TODO ES ADREDE
EN MARIO BENEDETTI
La
palabra adrede es quizá la más directa y específica definición de la
obra benedetiana. Y justamente es la que utiliza en el título de su último
libro.
Adrede tiene su
origen etimológico del latín ad directum,
es decir, en forma intencional, sin tapujos, sin recato. Para llegar a su
acepción actual, parece ser que esta palabra provino del término catalán del siglo XII adret, que refiere a
premeditación, alevosía, ventaja.
Son
sencillas reflexiones acerca de la vida. A la manera de las greguerías
gomezsernianas y como una nueva mueca más ante las seriedad de lo inexorable de
la muerte, el poeta y escritor uruguayo Mario
Benedetti publicó a fines de 2007 su última obra, titulada Vivir adrede. Su manifiesto poético-político-vital.
Escrita
en prosa poética, realiza adrede un desenfadado
testamento literario en el que reflexiona sobre todo aquello que forma parte de
nuestra experiencia vital.
Casi
un desconocido Benedetti o quizá sea finalmente el más esencial Benedetti, tanto que
sorprende gratísimamente. Vivir adrede
está divida en tres partes bien diferenciadas.
La primera se titula Vivir y allí abundan las referencias explícitas ante la vida, ante los sentimientos más íntimos, ante el miedo, el dolor de las ausencias, la melancolía, pero claro, el poeta se siente cerca del final de su vida y entonces narra ya por y con el divertimento de narrar, sin desilusión ni desasosiego. Habla asimismo de los paisajes cotidianos y sobre todo de sus temas permanentes: el paso del tiempo, el silencio y la soledad.
La primera se titula Vivir y allí abundan las referencias explícitas ante la vida, ante los sentimientos más íntimos, ante el miedo, el dolor de las ausencias, la melancolía, pero claro, el poeta se siente cerca del final de su vida y entonces narra ya por y con el divertimento de narrar, sin desilusión ni desasosiego. Habla asimismo de los paisajes cotidianos y sobre todo de sus temas permanentes: el paso del tiempo, el silencio y la soledad.
La
segunda parte lleva el título de adrede,
es decir, con intención expresa, con conocimiento de causa, premeditada e
intencionalmente. De esta forman parte pequeños relatos más optimistas, plenos
de frescura y brío más la crítica política al sistema capitalista, al
imperialismo y a los abusos de poder haciendo claras referencias a las
dictaduras que hubo en toda Latinoamérica durante el siglo XX.
La
tercera y última parte la titula Cachivaches: una serie de sencillas,
espontáneas, campechanas, divertidas paradojas más juegos de palabras y
reflexiones.
Pero
retomemos el concepto de Gómez de la Serna. Las greguerías –género
creado por el escritor español Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) – son
textos breves semejantes a aforismos, que generalmente constan de una sola
frase expresada en una sola línea, y que expresan de forma aguda y original
pensamientos filosóficos, humorísticos, pragmáticos, líricos, o de cualquier
otra índole.
Mario
Benedetti se llamaba totalmente así: Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia,
había nacido en la pequeña ciudad uruguaya de Paso de los Toros el 14 de septiembre de
1920 y murió en Montevideo el 17 de mayo de 2009. Integrante de la Generación
del ´45 de su país, a la que pertenecieron también Idea Vilariño y Juan Carlos
Onetti, entre otros. Su prolífica producción literaria incluyó más de 80
libros, algunos de los cuales fueron traducidos a más de 20 idiomas.
A
continuación leeremos algunos textos elegidos de esta obra. Pueden ver en ellos
el relieve poético de su prosa, la delicada ironía, la aliteración porque sí, divertida. Es un ensayo acerca de la
palabra donde nada tiene un género definido. Se trata de un escritor
consagrado que pudo darse el lujo de escribir un libro que, dado su fresco
desparpajo, no se puede –ni se debe– encasillar.
Escrito sin duda sobre un corpus de palabras elegidas y
preferidas. Los números son los que aparecen en el orden de la obra.
De
Vivir
73. Arte poética
Cada
poeta va creando su arte poética, que en el fondo es la regla de no tener
reglas. A veces es un pedacito de realidad, que llega con el color que ha podido
rescatar de la calle, de la montaña o del río.
Otras
veces es un archivo del pasado, que trae reminiscencias superadas pero no
borradas definitivamente. Un arte poética es la vía crucis de las palabras y
quizá por eso es dignificada por los sentimientos y los pájaros, y también por
alguna de esas primorosas mujeres que vuelan en el sueño.
Cada
vate lleva su arte poética en algún bolsillo de su penuria o de su gloria.
Nadie piense que se trata de un padrón ambulante, pero sí que por ese espacio
desfilan las envidias ajenas y las esperanzas propias.
El
arte poética no es arte ni es poesía. Es simplemente una cadena de nociones, un
rostro propio a descubrir y, en el mejor de los casos, a conquistar sin
engañamos.
72. No voy a
irme
No
voy a irme así nomás. Tendrán que echarme sin motivo. Yo y mis talones en la
tierra decimos no, que aguantaremos.
Pueden
mandarme vendavales o filatelias del agravio: la colección de mis descuidos, de
mis erratas, de mis queridos disparates, de mis tropiezos evitables, de mis
inútiles extravagancias, de mis escándalos de ateo. No voy a irme así nomás,
por algo aquí me concibieron y fui nacido y caminé descalzo sin herirme,
dialogando con el silencio y con el mar y con las nubes, con lluvia y sol tan
incesantes y siempre con algún secreto, minúsculo o tremendo pero mío, como una
forma de eludir cierta carcoma inevitable.
No
voy a irme así nomás. Si soy superfluo o desolado, la trayectoria de mis culpas
se va y regresa con lo aprendido, y yo la espero aquí en mi noche.
No
voy a irme y si me voy, será para estudiar la nada.
42. Aplausos
El
aplauso es por lo general una recompensa de lo ignoto. Puede sonar aislado o
como un coro imponente de palmas. Sobreviene como el ámbar y a veces tiene
color de profecía. Puede ser una peligrosa tentación o también un azoro de la
humildad.
Cuando
provoca jaqueca o dolor de garganta, es porque no estamos preparados para el
rito.
Si
el aplauso es un alrededor, vale la pena alzar el vuelo. No para siempre, por
un rato, medir de lejos la eclosión, sin repentina vanidad y sin falsa modestia.
Como
el aplauso viene de las sombras hay que pensar por qué.. De todos modos uno los
colecciona: cuelga algunos en el corazón y otros en el perchero.
El
aplauso puede ser un mensaje, un empeño, un galardón, pero también una lástima,
un golpe de ironía. Puede venir de tres amigos generosos o de un estadio
repleto.
De
todos modos, hay que aprender a vivir sin aplausos, o sólo con el aplauso de la
conciencia espontánea y veraz.
25. De palabra
en palabra
Uno
de los trayectos más estimulantes de esta vida es el tránsito por el idioma. El
pensamiento avanza de palabra en palabra. Es una senda llena de sorpresas y
algunas veces totalmente inédita. Y cuando pasa a ser sonido, cuando cada
vocablo por fin coincide con la voz que lo espera, entonces lo normal se convierte
en milagro. Paso a paso, sílaba a sílaba, el idioma pasa a ser una revelación.
Y qué placer cuando un prójimo cualquiera sale a nuestro encuentro, paso a paso
también, sílaba a sílaba, y su palabra se abraza con la nuestra.
Las
maravillas y las impurezas emergen repentinamente del olvido y se introducen
sin permiso en nuestro asombro. Gracias al idioma, sobrevivimos. Porque somos
palabra, quién lo duda. El lenguaje es una bolsa de ideas, una metafísica que
no tiene reglas, una propuesta que cada día es distinta.
Al
flanco de los cedros y los pinos crecen los nombres y las flores, porque el
lenguaje es también un jardín.
De
Adrede
1 Todo es adrede
De
todos los tiempos, los viejos y los nuevos, quedan las virutas de la vida. A
pesar de las tropas invasoras, de las religiones que bendicen las guerras, de
los profesionales de la tortura, de los imperios del asco, de los amos del
petróleo, del fanatismo con los misiles.
A
pesar de todo, van quedando las virutas de la vida. A ellas nos abrazamos y
encomendamos, con ellas nutrimos nuestra endeble conciencia y alimentamos
sueños y ensoñaciones.
Todo
es adrede, bien lo sabemos.
Desde
el maleficio de las drogas hasta el desmantelamiento de la juventud.
Todo
está destinado a que no creamos en nosotros mismos y menos aún en el prójimo
indefenso.
Nos
obligan a vender por peniques el patrimonio virgen, y en el mercado de cambio
compran sentimientos con promesas. Todo es adrede: los celos y el recelo,
sospechas y codicias, odios en desmesura, el rencor y la pugna. La consigna es
someternos, mentirnos el futuro, reconocernos nada.
Todo
es adrede y por eso construyen ideologías/ basura donde intentan moler las
virutas de vida. De la vida. La nuestra. Ah, pero no podrán. También nosotros
creamos nuestro adrede.
Aposta
lo gastamos. Y adrede ya sabemos cómo sobrevivir.
3. Candor
A
sus ocho años, Gabrielito, tenía a veces arranques sorpresivos. Era muy
despierto, quizá demasiado.
Con
el abuelo se llevaba bien, pero en una ocasión le preguntó:
—Abuelo,
¿vos siempre fuiste viejo?—
No,
Gabriel. Yo hace mucho fui niño, como vos ahora.
—O
sea que yo también seré viejo.
—Ojalá
llegues a los 85 años, como yo.
—¿Y
no puedo seguir siendo niño a edad tan avanzada? —No, Gabriel. La infancia dura
poco.
Dentro de unos años ya te saldrá bigote.
—No
quiero bigote.
—¿Por
qué?
—Porque
el bigote lastima a las muchachas cuando uno las besa.
—¿Y
vos besás a tus compañeras en el colé?
—No,
son demasiado inocentes.
Prefiero
besar a mis primas. Son tan picaras que hasta me besan en la boca. Y me gusta.
—Ves
mucha tele, ¿verdad?
—Sólo
las películas prohibidas para niños. Las moralinas de adultos son insoportables.
—Ayer
vino tu tío con Teresa, su nueva esposa. ¿Qué te pareció?
—Me
gustó. Tenía las manos calentitas y me habló con palabras difíciles, como
epílogo, destreza, fisgoneo. Cuando salieron, me fui derecho al diccionario.
—¿Sabías
que ella es su tercera esposa?
—¿Ah
sí? Y con las otras dos ¿qué hizo?, ¿las mató?
Esto
es un cuento, y parece de realismo mágico. Un niño de 8 años, que contesta como
adulto. Al principio lo trata de niño (Gabrielito) pero luego se convierte en
un diálogo de adultos.
De
Cachivache
He aquí a la manera de las greguerías.
1
La
más notoria virtud de la poesía es que no es prosa.
2
Cuando
uno se lava la cabeza los pensamientos se purifican.
3
Si
rememoro que cuando niño viajé en el último tranvía con trole, me siento casi
centenario.
4
Hay
papeles en blanco que se enamoran de una lapicera.
5
Para
sacar provecho de la ruleta, hay que concurrir al casino con muy poca
plata
y salir corriendo cuando se gana.
6
El
semáforo rojo es formidable, porque allí se frena el que me persigue.
7
«Salud
y libertad» fue la contraseña de nuestro Artigas. En ciertos brindis de
Hamburgo y de Bremen, yo la usé a veces en alemán («Gesundheit und Freiheit») y
sonaba bien.
10
Los
dolores de barriga son formas del desaliento.
14
Cuando
tenemos sueño, los bostezos salen a pedir de boca.
16
Lo
consuetudinario es la forma más larga de la costumbre,
17
En
el silencio caben todos los ruidos.
18
Los
presos saben de memoria las arruguitas de la pared.
19
Las
ventanas son los ojos del mundo y las cortinas son sus párpados.
20
Cuando
un soneto se queja es porque le falla la rima de un cuarteto.
21
Los
pordioseros piden por Dios y por Eros.
22
Desgraciadamente,
la usura, al igual que las viejas iglesias, no tiene cura.
25
Si
uno se mira en el río, ya no se encuentra en el lloro.
26
Lo
contrario del aire es el desaire.
27
Cuando
las elecciones políticas dan resultados muy parejos, deberían definirse por
penales.
29
Hay
cuerdas vocales, pero no hay cuerdas consonantes.
34
Las
estrellas errantes no tienen brújula.
35
Mi
economía es lo contrario de la econotuya.
37
El
calvario es el, destino de los calvos.
39
A
los antropófagos no siempre les cae bien la comida.
50
Es
sabido que muchos gallegos, para escapar de. la guerra civil, huyeron a países
de América Latina, entre otros a Uruguay, donde fueron bien recibidos y
formaron familia. Luego la situación se invirtió. En nuestro país hubo
dictadura y en España volvió la paz. Tengo un recuerdo muy particular de La
Coruña.
Una
tarde entré en una cafetería, por supuesto de gallegos, y para mi sorpresa vi
que allí estaban colgadas banderas de Nacional y Peñarol y además tenían un
buen aparato de radio para escuchar noticias de nuestro país. Evidentemente, se
habían llevado a su Galicia un buen trozo de nuestro Uruguay. Lindo puente
sobre el Atlántico, ¿no?
56
El
signo ortográfico de la corrupción es el punto y coima.
58
Al
cachalote le gusta el chocolate.
El
ejercicio que intentaremos hacer es un texto sintético en contenido semántico y
mordaz, a la manera de Benedetti.
¡Buena
semana poética!!
Ejercicio
ResponderBorrarSobre Mario Benedetti
Estaño
Transido de años de vasos apurados, tenedores danzando nerviosos pax de deux con esquivos cuchillos, libros ojerosos, maculados de tuco y cerveza, de calladas confesiones culposas, descansa ese prosaico rectángulo de metal refulgente. El estaño mira, paciente, esperando el último trapo de la noche.
Muy bueno, Gabriel, pero es un pas de deux.
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