jueves, 8 de mayo de 2014

Clase N° 4 - 08-May-14



Raúl González Tuñón

1905-1974. Nació y murió en Buenos Aires.

Como no está en el canon que “impuso” JLB, no es muy conocido.

Grupos literarios: Florida (JLB, Girondo) y Boedo (más vinculado con la inmigración y el realismo. Denuncia social. Bernardo Verbitsky). Los grupos no eran estancos. Había vínculos entre ambos.

RGT pertenecía a Florida, a pesar de ser comunista y que su poesía era de denuncia social.

Era un poeta viajero. Era periodista y eso marca su obra. Recorre la realidad y “pinta” lo que ve.
Trabajó en Crítica, con su hermano Enrique, JLB, Arlt, Nicolás Olivari. Trabajó en Clarín hasta que se jubiló, en 1969. Roberto Noble conservó para él, un escritorio “vitalicio”.

Se casó con Amparo Mom y trabó una profunda amistad con Pablo Neruda y su esposa Delia del Carril (también argentina). Cuando estalló la Guerra Civil Española, ambas parejas se trasladaron desde Madrid a Santiago de Chile y compartieron una misma casa. Secundó al poeta chileno en la fundación de la sección chilena de la Alianza de Intelectuales para la Defensa de la Cultura, organización antifascista surgida del Congreso Escritores de Valencia, realizado en Barcelona, en medio de los bombardeos franquistas.



En 1972 recibe premio de la SADE. Pero en los 60 recibe el reconocimiento del grupo “El pan duro” (poetas jóvenes, en sus 20 años: José Luis Mangieri, Héctor Negro, Hugo Ditaranto, Juan Hierba (Nemirosky), Carlos Somigliana, Julio César Silvain, Juana Bignozzi, Juan Gelman entre otros). Lo rescatan desde la política, tomándolo como maestro. Violín y otras cuestiones, de Gelman,  referencia a RGT, que prologó el libro. La rosa blindada es la editorial que funda el grupo, en referencia a un libro de RGT.

Artículo de la revista Acontracorriente: La imagen de escritor de rgt de los 60 a los 30. Relaciones entre literatura y política.

Obra
-El violín del diablo (1926).
-Miércoles de ceniza (1928).
-La calle del agujero en la media (1930).
-El otro lado de la estrella (1934).
-Todos bailan, poemas de Juancito Caminador (1934).
-La rosa blindada (1935).
-Ocho documentos de hoy (1936).
-Las puertas del fuego (1938).
-La muerte en Madrid (1939).
-Canciones del tercer frente (1939).
-Nuevos poemas de Juancito Caminador (1941).
-La calle de los sueños perdidos (1941).
-Himno de pólvora (1943).
-Primer canto argentino (1945).
-Dan tres vueltas y luego se van.
-Hay alguien que está esperando (1952).
-Todos los hombres del mundo son hermanos (1954).
-La cueva caliente (1957).
-La Luna con Gatillo (1957), dos tomos, Edit. Cartago.
-A la sombra de los barrios amados (1957).
-Demanda contra el olvido (1963).
-Poemas para el atril de una pianola (1965).
-La literatura resoplandeciente (ensayos, 1967).
-Poemas para el atril de una pianola Crónicas.
-Crónicas del país del nunca jamás (1967).
-La veleta y la antena (1969).
-Selección de Poesía (1926-1948).
-El Rumbo de las islas perdidas (1969).
-Antologia poética, edit. Losada (1970).
-El Caballo Muerto.

El rumbo de las islas perdidas. Editorial Descierto (1969). El recurso más importante que trae el libro es la comparación. Cita a Hölderin: Movimiento romántico alemán. Que tiene escrito algo con islas perdidas. RGT toma recursos románticos.

El recurso del primer poema: es un índice de los poemas del libro, porque cada verso es un título.

Tiene por lo menos, 3 poemas característicos. Personaje poético: Juanito caminador.

Algunos poemas más conocidos:


Eche veinte centavos en la ranura



I



A pesar de la sala sucia y oscura

de gentes y de lámparas luminosa

si quiere ver la vida color de rosa

eche veinte centavos en la ranura.

Y no ponga los ojos en esa hermosa

que frunce de promesas la boca impura.

Eche veinte centavos en la ranura

si quiere ver la vida color de rosa.

El dolor mata, amigo, la vida es dura,

eche veinte centavos en la ranura

si quiere ver la vida color de rosa.



II



Lamparillas de la Kermesse,

títeres y titiriteros,

volver a ser niño otra vez

y andar entre los marineros

de Liverpool o de Suez.



III



Teatrillos de utilería.

Detrás de esos turbios cristales

hay una sala sombría.

Paraísos artificiales.



IV



Cien lucecitas. Maravilla

de reflejos funambulescos.

¡Aquí hay mujer y manzanilla!

Aquí hay olvido, aquí hay refrescos.

Pero sobre todo mujeres

para hombres de los puertos

que prenden como alfileres

sus ojos en los ojos muertos.

No debe tener esqueleto

el enano de Sarrasani,

que bien parece un amuleto

de la joyería Escasany.

Salta la cuerda, sáltala,

ojos de rata, cara de clown

y el trala-trala-trálala

ritma en tu viejo corazón.

Estampas, luces, musiquillas,

misterios de los reservados

donde entrarán a hurtadillas

los marinos alucinados.

Y fiesta, fiesta casi idiota

y tragicómica y grotesca.

Pero otra esperanza remota

De vida miliunanochesca.



V



¡Qué lindo es ir a ver

la mujer

la mujer más gorda del mundo!

Entrar con un miedo profundo

pensando en la giganta de Baudelaire.

Nos engañaremos, no hay duda,

si desnuda nunca muy desnuda,

si barbuda nunca muy barbuda

será la mujer.

Pero ese momento de miedo profundo.

¡Qué lindo es ir a ver

la mujer

la mujer más gorda del mundo!



VI



Y no se inmute, amigo, la vida es dura,

con la filosofía poco se goza.

Eche veinte centavos en la ranura

si quiere ver la vida color de rosa.




(De  El violín del diablo, 1926.)


Escrito en endecasílabos. Rima. Muestra las paradojas de lo urbano. Los freaks. La trastienda. Hay vocativo, invocación a todos nosotros. Se pone en posición de “demostrador” de la realidad. Nos muestra el mundo. Está musicalizado. En el siguiente vínculo se puede escuchar al Tata Cedrón explicar (y cantar) este poema:


La calle del agujero en la media

Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad
y la mujer que amo con una boina azul.
Una calle que nadie conoce ni transita.
Yo conozco la música de un barracón de feria,
barquitos en botella y humo en el horizonte.
Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad.

Ni la noche tumbada sobre el ruido del bar
ni los labios sesgados sobre un viejo cantar
ni el affiche gastado del grotesco armazón
telaraña del mundo para mi corazón.
Ni las luces que siempre se van con otros hombres
de rodillas desnudas y de brazo tendidos.
Tenía unos pocos sueños iguales a los sueños
que acarician de noche a los niños queridos.
Tenía el resplandor de una felicidad
Y veía mi rostro fijado en las vidrieras
Y en un lugar del mundo era un hombre feliz.

¿Conoce usted paisajes pintados en los vidrios
y muñecas de trapo con alegres bonetes
y soldaditos juntos marchando en la mañana
y carros de verdura con colores alegres?
Yo conozco una calle de una ciudad cualquiera
y mi alma tan lejana y tan cerca de mí
y riendo de la muerte y de la suerte y
feliz como una rama de viento de primavera.

El ciego está cantando. Te digo, amo la guerra.
Esto es simple, querida, como el globo de luz
del hotel en que vives. Yo subo la escalera
y la música viene a mi lado, la música.
Los dos somos gitanos de una troupe vagabunda.
Alegres en lo alto de una calle cualquiera,
alegres las campanas con una nueva voz.
Tú crees todavía en la revolución
y por el agujero que coses en la media
sale el sol y se llena todo el cuarto de sol.

Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad,
una calle que nadie conoce ni transita.
Sólo yo voy por ella con mi dolor desnudo,
sólo con el recuerdo de una mujer querida.
Está en un puerto. ¿Un puerto? Yo he conocido un puerto.
Decir: Yo he conocido, es decir: Algo ha muerto.

Pocos recursos líricos. Repetición, pregunta retórica. No tutea (porque no se tuteaba en esa época).

Lluvia

Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa.
Unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios abandonados. Otras veces cae con furia, y uno piensa en los maremotos que se han tragado tantas espléndidas islas de extraños nombres.
De cualquier manera la lluvia es saludable y triste.
De cualquier manera sus tambores acunan nuestras noches y la lectura tranquila corre a su lado por los canales del sueño.
Tú venías hacia mí y los otros seres pasaban:
No habían despertado todavía al amor.
No sabían nada de nosotros.
De nuestro secreto.
Ignoraban la intimidad de nuestros abrazos voluptuosos, la ternura de nuestra fatiga.
Acaso los rostros amigos, las fotografías, los paisajes que hemos visto juntos, tantos gestos que hemos entrevisto o sospechado, los ademanes y las palabras de ellos, todo, todo ha desaparecido y estamos solos bajo la lluvia, solos en nuestro compartido, en nuestro apretado destino, en nuestra posible muerte única, en nuestra posible resurrección.
Te quiero con toda la ternura de la lluvia.
Te quiero con toda la furia de la lluvia.
Te quiero con todos los violines de la lluvia.
Aún tenemos fuerzas para subir la callejuela empinada. Recién estamos descubriendo los puentes y las casas, las ventanas y las luces, los barcos y los horizontes.
Tú estás arriba, suntuosa y bíblica, pero tan humana, increíble, pero, tan real, numerosa, pero tan mía.
Yo te veo hasta en la sombra imprecisa del sueño.
Oh, visitante.
Ya es seguro que ningún desvío nos separará.
Iguales luces señaleras nos atraen hacia la compartida vida, hacia el destino único.
Ambos nos ayudaremos para subir la callejuela empinada.
Ni en nuestra carne ni en nuestro espíritu nunca pasaremos la línea del otoño.
Porque la intensidad de nuestro amor es tan grande, tan poderosa, que no nos daremos cuenta cuando todo haya muerto, cuando tú y yo seamos sombras, y todavía estemos pegados, juntos, subiendo siempre la callejuela sin fin de una pasión irremediable.
Oh, visitante.
Estoy lleno de tu vida y de tu muerte.
Estoy tocado de tu destino.
Al extremo de que nada te pertenece sino yo.
Al extremo de que nada me pertenece sino tú.
Sin embargo yo quería hablar de la lluvia, igual, pero distinta, ya al caer sobre los jardines, ya al deslizarse por los muros, ya al reflejar sobre el asfalto las súbitas, las fugitivas luces rojas de los automóviles, ya al inundar los barrios de nuestra solidaridad y de nuestra esperanza, los humildes barrios de los trabajadores.
La lluvia es bella y triste y acaso nuestro amor sea bello y triste y acaso esa tristeza sea una manera sutil de la alegría. Oh, íntima, recóndita alegría.
Estoy tocado de tu destino.
Oh, lluvia. Oh, generosa.


La juventud que huye como ciervo herido

Escapa hacia el recodo final de la aventura
y cruza el puente que une la saudade con el presentimiento.

El tiempo-cazador la ha herido en el costado
y el otoño es violento, dura la luna y la rosa fría.

Pero atrás queda la íntima ventana que mira al mar,
la calle, la plazoleta, el cálido rumor que dejó el circo
y oye pasar al viento que aman las veletas.
La ventana que es parte del horizonte, honda,
plena y alegre porque ve el camino -este linyera eterno-
y el puerto, ese poema colgado en la pared de la tarde abolida
por el candor salvaje de los niños
ignorantes del tiempo-cazador, y lo que afea al mundo
que ellos aman, y ya por eso quieren destruir.

Uno de los recursos: Animización, objetos que tiene vida. La ventana ve el camino.
Prosopopeyas. Premonitorio.

La botella arrojada al mar con un mensaje

¿Dónde habrán ido, insólitos, a parar los mensajes
victoriosos o atroces que temblorosas manos
de mujeres perdidas o extraños pasajeros,
capitanes sin brújula y poetas malditos
lanzaron al azar de las ondas fugaces
desde islas sin nombre o viejos trasatlánticos?
¿Cuál de ellos llegó a destino, y en qué forma
cambió una vida, un mito, un país, el futuro?
¿Qué cifra misteriosa jamás fue comprendida?

¡Saluden! quienes vean pasar una botella
sobre olas que agitan de pronto los delfines
desde el barco o la costa, y no pueden asirla,
como si fuera esa flor del hielo
y el gran silencio blanco, la novia de los icebergs,
la empecinada edelweiss.

Así es de fascinante ver que se nos va un sueño
en busca de quién sabe qué puerto, qué ventana
de qué otra memoria oscura o deslumbrante,
de alguien que está esperando cuando el día se muere.
El violín del diablo. Uno de sus primeros libros



Recurso: Símil

Se comparan dos cosas que pueden ser iguales o diferentes.
Establece una relación entre cosas o personas sin establecer una relación como en la metáfora
  • Como
  • Semejante a
  • Igual que
  • Parecer
  • Semejar

José Hernández (Martín Fierro):
Como el ave solitaria, con el cantar se consuela

Macedonio Fernández:
“Bella como el acertar con un asiento lleno de uno mismo en un tranvía lleno de otros: “Ojos negros como la pena del que no los ha visto… ”



3 comentarios:

  1. Ejercicio

    La recurrente eternidad

    Una playa infinita de gris
    Nubes negras como pensamientos
    desandan ese camino invisible.
    La arena me muerde y escarba
    como esas voces internas
    que nunca se detienen
    y que siempre dañan.

    Una ciudad se abre paso por mis ojos.
    Músicas tenues y pensativas
    horadan la piedra y el hierro
    Calles inciertas suspiran furtivas
    como añorando un beso. O una lágrima.
    Las imágenes se encuentran.
    Y los paisajes se funden
    Y me dejan solo, sin saber
    si sueño o soy soñado.

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  2. el tiempo
    pluma irreverente
    último acto de imprudencia
    alquimista desconcertado
    sólo este momento existe
    tregua desvelada
    grito en el viento
    de relojes infieles
    y horario perpetuo

    el tiempo
    alba estrella gutiérrez

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