaria necesidad
interna, fui haciendo como la araña que, sin saber cómo, va sacando de adentro
el hilo con el que hace su compleja pero ordenada tela de la cual ella misma,
si pudiera contemplarla a distancia, se asombraría. Así seguí hasta ahora. Fue
importante, desde ya, la muy buena lectura y, ya casi maduro, la amistad y la
enseñanza de maestros como Arturo Fruttero y Juan Grela.
En 1959 publiqué en
Buenos Aires en la Editorial Cármina dedicada exclusivamente a poesía, dirigida
por Sofía Maffei y asesorada por Ricardo Molinari, una pequeña selección (17
poemas) que titulé simplemente Poemas. Años después el Buho Encantado me publicó
una hermosa, pequeña edición de 12 poemas con presentación de Angélica Gorox|discher.
El libro por el que alcancé reconocimiento nacional fue Poemas 1960-1980 que
publicó la Universidad Nacional del Litoral. Luego aparecieron poemas míos y
una importante entrevista en el número 1 del Diario de Poesía y en números
posteriores pude comprobar, con inesperado agradecimiento, que 'le tout Buenos
Aires' había leído y valorado mis poemas. Siguieron Parlamentos del Viento
(Rinzai, 1989), la Obra Reunida en tres tomos 'La Atención' que publicó también
la Universidad del Litoral y que incluye parte de mi obra plástica y por último
Dibujos y poemas 1950-1965 (Editorial Áncora, 2004). Publiqué poco en diarios y
revistas. Obtuve el premio Boris Vian al mejor libro del año por Parlamentos
del Viento y hace poco la Beca Guggenheim.
Estilo poético
Su poesía es
metafísica, conceptual. Suele cerrar sus ideas en el final de cada poema.
Padeletti es un místico, ligado a las tradiciones hindúes, budistas.
El concepto es una representación
mental de un objeto. Desde el punto de vista filosófico, es la unidad más
básica de toda forma de pensamiento humano. A través del concepto se
experimenta y se forman las ideas.
Ars poética
Veremos algunos fragmentos
de un reportaje publicado en febrero de este año en el suplemento Ñ del diario Clarín.
“–La atención y la distracción son cosas
complementarias, son dos polos en la misma línea. Si uno tiene una atención
demasiado extrema y racional, no puede escribir poesía, y si uno se va al otro
extremo tampoco sirve porque lo que sale es caótico. Hay que encontrar un punto
en el medio, una zona de “lucidez blanda abierta”: lograr eso es medio
milagroso. La inspiración es algo que viene de arriba, algo que te cae. En el
fondo no es ningún milagro, es todo explicable, pero se lo suele experimentar como
algo milagroso. Hay que dejar abierta la entrada y estar a la vez consciente
para ir controlando lo que va y lo que no va. Si uno no deja abierta la
entrada, la inspiración no fluye y uno se pone muy “constructivo”, está
cortando esa “fluencia”. Lo ideal es encontrar el punto justo entre la apertura
y el control.
…
–Yo tengo una tendencia hacia las formas
cerradas. Tengo cierta dificultad para valorar debidamente a poetas que se
inclinan por tender un hilo que nunca termina, que nunca se cierra. Yo prefiero
el poema como un círculo perpetuo, que obligue a volver a leerlo, que haya un
enriquecimiento continuo. El poema cerrado da vuelta sobre sí mismo, hay un ida
y vuelta. En los poemas largos no hay regreso. Cuando dibujo también tiendo a
las formas cerradas.
……
–El ensayo es conceptual y la poesía es
simbólica. Si bien muchos poemas míos son conceptuales, están bien “ritmados” y
eso los convierte en poesía. El ritmo es anterior a la palabra y a la poesía
misma. El ritmo es algo cósmico. Escribir poesía es algo agotador. Si uno no
atrapa el instante, la palabra se va ... y se pierde esa posibilidad. Me
despierto un montón de veces en medio de la noche, aparece una palabra y … ¡la
tengo que escribir! La poesía es una espera importante porque tiene que llegar
una gota que pese, bien concreta, sonora, que encaje justo donde tiene que ir.
Es algo muy denso lo que uno siente al momento de escribir. Esa espera es como
un parto, es algo entrañable. Algún día me gustaría hacer algo de narrativa.
Pensé en escribir mis memorias: tengo recuerdos hermosísimos de mi pasado, de
mi vida en el campo.”
Esto otro fragmento
forma parte de un reportaje publicado este mes en el diario La Nación:
“Creo que mi poesía
es bastante conceptual, por eso le doy tanta importancia al ritmo, al fraseo, a
todo lo que es música; se hace una especie de Gestalt donde el concepto deja de
ser concepto porque adquiere sentido de la totalidad. Con eso yo logro que mi
obra sea poética a pesar de ser tan pensada. Pero es pensada porque yo soy así,
no lo puedo evitar. Al mismo tiempo es como una poesía escueta porque descubrí
lo que era el estilo, cuando era muy jovencito, leyendo una muy mala traducción
del inglés del Tao Te King, y fue un deslumbramiento porque me pareció una
hermosura. Pensé: "De esto quedó nada más que el hueso". Me pareció
maravilloso, era malísima la traducción, pero yo capté el decir mucho con poco.
Me gustó eso, y me gustaron también los versos cortitos en los que hay mucha
carga detrás. Como que descubrí, antes de ser poeta, el estilo que después iba
a ser el mío.”
Por último, veremos
el abstract de una ponencia realizada en 2009 en un encuentro organizado por la
facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Córdoba:
LENGUAJE Y EXPERIENCIA EN LA POESÍA DE HUGO PADELETTI
Gabriela Milone∗
En el presente trabajo nos proponemos abordar algunos aspectos de la
poética de Hugo Padeletti, fundamentalmente en relación a un particular tipo de
experiencia estético-mística que se evidencia en su obra poética. Nos
centraremos en el libro La atención (Poemas 1960-1980) del poeta argentino, y
tomaremos los aportes teóricos de J-P Droit en torno a la noción de experiencia
(y especialmente de experiencia filosófica), sobre todo en las características
de “experiencia vivida”, de la relación de esta experiencia con un “afuera de
discurso”, la referencia a un cierto “plus de vida” que no puede nombrarse y
que sin embargo es la fuente y la materia de la que surge el poema. Siguiendo a
Droit, podremos visualizar que el tipo de experiencia poética que se da en
Padeletti no puede juzgarse por su “duración” (en la medida en que se cifra en
el instante de “la atención”), ni por su “complejidad” (puede resultar –e
incluso así se lo desea- de lo más simple de lo vivido). De este modo, la
poesía de Padeletti corresponde a un tipo particular de experiencia de
pensamiento que descompone el conocimiento discursivo para abrirse a la
experiencia de (en términos de Heidegger) la “inagotabilidad de lo simple”, al
vacío conceptual de la mente en el instante, abierto y suspendido, de la
experiencia del mundo.
Recurso
El recurso
vinculado con Padeletti es la pregunta retórica.
La interrogación
retórica, pregunta retórica o erotema es, dentro de las figuras literarias, una
de las figuras de diálogo. Se trata de una pregunta que se formula sin esperar
respuesta, con la finalidad de reforzar o reafirmar el propio punto de vista, dando
por hecho que el interlocutor está de acuerdo.
Puede presentarse
bajo dos modalidades: la interrogativo, si la respuesta solo admite un sí o un
no, y el quaesitum, si demanda una respuesta supuestamente más compleja.[
Obra poética
Ya no voy a ocuparme
de la flor del ciruelo,
de la lluvia que cae en el jardín,
de las hojas de jade que palpitan
en el agua de jade.
Me quedo con la impávida ventura
de la taza de té,
con la fresca humedad
de la camelia dibujada.
Ayer es un ciruelo lancinante,
una lluvia que cala el corazón,
un deslumbramiento de jade
que fluye, irreparable,
por el río de jade.
Me vuelvo hacia las formas impasibles
de las flores antiguas del papel,
al amor temperado del laúd,
a la rama de incienso de los clásicos.
Se dice que las sombras del hinojo
cuando se ven de pronto, sobre un lecho
de lajas, figuran el futuro.
La lectura es oscura. Sólo el ojo
que nada espera
ve lo que le espera. Ve la primavera
salpicada de rojo, ve el verano
del piojo y el ratón
–sin goce y sin enojo–, ve el otoño
que desnuda su hueso y, en el beso
de mármol del invierno,
su epitafio, su infierno.
El árbol de la culpa
5
¿Nadie sabe qué es
el helecho,
este milagro que respira?
¿Nadie sabe qué es
el gorrión,
que salta en el suelo y se va,
que vuela en el cielo?
¿Nadie sabe qué es este momento
de aire como miel,
que ya no es este momento?
Nadie sabe qué es
el corazón que late,
el tiempo que late y combate
y los grandes espacios abiertos,
que palpitan.
7
. . De escogidas, profundas, solitarias
. . . . . palabras he vivido. De los bardos
. . . . . . . . . . . del mundo, las
movientes
palabras solitarias.
. . . . . . . . ¿Así podría morir?
Cuando cae la carne de las grandes
. . . . . palabras solitarias,
. . . . . . . . . . . cuando cae la carne
de los frutos –oh carne–
. . . . . . . . estoy adentro.
El Andariego. Poemas 1944 1980
Fondo de Cultura Económica, 2007.
Luz negra
El corazón sangriento
del Abismo,
el Ojo que decide los destinos
esclavos,
se ha labrado su templo hacia lo hondo
del fondo de la luz.
.............. ......Está sentado
para siempre en el trono
de sí mismo,
cuyo recinto regio, emancipado
de todo servilismo,
es siempre, siempre, siempre el mismo
Abismo
de luz negra.
Fábula
¿Qué pueden prometernos las vetustas
murallas,
la sumisión, el lento
tenerse de las ruinas?
Yo las veía siempre desde adentro
hasta que en mí la abeja, despertándose,
dijo:
-'Esta miel no es la miel'-
y desertó
de las flores con nombre.
Pero al dejar atrás los colmenares
tasados
(donde el árbol demuestra su razón
en el mango del hacha)
se perdió por el mar, el sumergido
pensamiento del mar
y las mareas
del sentido.
Un pájaro se puede detener
en la punta de un árbol y abarcar
la inmensidad del cielo. Yo también,
sentado frente al muro,
me detengo en la punta
del álamo y contemplo
la inmensidad. La surcan pensamientos
involuntarios. ¿Cuántas nubes
fugaces, cuántas aves
sucesivas!
Y las dejo pasar… y son tragadas
por este espacio inmenso
que soy yo:
sereno, transparente, luminoso
¿quién soy
yo?
Pulmones
Siento la vibración
del
aire, la invasora
y
envolvente,
que
se difunde por mi sangre.
Cómo
fluye en mí, ilimitado,
por
la unidad que soy, en este instante
fugitivo.
Las
bestias están dentro
cada
una en el sueño.
Solo
ella penetra y nos inunda
de
luminosa oscuridad.
Y
siento, en esta noche
húmeda y penetrante,
abriéndome y hundiéndome
en
la espesura tan hermosa:
Vivir es el laurel
y su
sombra negada;
es
entrar en la sombra
cuando la sombra se avecina.
Del Árbol de la culpa
Los desiertos del polvo me erosionan,
la ociosidad me enfría, la codicia
del tiempo me consume
esta íntima luz.
Y fui como el granado, que enrojece
su savia en la granada,
como el monje en la celda, que
abroquela
su beatitud.
Y ahora que combates con tu chorro
de sangre, con tus llagas,
en el vientre del frío,
me devoran
los desiertos del frío,
me ahoga la enramada ociosidad,
me abisman los reclamos
del pasado.
La Modestia
es una virtud indirecta.
A
diferencia
de la violeta
no tolera el abono.
Cautamente,
después de una sutura,
surge un tímido brote que requiere
otra poda, otra usura.
La
paciencia
es un arte difícil. Como un cuadro
compone disonancias.
Transfigura
la fragmentación del instante.
Su secreto,
la continuidad del alba.
No hay secreto
que no sea interior.
Aún en flor
su encubrimiento prevalece.
¿Qué primavera
dice su invierno?
La primavera
es.
Voy a plantar esta almendra
para dar testimonio
de la paciencia.
Uno escribe poemas
porque está vivo. No se puede
enfriar el Ecuador o derretir
la Antártida; se puede
templar la voz. Las evasivas
palabras
se avienen al pautado molinete
del tiempo. Sin ponerse
fuera de sí - corpóreas,
consteladas -
son éxtasis. Leudante
es el sesgo innombrable
que se refracta: lo no dicho
produce clima, al pensamiento
le brotan yemas, un acento
de lenta languidez
de pronto es instrumento
de rebato. ¡Oh falacia
de ser ajeno, exiguo, vieja muda
que asfixia: la evidencia
despierta te descarta! ¿No es el arte
del plantío en la lluvia, su primicia
de verde dicha? Fugitivos
brillantes en las ramas, alegría
casi sin yo, toda sumida
en el objeto. Instante,
revelación. ¿De qué?
¿Para qué? No hay sujeto
que lo predique. Meta
del anzuelo en el agua
es presentarlo: a veces,
eso pica.
Ejercicio
ResponderBorrar24-sep-15
Hugo Padeletti
Recurso pregunta retórica
Prometeo
Buscamos
la sombra de la luna
en el íntimo arco iris
de la nieve.
Rasgamos
el invisible velo
de la razón.
Ansiamos
lo que está vedado.
Estaremos despiertos
temiendo ese hastío que
nos paraliza?
Seremos eternos
sin esa mirada
helada,
esquiva?
Cómo se derrama
la luz
en el dorado cáliz
primigenio?
Mientras tanto,
los dioses
encadenados,
humillados
invisibles,
claman por su vida.